viernes, 5 de diciembre de 2014

NOVENA A LA INMACULADA -DÍA SEXTO-


ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS
Virgen María, te saludamos y acudimos a ti
que permaneciste siempre Virgen siendo la Madre del Verbo encarnado,
Dios y Salvador nuestro, Jesucristo
y que, por su singular elección,  en atención a los méritos de tu Hijo
fuiste redimida de modo más sublime, 
preservada inmune de toda mancha de culpa original
y que superas ampliamente en don de gracia eximia a todas las demás criaturas.
V/. Oh María, sin pecado concebida
R/. Rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
Unidos a ti y proclamando las maravillas que Dios obró en su humilde esclava; decimos:
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

DÍA6º MARÍA, LA MUJER AMADA DE DIOS

MEDITACIÓN.S. S. Juan Pablo II sobre la Inmaculada Concepción en la visión espiritual del P. Kolbe
Amando a María honramos a Dios que la ha elevado a la dignidad de Madre del propio Hijo, hecho Hombre, y nos unimos a Jesucristo que la amó como a Madre; nunca la amaremos como Él la amó: «Jesucristo fue el primero en honrarla como a su Madre y nosotros debemos imitarle también en esto. Jamás lograremos igualar el amor con que Jesús la amó». El amor a María, es el camino más sencillo y más fácil para santificarnos, realizando nuestra vocación cristiana. El amor de que nos habla San Maximiliano no es ciertamente sentimentalismo superficial, sino compromiso generoso, es donación de toda la persona, como él mismo nos ha demostrado con su vida de fidelidad evangélica hasta su muerte heroica.

ORACIÓN CONCLUSIVA  (Juan Pablo II, 1991)
¡Oh María Inmaculada,
a ti acudimos con afecto filial:
ilumina, guía, salva
a la humanidad redimida por Cristo,
tu Hijo, nuestro hermano!
¡Atrae a los que están lejos,
convierte a los pecadores,
consuela a los que sufren,
ayuda y fortalece
a quienes ya te conocen y te aman!
"Maravillas se dicen de ti, oh María,
porque de ti ha nacido el Sol de justicia,
Cristo, nuestro Dios".
(pida cada uno la gracia que desea alcanzar en esta novena)

Tras un breve silencio, se puede concluir con el rezo de tres avemarías, con alguna oración popular a la Inmaculada como Bendita sea tu pureza o el canto de la Salve.