domingo, 29 de enero de 2023

TODAS LAS GENERACIONES HABÍAN CLAMADO: ¡SÁLVANOS, SEÑOR. QUE PERECEMOS! Dom Gueranguer

 


IV DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA

Dom Gueranguer

Adoremos el poder del Emmanuel que ha venido a calmar la tempestad en la que iba a perecer el género humano. Todas las generaciones habían clamado a él en su angustia, gritando: ¡Sálvanos, Señor; que perecemos! Cuando llegó la plenitud de los tiempos, salió El de su quietud, y no tuvo más que mandar, para aniquilar la fuerza de nuestros enemigos. La malicia de los demonios, las tinieblas de la idolatría, la corrupción pagana, todo cedió ante su presencia. Unos tras otros se fueron convirtiendo a El todos los pueblos: desde el fondo de su ceguera y de sus miserias, dijeron: ¿Quién es ese ante quien ninguna fuerza resiste? Y abrazaron su ley. Con frecuencia aparece en los Anales de la Iglesia, esa fortaleza del Emmanuel que hace desaparecer los obstáculos, aun en momentos en que los hombres se alarman por su aparente tranquilidad.

¡Cuántas voces escogió, para salvarlo todo, el momento en que los hombres lo creían todo perdido! Lo mismo ocurre en la vida del cristiano.

A veces no perturban las tentaciones, se diría que quieren anegarnos las olas y a pesar de todo, nuestra voluntad permanece unida fuertemente a Dios. Es que Jesús duerme en el fondo de nuestra barquilla, y nos protege con su sueño. Cuando le despiertan nuestras súplicas, es ya para proclamar su triunfo y el nuestro, porque para entonces ha vencido y nosotros con El.