Continuación
del Santo Evangelio según San Mateo 11, 2-10
En
aquel tiempo: Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus
discípulos a preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».
Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos
ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos
resucitan y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice
de mí!». Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis
a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a
ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios.
Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.
Este es de quien está escrito: “Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará
tu camino ante ti”.
Cómo San Juan Bautista, estando en cadenas, envió sus
discípulos a Cristo. (Mt. 11.)
MEDITACIONES DIARIAS
DE LOS MISTERIOS
DE NUESTRA SANTA FE,
por el P. Alonso de Andrade,
DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.
ORACIÓN
PARA COMENZAR
Por
la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Señor
mío y Dios mío: creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te
adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para
hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre
y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.
MEDITACIÓN
II domingo de
Adviento.
Cómo San Juan Bautista, estando en cadenas, envió sus
discípulos a Cristo. (Mt. 11.)
PUNTO
PRIMERO.
Considera cómo San Juan, siendo tan amado de Dios por la grandeza de sus virtudes,
estaba en cadenas preso y aherrojado, y desamparado del mundo, porque es condición
de Dios partir su Cruz con sus escogidos, y darles trabajos en esta vida para
aumento de su corona en la otra. Contempla la paciencia que tiene San Juan en
sus cadenas, y cómo no descuida de sus obligaciones, antes descuidando de sí,
pone todo su cuidado en el bien de sus hijos y en el mayor servicio de Dios.
Aprende a no desmayar en los trabajos, sino tenerlos por grandes consolaciones
y mercedes de Dios, y a valerte de ellos para avivar en su servicio y en el
cumplimiento de sus obligaciones.
PUNTO
II.
Considera cómo San Juan desde la cárcel envió sus discípulos a Cristo a
preguntarle si era el Mesías que esperaban, no porque lo ignorase, pues le había
confesado públicamente por el Cordero Inmaculado de Dios que quita los pecados
del mundo, sino para certificarlos a ellos y a todo el pueblo, que lo había de oír
con esta ocasión, de que era el verdadero Mesías, y para darles buen Padre y
buen Maestro, hallándose ya cercano a la salida de este mundo. Saca de aquí
afectos y deseos de dar a conocer al mundo la dignidad y santidad de Cristo, y
de traer a todos los hombres a su santo servicio y en especial a aquellos que
están más a tu cargo, dejando las emulaciones que suele haber entre los
maestros y discípulos, procurando siempre la honra de los otros, como procuró San
Juan Bautista la de Cristo.
PUNTO
III.
Considera la respuesta que les dio el Salvador, mas con obras que palabras,
sanando en su presencia a muchos enfermos, sordos, cojos, ciegos y leprosos, y
diciéndoles que dijesen a San Juan lo que habían visto y oído: de que has de sacar
el modo cómo has de volver por la verdad y por ti mismo, cuando hubiere varias
opiniones de tu vida más con obras que palabras, que las obras dan mayor voz y son
mas abonados testigos : mete la mano en tu pecho, y considera cuáles son tus
obras, y qué testimonio dan de ti, y pídele gracia al Señor para enmendar tu
vida, y vivir de manera que merezcas ser tenido por discípulo suyo.
PUNTO
IV.
Considera lo que dice el evangelista San Mateo, que en volviendo los discípulos
de San Juan las espaldas para llevar la respuesta a su Maestro, empezó Cristo a
decir muchas alabanzas de San Juan como otros suelen emplearse en murmurar de
los que vuelven las espaldas; y Cristo dijo de él, que era ángel y profeta, y más
que profeta, por las virtudes angélicas que adornaban su alma. Aprende de aquí
lo primero a decir bien de tus prójimos en presencia y ausencia, y pídele a
Dios gracia para no decir mal de nadie; y lo segundo, saca grande estimación de
San Juan, viendo la que tuvo de él Cristo, predicando al pueblo su santidad:
mira cómo paga Cristo los servicios que le hacen, pues por el que San Juan le
hizo enviándole sus discípulos, le retornó en esta vida tales loores y
alabanzas y con ellas tal honra, cual ninguno la alcanzó jamás, y después
colmadísimos premios en la vida eterna.
ORACIÓN
PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS
Te
doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e inspiraciones
que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra.
Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda:
interceded por mí.
De los motivos de aliento y firme esperanza con que
nos sostiene la devoción a este soberano misterio
NOVENA
A LA INMACULADA VIRGEN
MARÍA,
PATRONA DE ESPAÑA
Rdo. Dr. D. Félix Sardá y Salvany,
Pbro
Por la señal de la santa cruz…
ORACIÓN PREPARATORIA PARA CADA DÍA
A vuestros pies acudo
y a la sombra bendita de vuestro altar, soberana Reina de los cielos y Madre
mía Inmaculada, para considerar vuestras grandezas y contemplar a par de ellas
mi propia miseria y pequeñez. Hijo soy, que no desea para formar su corazón,
más que mirarse en tal Madre; discípulo soy, que no necesita para salir
aprovechado, más que prestar atento oído a tal Maestra. Por ambos conceptos
vengo a Vos y a Vos llamo, y en Vos confío.
Doliéndome ante
todo de mis culpas, y pidiendo perdón de ellas a la divina Bondad por mí tantas
veces ofendida, siéntome ya menos indigno de parecer ante vuestra presencia, y
más alentado para que bondadosa me recibáis.
Sea por los
méritos y gracia del Corazón amorosísimo de Jesús, y por la intercesión y
valimiento de vuestro virginal Esposo y Protector mío San José. Así sea.
Se
lee y medita lo dispuesto para cada día.
DIA NOVENO
De los motivos de aliento y firme esperanza con que
nos sostiene la devoción a este soberano misterio
María vencedora,
con la sonrisa y serenidad del triunfo en su agraciado semblante, es el símbolo
de la seguridad con que debe mirar el alma cristiana el éxito decisivo de sus
combates, siempre que con el auxilio de la divina gracia se resuelva a sostenerlos
varonilmente. Gran cosa es pelear en una guerra donde, sean cuales fueren los
accidentes prósperos o adversos de ella, es seguro el éxito definitivo. Gran
cosa es una lucha en la cual para salir victorioso basta quererlo de veras, y
no separarse un ápice de las reglas tácticas trazadas a los suyos por el
experto Capitán. No han tenido este privilegio los más valerosos caudillos que
enaltece la historia. En todos se debió gran parte de sus hazañas, tanto quizá
como al talento y al valor, a la ciega y veleidosa fortuna. El soldado
cristiano tiene en eso una ventaja que le coloca muy por encima de los Césares
y Alejandros. Vencerá con sólo que se resuelva a luchar y cuanto menos cuente
consigo mismo para esta lucha, haciendo, sin embargo, como si de él solo esta
lucha dependiese. No es contradicción, sino misterio lo que tales palabras significan,
y más misterio que no se comprenda perfectamente, dada nuestra ingénita
debilidad y lo que necesitamos del esfuerzo superior de la gracia divina. Con
ella somos fuertes, precisamente por ser débiles; tenemos seguro el resultado,
precisamente porque todo lo nuestro nos induce a desconfiar de él. Nunca debe,
empero, esta persuasión de nuestra nada, traducirse en desmayo, y mucho menos
en flojedad y pereza. Se nos manda trabajar como si solos trabajásemos, y
esperar, en cambio, como si sólo de Dios esperásemos el éxito de nuestros
trabajos. En esta humilde y desconfiada actividad por un lado, en esta
solidísima y asegurada esperanza por otro, está todo el secreto de nuestra
fuerza, que no es sino la fuerza de Dios al servicio de nuestra miseria,
expresado todo en aquella sentencia, al parecer antitética, de San Pablo:
«Cuanto más débil soy, tanto me siento más fuerte».
Medítese unos minutos lo anterior, y récese luego tres Avemarías
a la Virgen Inmaculada, pidiéndole la gracia especial que se desea alcanzar por
su valimiento.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Breves han sido,
Madre mía, los instantes que a vuestros pies me ha permitido en grata visita y
conversación la Bondad divina. Sean, Señora, para mi bien, mejoramiento de mi
vida, nuevo ardor en vuestro servicio, mayor fidelidad a las santas
inspiraciones, más firmeza en perseverar, mayores consuelos en mi última hora.
Ruégoos, Madre
mía, pues lo sois de mi Hermano mayor y primogénito Cristo Jesús, hagáis con
vuestro patrocinio duraderos en mí estos afectos de devoción, eficaces mis
resoluciones, entera mi voluntad, prácticos mis deseos.
Así lo espero por
los méritos infinitos del Divino Corazón y por las súplicas de vuestro
castísimo Esposo San José. Así sea.
SÚPLICAS A MARÍA
INMACULADA
POR LAS
NECESIDADES DE ESPAÑA
Y DEL MUNDO ENTERO
Reina
concebida sin pecado original, rogad a
Dios (*)
Virgen,
Patrona del Papa, (*)
Virgen,
Patrona de las Españas,
Por
el triunfo de la Iglesia y conversión de sus enemigos,
Por
la vida, bienestar y libertad de nuestro amadísimo Pontífice,
Por
la felicidad y libertad de la Iglesia en nuestra Patria,
Por
la santificación y trabajos apostólicos de su clero,
Por
el desarrollo y espíritu de tranquilidad y perfección de las Órdenes
religiosas,
Por
el aumento de la propaganda de los impresos católicos,
Por
el aumento y frutos de las Asociaciones católicas de apostolado seglar y
piadosas,
Por
la santidad del matrimonio y de la familia cristiana,
Por
la pureza católica de nuestra enseñanza pública,
Por
el esplendor de nuestro culto y sostén de sus ministros,
Por
la destrucción de las Sociedades enemigas de Jesucristo,
Por
el cristiano acierto de los gobernantes,
Por
las infelices víctimas de las sectas, enemigas de Dios y de la Iglesia,
Por
las clases trabajadoras expuestas a las seducciones de la impiedad,
Por
los niños cristianos, esperanza del porvenir de nuestra patria,
Por
los Centros catequéticos,
Por
las instituciones de beneficencia según la ley de Dios,
Por
la unión de todos los corazones en el Sagrado Corazón,
Por
el aumento del culto del Sagrado Corazón de Jesús,
Para
que siga siendo perpetuamente nuestra España la nación más devota de María y la
más adicta al Pontificado,
Por
todos los que oran, sufren y trabajan por nuestra santa fe,
María,
concebida sin pecado original, rogad a Dios que nos libre de todo mal.
María,
concebida sin pecado original, rogad a Dios que nos libre de todo mal.
María,
concebida sin pecado original, rogad a Dios que nos libre de todo mal.
ORACIÓN
¡Oh Dios poderoso, que nos habéis dado por
Madre nuestra a vuestra dulcísima Madre, y que muy en particular la habéis
hecho Patrona de España en el misterio de su Inmaculada Concepción! Con el más
profundo gemido de nuestro corazón os suplicamos miréis bondadosamente, por sus
méritos, a nuestra patria, conservando perpetuamente en ella el tesoro de la fe
y de la moral de Jesucristo, y la adhesión sin límites a la santa Iglesia
católica, apostólica, romana. Amén.