domingo, 28 de diciembre de 2025

LA VENIDA DE LOS PASTORES A RECONOCER A CRISTO #navidad #evangelio #medi...

29 de diciembre

De la venida de los pastores a reconocer a Cristo

 

MEDITACIONES DIARIAS

DE LOS MISTERIOS

DE NUESTRA SANTA FE,

por el P. Alonso de Andrade,

DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Señor mío y Dios mío: creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

29 de diciembre

MEDITACIÓN

De la venida de los pastores a reconocer a Cristo.

 

PUNTO PRIMERO. Considera cómo apareció el ángel del Señor a los pastores que velaban sobre sus ganados, y les dijo cómo había nacido el Redentor en Belén, para que le fuesen a adorar; y pondera que no dio esta nueva a los sabios y nobles, ni a los ricos y poderosos, porque aquellos no le creería, y estos no dejarían sus comodidades y regalos por venirle a adorar, sino a los sencillos pastores, porque Dios se manifiesta a los que le sirven con sencilla y santa voluntad, dejando secos y en tinieblas a los muy resabidos del siglo: saca de aquí afectos de servirle con sencilla y humilde voluntad, y de estimar a las personas humildes que le sirven como estos pastores. Pondera otrosí que, como dice San Gregorio, apareció el ángel a los pastores que velaban sobre su grey, porque visita Dios con sus ilustraciones a los pastores y superiores que velan sobre sus ovejas, cuidando de aquellos que les ha encomendado: levanta el corazón a Dios, y pídele con afecto de tu alma que te despierte con su luz, para que no te duermas, ni descuides en tu ministerio y oficio, porque no desmerezcas su santa visitación.

PUNTO II. Considera las señas que les da el ángel para hallar al Salvador: conviene a saber, que le hallarán infante envuelto en pañales y reclinado en un pesebre, todas señas misteriosas y llenas de mucha enseñanza. ¡Infante pequeño al que no cabe en los cielos! ¡Sin habla al que es la voz del Padre! Porque Adán, dice San Bernardo, temió la voz de Dios en el paraíso y se escondió de él, vino Cristo callado y sin voz, porque el hombre no le temiese y se llegase a él; ¡oh Señor, ya no estáis de temer, sino de amar! dadme gracia para que os ame y me llegue cerca de vos: fajado, porque tiene en la segunda venida atadas las manos para castigar al pecador y libres para hacerle bien: envuelto en pañales, disimulada y escondida su majestad con el velo de la humanidad, para que los hombres no se recatasen de conversar con él, como Moisés cubrió su rostro cuando resplandecía, porque los de Israel pudiesen negociar con él: reclinado en un pesebre el que está sentado en el trono sublime de la gloria, en su grandeza y majestad, leyendo a, todos cátedra de humildad, mansedumbre, de amor y caridad, teniéndola igual para con todos: aprende pues lo que te enseña este Divino Maestro, y saca afectos de mansedumbre, paciencia, benignidad, misericordia, humildad y caridad para con todos tus hermanos.

PUNTO III. Considera cómo en oyendo los pastores la nueva de alegría que les dio el ángel, se convidaron unos a otros a venir a ver al Salvador, y vinieron con diligencia, y le hallaron como el ángel se lo dijo, y le reverenciaron y adoraron con igual fe y devoción: a donde tienes mucho que meditar y aprender. Lo primero a dar fe a los oráculos divinos, como la dieron estos pastores al ángel; lo segundo a poner en ejecución las inspiraciones de Dios, y corresponder a su santa vocación cuando te llamare a su servicio, con el fervor y diligencia que lo ejecutaron los pastores; lo tercero a convidar a tus prójimos y animarlos para el servicio de Dios, como estos buenos pastores se animaron unos a otros a venir a Belén a reconocer y servir a Dios; lo cuarto confiar en él, que le hallarás si le buscares, como le hallaron ellos: levanta el corazón a Dios, y pide al Señor que te llame y alumbre como a estos pastores, y que te fortifique con su gracia, para que le obedezcas, busques y sirvas como ellos.

PUNTO IV. Camina con los pastores al portal de Belén: entra con ellos adonde está el Redentor, y adórale y reverénciale en su compañía: mira los dones que le ofrecen, y ofrécele tu corazón; atiende al retorno de gozo y devoción que recibieron de la mano del Señor, y espérale tú también, porque nunca deja vacios a los que le sirven de corazón. Contempla la alegría y consuelo de sus almas; y el alborozo con que volvieron a su ganado, habiendo adorado al Redentor, y cómo le hallaron entero y mejorado, porque nunca pierde, mas antes se mejora el que se emplea en el servicio de Dios, no solamente en lo espiritual sino en lo temporal también.

 

ORACIÓN PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS

Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e ins­pi­ra­ciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

Ofrecimiento diario de obras

Ven Espíritu Santo

inflama nuestros corazones

en las ansias redentoras del Corazón de Cristo

para que ofrezcamos de veras

nuestras personas y obras

en unión con Él

por la redención del mundo

 

Señor mío y Dios mío Jesucristo

Por el Corazón Inmaculado de María

me consagro a tu Corazón

y me ofrezco contigo al Padre

en tu Santo Sacrificio del altar

con mi oración y mi trabajo

sufrimientos y alegrías de hoy

en reparación de nuestros pecados

y para que venga a nosotros tu Reino.

Te pido en especial

Por el Papa y sus intenciones,

Por nuestro Obispo y sus intenciones,

Por nuestro Párroco y sus intenciones.

29 de diciembre. SANTO TOMÁS BECKET, OBISPO Y MÁRTIR #santoral #santos

 

29 de diciembre

Santo Tomás Becket

Obispo y mártir

(1117-1170)

 

Santo Tomás Becket, hombre completo donde los haya, tenía una idea bien clara del papel del Obispo y de toda aquella persona que haya sido constituida en autoridad: Debe dar testimonio con su vida de lo que ha prometido al Señor y de la misión que le ha sido confiada. En una de sus preciosas cartas que han llegado hasta nosotros, escribió estas hermosas palabras: "El Sumo Sacerdote, el Señor, es el que, desde lo más alto de los cielos, observa atentamente todas sus obras... El destino de todos los Santos ha sido siempre el fiel cumplimiento de sus deberes, para que se cumpla en ellos aquello de que nadie recibe el premio si no compite conforme al reglamento".

 

"El mayor acontecimiento de la historia" llaman exageradamente algunos historiadores a la muerte de este gran santo que no quiso casarse jamás con la tiranía y la injusticia. Un niño decía a su papá: ¿"Por qué se azota el rey, papá?". Y algunas personas mayores que presenciaban también aquella escena extraña, se preguntaban: "¿Estará verdaderamente arrepentido el monarca?"

 

Todo había sucedido así: Eran dos grandes amigos. Uno de ellos, por su entereza y por su fidelidad a la verdad y amor a la Iglesia había sido asesinado por su mismo amigo, mejor dicho, por unos esbirros pagados por este amigo que era el rey de Inglaterra, por ver frustrados sus propósitos de dominar a la Iglesia y de seguir cometiendo atropellos contra la justicia. Dos años después de esta muerte, el Papa, que también estaba metido en estos conflictos, lo elevaba al honor de los altares y toda Inglaterra reconocía la verdad, y el rey, arrepentido, al parecer sinceramente, azotaba sus carnes desnudas en la misma catedral donde encontró Tomás Becket la muerte, y lo hacía ante todo el pueblo para obtener el perdón de Dios y de su pueblo.

 

Tomás quedó huérfano y marchó a París, a Bolonia, siempre con ansias de saber. Había nacido en Londres el 1118 de padres nobles. Siempre sus amigos reconocieron las virtudes que adornaban su alma. Jamás mancilló ésta con los pecados frecuentes en la juventud. La responsabilidad será su disciplina más practicada.

 

Al volver a Inglaterra pronto empezó a llamar la atención por sus cualidades nada comunes y el Arzobispo de Cantorbery le nombró su arcediano para que le ayudara en el gobierno de la diócesis. El mismo rey reconoce las grandes cualidades de este joven jurista y le nombra su consejero especial para que pueda dirigir los asuntos más delicados de la corona. A pesar del ambiente en que le toca vivir, Tomás no se deja salpicar de los vicios propios de la corte. Todos admiran su austeridad de vida, su pureza de costumbres, su rectitud en todo su comportamiento.

 

El 1162 murió el arzobispo Teobaldo de Cantorbery y el rey Enrique, que a pesar de su amistad con él no llegó nunca a conocerle a fondo, trabajó lo indecible para que su sucesor fuera Tomás. Se oponía Tomás, pero insistía el rey. Éste creía que así podría adueñarse de muchas prebendas de la Iglesia y dirigirla a su antojo. No sabía con quién se las jugaba. El mismo Tomás le dijo: "Si insistís, no digáis después que no os lo advertí. No venga a convertirse este favor en odio hacia mí y hacia la Iglesia a la que yo representaré".

 

Pronto los dos amigos empezaron a distanciarse. Tomás continuó con su vida de observancia, de piedad, de excelente clérigo, sin dejarse atrapar en las redes del monarca. Él cometió toda clase de atrocidades. Hasta que maquinó y realizó la muerte abominable del santo arzobispo. La justicia y santidad no podían hacer buenas migas con el atropello, la inmoralidad y el crimen. Era el 1170 cuando Tomás caía asesinado al pie del altar, 29 de Diciembre.

EVANGELIO DEL DOMINGO: EL NIÑO IBA CRECIENDO LLENO DE SABIDURÍA Y LA GRACIA DE DIOS ESTABA CON ÉL

DOMINGO DENTRO DE LA OCTAVA NATIVIDAD DEL SEÑOR
Rito Romano 1962

Continuación del Santo Evangelio según San Lucas 2, 33-40

En aquel tiempo, su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones». Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

 

TEXTOS DE LA MISA - Domingo infraoctavo de la Natividad


COMENTARIO AL EVANGELIO