domingo, 30 de noviembre de 2025

DE LA SENTENCIA QUE CRISTO PRONUNCIARÁ EN EL JUICIO FINAL #adviento #med...

Lunes de la I semana de Adviento.

De la sentencia que pronunciará Cristo en el Juicio universal.

 

MEDITACIONES DIARIAS

DE LOS MISTERIOS

DE NUESTRA SANTA FE,

por el P. Alonso de Andrade,

DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Señor mío y Dios mío: creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

MEDITACIÓN

Lunes de la I semana de Adviento.

De la sentencia que pronunciará Cristo en el Juicio universal.

 

PUNTO PRIMERO. Contempla con los ojos del alma, y mira como si lo tuvieras presente aquel dilatadísimo lugar lleno de hombres de todos estados, que han concurrido al Juicio universal, y en medio de ellos a Cristo en su trono de majestad, y delante su Cruz santísima más resplandeciente que el sol, como el peso fidelísimo de aquel recto tribunal, a la Reina de los ángeles a su lado, acompañada de coros de vírgenes y santas, a los santos y predestinados a la mano derecha, a los ángeles asistiendo al soberano Juez como cortesanos suyos; y que habiéndose visto brevemente las causas de todos, que serán allí publicadas por la infinita sabiduría y poder de Dios, pronunciará la sentencia en primer lugar en favor de los buenos, mirándoles con rostro amoroso y diciendo (1): Venid, benditos de mi Padre, a poseer el reino que está aparejado para vosotros desde el principio del mundo, porque tuve hambre, y me disteis de comer, etc. A dónde has de ponderar la alegría que causará esta sentencia en los corazones de los predestinados, y los parabienes que les darán los ángeles, y la honra y gloria en que se verán en presencia de todo aquel senado de los hombres que ha habido en todos los siglos del mundo, y cada uno será tan conocido de todos, como si él solo fuera juzgado aquel día, ordenándolo así la sabiduría divina para gloria de los buenos y tormento de los malos, los cuales rabiarán de envidia, y maldecirán su desventura, viéndose desechados y afrentados, aumentando su dolor la gloria de los bienaventurados; y pide al Señor gracia para vivir de tal suerte que seas de los escogidos, y no de los reprobados.

PUNTO II. Considera parte por parte y palabra por palabra el tenor de esta sentencia. Venid del trabajo y de la penitencia, y de la humildad y tribulación al descanso y a la honra y a la corona de la gloria. Benditos, porque ahora participareis de todos los bienes deseables, cumpliéndose colmadamente todos vuestros deseos: de mi Padre, como hijos adoptivos suyos y herederos de su gloria: a poseer el reino, no a verle y gozarle por algún tiempo, como estuvo Adán en el Paraíso, sino á poseerle y tenerle como vuestro eternamente, porque os le tiene aparejado desde el principio del mundo. ¡Oh suerte dichosa y bienaventurada! ¿Qué trabajo o penitencia se puede imaginar, que no se pase con gusto en esta vida, por conseguir una dicha tal y sin fin en la otra? Saca de aquí propósitos firmísimos de hacer penitencia, y seguir con todas tus fuerzas las pisadas y ejemplos de los santos, para merecer después ser su compañero en el juicio y en la gloria.

PUNTO III. Considera, que dada la sentencia en favor de los buenos, como está dicho, trocará Cristo su rostro, de apacible y amoroso en severísimo y espantoso; y mirando a los malos con ojos sañudos , y hablándoles con voz terrible, y de furor, les dirá: Apartaos de mi, malditos, al fuego eterno, que está aparejado para Satanás y sus ángeles, porque tuve hambre, y no me disteis de comer, etc. en que tienes mucho que pensar, así en el sentimiento que causará esta sentencia en sus corazones, que será dolorosísimo y terrible sobre cuanto se puede decir, como en el apartamiento de Cristo, en que los priva de su vista y compañía para siempre, y en la maldición que les echa, y con ella el colmo de todos los males y miserias que les pueden venir, y en el fuego a que los envía, en que cifró todos los géneros de tormentos que hay en el infierno, y en la compañía de los demonios, que es otro linaje de tormento no menor que los referidos; y últimamente en la duración de estas penas, que no es por número de años limitado, sino eterna y sin fin ni término, para siempre: carga la consideración sobre todo esto, y mira qué fin han tenido sus delicias, honras y opulencias , y como dio fin la farsa de este mundo, y empieza su tormento que nunca se acabará; y qué dolor, y sentimiento tendrán entonces, viendo por cuan poco pudieron trocar su suerte en celestial y gloriosa, y por dar pasto a sus gustos y apetitos la perdieron; y saca firmísimos propósitos de procurarla tú ahora con todas tus fuerzas, y comprarla a cualquier precio por grande que parezca, y no dejes de ponderar con San Crisóstomo, que hace Cristo aquí mención de las obras de misericordia que se ejercitan con los prójimos, no porque haya de darles por ellas solas la gloria, sino porque son raíz de grandes bienes, por cuanto a los que las practican da el Señor muchas gracias y auxilios, con los cuales los va enderezando a la bienaventuranza, de que has de sacar grande afecto a esta virtud de la misericordia, para que mediante ella merezcas la bendición de Cristo el día del juicio.

PUNTO IV. Considera el remate de aquel juicio, en que dice Cristo, que, pronunciada esta sentencia, irán los buenos a la vida eterna, y los malos al suplicio eterno. Contempla como desde un lugar alto la procesión tan ordenada de aquella celestial congregación de ángeles y hombres vestidos de resplandor, coronadas las sienes con guirnaldas y coronas, con palmas en las manos, acompañando a Cristo que vuelve triunfador, cantándole motetes, y cánticos de alabanza: mira cómo se abren los cielos, y entra aquel triunfo en la gloria, para eterna felicidad, y son recibidos del Eterno Padre con inexplicable fiesta y alegría, y colocados en sus sillas para eterno descanso; y vuelve juntamente los ojos a los malaventurados, y mira cómo se abre la tierra, y descubre sus entrañas hasta el abismo, y de aquel volcán brotan furiosas llamas y espesísimo humo, que llega hasta el cielo, y luego cae aquella masa de los condenados de hombres y demonios , dando aullidos, voces y gemidos amarguísimos sin orden ni concierto, en eterna confusión: y mira como entran en aquel estrecho lugar lleno de hediondez y de tinieblas palpables, y se cierra como turquesa, apretándolos sin piedad, y dejándolos sin esperanza de ver más la luz del sol, ni tener alivio en sus tormentos: coteja él un lugar con el otro, y la una suerte con la otra, y contempla despacio la diferencia que hay entre la de los predestinados y condenados, y mira lo que te conviene hacer ahora para alcanzar aquella, y no caer en esta; y habiendo pensado esto despacio, da un paso más adelante y vuelve de allí a ocho días a mirar el mundo cómo está en su soledad cubierto de ceniza en profundo silencio sin alma viviente, el cielo cerrado con sus dichosos moradores, la tierra asimismo cerrada, y en su vientre el infierno con todos los condenados y una losa de mil leguas encima, y que así ha de perseverar eternamente: mira qué se hicieron los imperios y las grandezas y noblezas y los altos linajes y las opulencias de los poderosos; todo pasó como sombra, y este es el mundo que tanto brilla en los ojos de los mortales. ¡Oh Señor, y qué engaño y qué locura ha ocupado el corazón humano! Dadme vuestra gracia para que siga la verdad y lo desprecie todo por serviros y gozaros eternamente en vuestra gloria.

(1) Mt. 25.

 

 

ORACIÓN PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS

Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e ins­pi­ra­ciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

Ofrecimiento diario de obras

Ven Espíritu Santo

inflama nuestros corazones

en las ansias redentoras del Corazón de Cristo

para que ofrezcamos de veras

nuestras personas y obras

en unión con Él

por la redención del mundo

 

Señor mío y Dios mío Jesucristo

Por el Corazón Inmaculado de María

me consagro a tu Corazón

y me ofrezco contigo al Padre

en tu Santo Sacrificio del altar

con mi oración y mi trabajo

sufrimientos y alegrías de hoy

en reparación de nuestros pecados

y para que venga a nosotros tu Reino.

Te pido en especial

Por el Papa y sus intenciones,

Por nuestro Obispo y sus intenciones,

Por nuestro Párroco y sus intenciones.

3. TOTAL RENDIMIENTO DE LA RAZÓN A DIOS: PRIMER DON DE LA INMACULADA. NOVENA A LA INMACULADA VIRGEN MARÍA, PATRONA DE ESPAÑA

DIA TERCERO

Del rendimiento absoluto de la razón a Dios, primer don de la Concepción Inmaculada

 

NOVENA

A LA INMACULADA VIRGEN MARÍA,

PATRONA DE ESPAÑA

Rdo. Dr. D. Félix Sardá y Salvany, Pbro

 

Por la señal de la santa cruz…

 

ORACIÓN PREPARATORIA PARA CADA DÍA

A vuestros pies acudo y a la sombra bendita de vuestro altar, soberana Reina de los cielos y Madre mía Inmaculada, para considerar vuestras grandezas y contemplar a par de ellas mi propia miseria y pequeñez. Hijo soy, que no desea para formar su corazón, más que mirarse en tal Madre; discípulo soy, que no necesita para salir aprovechado, más que prestar atento oído a tal Maestra. Por ambos conceptos vengo a Vos y a Vos llamo, y en Vos confío.

Doliéndome ante todo de mis culpas, y pidiendo perdón de ellas a la divina Bondad por mí tantas veces ofendida, siéntome ya menos indigno de parecer ante vuestra presencia, y más alentado para que bondadosa me recibáis.

Sea por los méritos y gracia del Corazón amorosísimo de Jesús, y por la intercesión y valimiento de vuestro virginal Esposo y Protector mío San José. Así sea.

 

Se lee y medita lo dispuesto para cada día. 

 

DIA TERCERO

Del rendimiento absoluto de la razón a Dios, primer don de la Concepción Inmaculada

Fue el primer don y fruto de la original integridad de nuestra Madre Inmaculada la absoluta sumisión de su razón a la de Dios, siendo desde el primer instante su inteligencia vivo y purísimo reflejo de aquella suma verdad y sabiduría. Así brilló su Concepción entre esplendores de luz jamás enturbiada ni eclipsada por nubes de error o vapores de corrupción.

Nosotros, nacidos en tinieblas y propensos al error, y si no ciegos, por lo menos miopes o cecucientes en lo que más importa a nuestra salvación, tenemos, no obstante, merced a la bondad de Dios, tesoros de indeficiente y clarísima luz del cielo, traída a la lobregueces de este valle de pecado por la revelación de Jesucristo. Nuestra natural cortedad de vista ha sido misericordiosamente suplida y reforzada por sobrenatural auxilio, con que ha proveído el cielo a tal necesidad. Es el hombre quien, ciego voluntario y además presuntuoso y pagado de sus cortos alcances, cierra sus ojos a ese foco poderoso de claridad divina, y prefiere ir a tientas por los escollos del mundo, guiado únicamente por los fuegos fatuos de su razón caprichosa. No nos ha dejado a obscuras y en la cruel incertidumbre de lo que más nos interesa la divina Bondad; somos nosotros los que nos condenamos a perpetua noche, rehusando guiar nuestros pasos por ese Faro del cielo. Indóciles para con la divina autoridad, desconfiados y recelosos de sus enseñanzas, obstinados en no ceder a su ascendiente, nos rendimos no obstante a cualquier soplo de nueva doctrina que nos prediquen falsos apóstoles y que por un momento halague, con el pomposo nombre de ciencia, nuestra curiosidad de niños. ¡Oh! ¡cuántas faltas en nuestra vida, contra la fidelidad que debemos por el Bautismo a la autoridad de Dios y de su Iglesia! ¡cuán ruines condescendencias con los más o menos embozados enemigos de ella! ¡cuán arrimados andamos tal vez a opiniones y máximas, que si no son abiertamente racionalistas, frisan, no obstante, con el Naturalismo y Racionalismo, que son la oposición directa a la fe!

          Librad, Señora, a nuestra alma de esos lazos que sin cesar y por todas partes tiende hoy día la serpiente enemiga a la docilidad de vuestros hijos, robándolos a la obediencia absoluta e incondicional al dogma católico y máximas de los Santos. Sean nuestro corazón y entendimiento para con la Iglesia, como entendimiento y corazón de niño que no sabe ni puede dudar de la veracidad de su madre, sólo porque lo es.

Medítese unos minutos lo anterior, y récese luego tres Avemarías a la Virgen Inmaculada, pidiéndole la gracia especial que se desea alcanzar por su valimiento.

 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Breves han sido, Madre mía, los instantes que a vuestros pies me ha permitido en grata visita y conversación la Bondad divina. Sean, Señora, para mi bien, mejoramiento de mi vida, nuevo ardor en vuestro servicio, mayor fidelidad a las santas inspiraciones, más firmeza en perseverar, mayores consuelos en mi última hora.

Ruégoos, Madre mía, pues lo sois de mi Hermano mayor y primogénito Cristo Jesús, hagáis con vuestro patrocinio duraderos en mí estos afectos de devoción, eficaces mis resoluciones, entera mi voluntad, prácticos mis deseos.

Así lo espero por los méritos infinitos del Divino Corazón y por las súplicas de vuestro castísimo Esposo San José. Así sea.

 

SÚPLICAS A MARÍA INMACULADA

POR LAS NECESIDADES DE ESPAÑA

Y DEL MUNDO ENTERO

Reina concebida sin pecado original, rogad a Dios (*)

Virgen, Patrona del Papa, (*)

Virgen, Patrona de las Españas,

Por el triunfo de la Iglesia y conversión de sus enemigos,

Por la vida, bienestar y libertad de nuestro amadísimo Pontífice,

Por la felicidad y libertad de la Iglesia en nuestra Patria,

Por la santificación y trabajos apostólicos de su clero,

Por el desarrollo y espíritu de tranquilidad y perfección de las Órdenes religiosas,

Por el aumento de la propaganda de los impresos católicos,

Por el aumento y frutos de las Asociaciones católicas de apostolado seglar y piadosas,

Por la santidad del matrimonio y de la familia cristiana,

Por la pureza católica de nuestra enseñanza pública,

Por el esplendor de nuestro culto y sostén de sus ministros,

Por la destrucción de las Sociedades enemigas de Jesucristo,

Por el cristiano acierto de los gobernantes,

Por las infelices víctimas de las sectas, enemigas de Dios y de la Iglesia,

Por las clases trabajadoras expuestas a las seducciones de la impiedad,

Por los niños cristianos, esperanza del porvenir de nuestra patria,

Por los Centros catequéticos,

Por las instituciones de beneficencia según la ley de Dios,

Por la unión de todos los corazones en el Sagrado Corazón,

Por el aumento del culto del Sagrado Corazón de Jesús,

Para que siga siendo perpetuamente nuestra España la nación más devota de María y la más adicta al Pontificado,

Por todos los que oran, sufren y trabajan por nuestra santa fe,

María, concebida sin pecado original, rogad a Dios que nos libre de todo mal.

María, concebida sin pecado original, rogad a Dios que nos libre de todo mal.

María, concebida sin pecado original, rogad a Dios que nos libre de todo mal.

 

ORACIÓN

¡Oh Dios poderoso, que nos habéis dado por Madre nuestra a vuestra dulcísima Madre, y que muy en particular la habéis hecho Patrona de España en el misterio de su Inmaculada Concepción! Con el más profundo gemido de nuestro corazón os suplicamos miréis bondadosamente, por sus méritos, a nuestra patria, conservando perpetuamente en ella el tesoro de la fe y de la moral de Jesucristo, y la adhesión sin límites a la santa Iglesia católica, apostólica, romana. Amén.

 

Ave María Purísima, sin pecado concebida.