jueves, 20 de junio de 2019

JESUCRISTO DESCUBRE SU AMOR. San Juan Bautista de la Salle



MEDITACIÓN PARA LA FIESTA DEL SANTÍSlMO SACRAMENTO
San Juan Bautista de la Salle  
Es sin duda, honor grande para los hombres que se digne morar Dios siempre con ellos, y hacérseles de algún modo sensible en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, con el fin de concederles gracias abundantes, tanto interiores como exteriores. Los ángeles se contentan con adorarle en el y permanecer anonadados ante la presencia de este sagrado depósito, que constituye en la tierra el consuelo de los hombres.
Hoy es el día en que toda la Iglesia se afana - y todos los fieles se le unen de corazón y de espíritu - para agradecer tan singular favor. Tomad parte vosotros en tales propósitos y tributad a Jesucristo en este misterio vuestras humildísimas acciones de gracias por la bondad con que se os comunica en el Sacramento, y por estar siempre deseoso de prodigaros en el sus gracias con profusión.
El amor que Jesucristo os descubre en este augusto Sacramento, bien merece que, en justa correspondencia, le atestigüéis en el día de hoy amor singularísimo, mostrándole profundísimo respeto interior y exterior en tan adorable misterio.
Éste es el día en que la Iglesia se esmera por tributar al " Dios escondido " (1) la mas profunda reverencia exterior que le es posible. Con tal fin se expone el Santísimo Sacramento en nuestros altares durante toda la octava, y se le lleva hoy solemnemente en procesión, a fin de que todos los cristianos unos a otros se estimulen a honrarle durante este santo tiempo y a frecuentar las iglesias.
Mostrad especialísima veneración a tan sagrado misterio; procurad que le honren vuestros discípulos y poned empeño en que visiten al Santísimo Sacramento del Altar durante estos sagrados días, con piedad que salga de lo corriente.
Mas la veneración externa seria poco estima da por Dios e igualmente por Jesucristo, si no le acompañase profundo anonadamiento interior, único capaz de hacer digna de Dios la reverencia externa, por extraordinaria que pueda ser.
Los hombres se dan por satisfechos con el honor externo que se les dispensa, sin preocuparse de si el corazón esta en consonancia con él. Pero Dios exige que la honra que se le rinde y el respeto que se le tributa radiquen mucho mas en lo interior que por de fuera.
Esto aguarda de vosotros Jesucristo en la Eucaristía: quiere que vuestra alma se derrita por decirlo así, en su presencia y ante el acatamiento del Dios de amor; y que le manifestéis, por la continua atención que pongáis a las bondades que os prodiga dándoseos sin reserva en este augusto Sacramento, que le honráis interiormente, como El lo exige de vosotros. Sed fieles a ello.