jueves, 25 de diciembre de 2025

EL MARTIRIO DE SAN ESTEBAN #navidad #meditation #evangelio

26 de diciembre

Del martirio de San Esteban.

 

MEDITACIONES DIARIAS

DE LOS MISTERIOS

DE NUESTRA SANTA FE,

por el P. Alonso de Andrade,

DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Señor mío y Dios mío: creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

26 de diciembre

MEDITACIÓN

Del martirio de San Esteban.

 

PUNTO PRIMERO. Considera que, como dice San Fulgencio (1), no sin misterio junta la Iglesia la muerte y martirio de San Esteban con el nacimiento de Cristo, porque se honra el Redentor con la pasión y victoria de sus mártires; y como él nació al mundo para gloria del mundo, renacen los santos en su muerte para Dios y para bien del mundo: los pecadores al contrario mueren de todas maneras, al cuerpo y al alma, a Dios y al mundo, y salen de esta vida con lamentable miseria. Medita despacio cuán presto pasó el martirio de San Esteban, cuánto durará su gloria, cuán breves fueron sus penas y cuán eternas sus glorias, y la corona con que ha tantos siglos que reina y triunfa en el cielo; y al contrario, cuán presto pasó la felicidad de los malos, y cuánto dura y durará su tormento para siempre, y anímate con el ejemplo de este santo mártir a despreciar la vida por Cristo, a dar de mano a todos sus regalos, honras y riquezas, por conseguir el premio que tiene Dios prometido a los que pelean legítimamente, sin bastardear ni descaecer en esta lid.

PUNTO II. Considera a San Esteban en medio del senado de los sacerdotes y doctores de la ley, defendiendo la de Cristo Redentor nuestro, y resplandeciendo su rostro como el de un ángel, porque ha de resplandecer en la vida del predicador que hubiere de resplandecer en la doctrina : atiende y mira a la de este glorioso santo, que era de tan subidos quilates, que ninguno podía responder a sus razones, ni resistir al espíritu con que las decía: atiende a su constancia y a la gracia que Dios le comunicaba para defender su santa ley y glorificar su santo nombre; y saca de aquí afectos de grande confianza en Dios, que te dará su santo espíritu para servirle y dar la vida por su amor y salir con victoria en las ocasiones que te pusiere, y ciencia y sabiduría para todo lo que te ordenare, si tú fueres fiel y constante en su servicio.

PUNTO III. Considera cómo estando disputando en la sinagoga, levantó los ojos al cielo y vio sus puertas abiertas, y a Jesús que estaba en pie, соmo dice San Bernardo, asistiéndole y ayudándole, y a su lado para defenderle. Pondera cómo se abren los cielos a los que defienden la causa de Jesucristo y a los que padecen por su amor, y cómo él los está ayudando y esforzando en la pelea, para que no descaezcan y alcancen consumada victoria, y con esta la corona prometida. Considera la que Dios te tiene preparada, si peleas varonilmente, y cómo sin que tú le veas está a tu lado, y te asiste y defiende, y pelea contigo y por ti contra los enemigos que pretenden impedirte el paso para el cielo: dale muchas gracias por ello, y esfuérzate a pelear con valor hasta el fin. Los cielos miras abiertos, no esperes a que se cierren, sino éntrate por ellos en compañía de San Esteban: sigue sus pasos, y alcanzarás su corona.

PUNTO IV. Considera cómo le sacaron al campo con ímpetu y furor del pueblo, y cómo le apedrearon como a blasfemo, porque los malos tienen por blasfemias las verdades católicas y las alabanzas de Cristo: no hagas caso de sus juicios, si te vieres condenar injustamente. Contempla el tránsito de este esclarecido protomártir, y cómo fue de fiel discípulo de Cristo se hincó de rodillas, y oró por sus enemigos antes que por sí, porque le dolían mas sus pecados que sus propias heridas, y aprende a tener paciencia, y a perdonar injurias, y a rogar a Dios por los que te ofenden, tan de corazón como San Esteban oró por sus enemigos. Contempla otrosí, cómo aquella bendita alma se desató de su cuerpo y entró en manos de los ángeles triunfando en el cielo: mira la gloria con que fue recibido, y los festejos que le hizo Cristo, y cómo de su mano le puso la corona en la cabeza y la palma en la mano, y le asentó en el trono de su gloria para reinar eternamente: dale mil parabienes de su dicha, y pídele con entrañable afecto de tu alma que te dé la mano para seguirle, y que te ayude, y alcance del Señor gracia y esfuerzo para servirle en esta vida, y merecer ser coronado en la otra.

(1) S. Fulg. Serm. de San Esteban.

 

ORACIÓN PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS

Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e ins­pi­ra­ciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

Ofrecimiento diario de obras

Ven Espíritu Santo

inflama nuestros corazones

en las ansias redentoras del Corazón de Cristo

para que ofrezcamos de veras

nuestras personas y obras

en unión con Él

por la redención del mundo

 

Señor mío y Dios mío Jesucristo

Por el Corazón Inmaculado de María

me consagro a tu Corazón

y me ofrezco contigo al Padre

en tu Santo Sacrificio del altar

con mi oración y mi trabajo

sufrimientos y alegrías de hoy

en reparación de nuestros pecados

y para que venga a nosotros tu Reino.

Te pido en especial

Por el Papa y sus intenciones,

Por nuestro Obispo y sus intenciones,

Por nuestro Párroco y sus intenciones.

26 de diciembre. SAN ESTEBAN PROTOMÁRTIR #santos #santoral

26 de diciembre

San Esteban

Protomártir

(† 34)

 

Es el "Protomártir del Cristianismo". Ya bastaría con este honroso título para ser celebrado como hace la liturgia en el día más próximo a Jesucristo, por quien derramó generosamente su sangre.

 

El Maestro lo había dicho: "Bienaventurados los que sufren persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos". "Bienaventurados seréis cuando os persigan y calumnien y os lleven a los tribunales por mi causa". Esteban recitaba continuamente estas palabras del Señor... Y también aquellas otras: "Os entregarán a los tribunales y a las sinagogas y os azotarán... y creerán que hacen un servicio cuando os maten".

 

San Lucas nos ha dejado unas páginas maravillosas de la personalidad y martirio de nuestro Santo: "Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo". Era el principal de los siete diáconos elegidos por los Apóstoles para que se encargara de la parte material de la naciente Iglesia. Ellos eran los responsables de la limosna para atender a los pobres, a las viudas y a los huérfanos, sobre todo. Esteban se distinguía entre todos los demás por su gran corazón y por los prodigios que el Señor Jesús obraba por su medio.

 

Era natural que los enemigos del Nazareno quisieran quitárselo de en medio, ya que les resultaba demasiado molesto. Por ello diversos grupos se confabularon en esta común empresa, pero entre todos no podían hacerle callar, ya que "era extraordinaria la sabiduría y el espíritu con que hablaba". ¿Qué hacer? Recurrir a la calumnia como hicieran unos años antes contra el Maestro: "Habla mal contra Moisés y los Profetas... No para de hablar contra el pueblo y la ley".

 

Lo cogieron preso y lo llevaron ante el Sanedrín. Al verlo, todos quedaron sobrecogidos de los rayos de luz que salían de su rostro. Parecía "el de un ángel". El sumo sacerdote le preguntó: "Esteban ¿es verdad lo que éstos dicen contra ti?" Y con enorme valentía contestó Esteban: "Padres y hermanos, escuchad" y les indicó que era judío como ellos, que amaba a su pueblo como ellos o más que ellos, pero que sobre aquel amor estaba la verdad. Les hizo un recuento rápido de la historia de Israel, que era la historia del amor de Dios para con su pueblo, pero que ahora había sido todo coronado por medio de la venida del Mesías anunciado y esperado, y con gran valentía, les dice sin miedo: "¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! ... Ahora vosotros habéis perseguido y asesinado al Justo. Recibisteis la ley por manos de los ángeles y no la habéis observado". Esteban lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús al pie a la derecha de Dios y dijo: "Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre al pie de la derecha de Dios".

 

"Dando un grito estentóreo se taparon los oídos y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos, dejando sus ropas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito: "Señor, no les tengas en cuenta este pecado". Y, con estas palabras, expiró".

 

Buen testamento para toda la posteridad éste de Esteban: Sus palabras eran una repetición de las del Maestro. Su gesto generoso, también. A Esteban le seguirán legiones de niños, jóvenes, hombres y mujeres de toda raza y nación que sellarán su amor a Jesucristo siguiendo el ejemplo de este intrépido protomártir.

EVANGELIO DEL DÍA. ET VERBUM CARO FACTUM EST

25 de diciembre
LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
Rito Romano 1962

Inicio del Santo Evangelio según San Juan 1, 1-14

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. [Genuflexión] Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.


  TEXTOS DE LA MISAS 

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