Santo Rosario.
Por la señal...
Monición inicial: Se
hace hoy memoria de santa María Faustina Kowalska, religiosa de las Hermanas de
la Bienaventurada Virgen María de la Misericordia, que por elección de Jesús se
convirtió en apóstol de la Divina Misericordia. Murió en el año 1938.
Su
“Diario” nos da testimonio de las inmensas gracias y dones celestiales que
recibió durante su vida. Con algunos extractos meditamos los misterios
gloriosos del Rosario, imitando la fe de santa Faustina que decía: “Ella está
siempre conmigo. Ella, como una buena
Madre, mira todas mis vivencias y mis esfuerzos.”
Señor
mío Jesucristo…
MISTERIOS LUMINOSOS
1.-El Bautismo del Señor en el Jordán
“El verdadero
amor a Dios consiste en cumplir la voluntad de Dios. Para demostrar a Dios el
amor en la práctica, es necesario que todas nuestras acciones, aún las más
pequeñas, deriven del amor hacia Dios.”
2.-El Milagro de las Bodas de Cana
“Cuanto
más imito a la Santísima Virgen, tanto más profundamente conozco a Dios.”
3.- El anuncio del Reino invitando a la conversión.
“Ahora
comprendo bien que lo que une más estrechamente el alma a Dios es negarse a sí
mismo, es decir, unir su voluntad a la voluntad de Dios. Esto hace
verdaderamente libre al alma y ayuda al profundo recogimiento del espíritu,
hace livianas todas las penas de la vida y dulce la muerte.”
4.-La Transfiguración del Señor
“Cuando
sufrimos mucho, tenemos unas gran oportunidad de demostrarle a Dios que lo
amamos, mientras cuando sufrimos poco, tenemos poca posibilidad de demostrar a
Dios nuestro amor y cuando no sufrimos nada, entonces nuestro amor no es grande
ni puro. Con la gracia de Dios podemos llegar [al punto] en que el sufrimiento
se transformará para nosotros en gozo, puesto que el amor sabe hacer tales
cosas en las almas puras.”
5.- La institución de la Eucaristía
“.Oh
Jesús Hostia que en este momento he recibido en mi corazón y en esta unión
contigo me ofrezco al Padre celestial como hostia expiatoria, abandonándome
plena y absolutamente a la misericordiosísima Santa Voluntad de mi Dios. Desde
hoy, Tu voluntad, Señor, es mi alimento. Tienes todo mi ser, dispón de él según
Tu divina complacencia… Ya ahora no temo ninguna de Tus inspiraciones ni
analizo con preocupación a dónde me llevaran… tengo confianza absoluta en Tu
voluntad que es para mí el amor y la misericordia mismos.”