HUMILDAD;
QUE VENDRÁ DIOS A SANARNOS
“Creedme
que no está el negocio en tener hábito de religión o no, sino en procurar
ejercitar las virtudes y rendir nuestra voluntad a la de Dios en todo, y que el
concierto de nuestra vida sea lo que Su Majestad ordenare de ella, y no
queramos nosotras que se haga nuestra voluntad, sino la suya.
Ya que no
hayamos llegado aquí como he dicho humildad, que es el ungüento de nuestras
heridas; porque, si la hay de veras, aunque tarde algún tiempo, vendrá el
cirujano, que es Dios, a sanarnos.” (III M 1, 5)