Continuación
del Santo Evangelio según San Lucas 2, 33-40
En aquel tiempo, su padre
y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y
dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y
se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará
el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada
en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta
y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche
y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño
a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo
lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la
gracia de Dios estaba con él.
Del destierro de
nuestra Señora a Egipto, y la muerte de los Santos Inocentes.
MEDITACIONES DIARIAS
DE LOS MISTERIOS
DE NUESTRA SANTA FE,
por el P. Alonso de Andrade,
DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.
ORACIÓN
PARA COMENZAR
Por
la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Señor
mío y Dios mío: creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te
adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para
hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre
y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.
28 de diciembre
MEDITACIÓN
Del destierro de nuestra Señora a Egipto, y la muerte
de los Santos Inocentes.
PUNTO
PRIMERO.
Considera cómo habiendo vuelto nuestra Señora de Belén con su Santísimo Hijo a Nazaret
para descansar en su casa, y gozar de la prenda que le había dado el cielo, a
poco tiempo después de haber llegado, le sobrevino la persecución de Herodes y
el mandato de Dios de que saliese de su tierra, y fuese con su Hijo a Egipto; y
luego se puso en camino con su santo esposo, y caminaron a Egipto, adonde se ha
de ponderar, cómo no quiere Dios que los suyos descansen en este mundo, y como
dijo el Santo Job (1) ,toda su vida
es una continua guerra sobre la tierra: mira cómo desde que nació Cristo en ella
empezó a padecer guerras, trabajos y persecuciones, y apercíbete para padecer
todos los días de tu vida: no busques aquí descanso, porque no es este el lugar
de tu morada, mas ofrécete al Señor para padecer por su amor mientras vivieres,
que si fueres su compañero en las penas , también lo serás en la gloria.
PUNTO
II.
Considera la exacta obediencia de la Santísima Virgen y del glorioso San José,
los cuales luego aquella misma noche que el ángel habló en sueños a San José ,
sin dilatar un punto su mandato, se levantaron y partieron a Egipto, dejando su
tierra, deudos y parientes, y desterrándose a tierras tan extrañas, que aborrecían
de corazón a los hebreos por asegurar a Cristo, y obedecer a Dios; de dónde has
de sacar firmísimos propósitos de obedecer a ciegas lo que tu superior te
ordenare, sin discurrir ni replicar en contrario, aunque parezcan cosas a la razón
disonantes. Pondera que a la prudencia humana parecía fuera de ella guardar al
niño Jesús en Egipto adonde tenían ley de quitar la vida a todos los hijos
varones de los hebreos, y allí estuvo seguro, y no lo estuvo entre sus propios
deudos y parientes, porque la obediencia es puerto seguro de todos los que la
cumplen; pondera además, que no intimó este oráculo el ángel a la Santísima Virgen,
con ser tanto mayor en dignidad y santidad, sino al Santo José, a quien la Virgen
obedeció como a cabeza, porque es la voluntad de Dios que los más altos y
perfectos se sujeten y obedezcan por su amor a los que fueren menos, si
estuvieren en su lugar y fueren superiores: ofrécete al Señor a obedecer a
todos igualmente por su amor, a ejemplo suyo, y de estos santos obedientes.
PUNTO
III.
Considera el castigo que di el Señor a aquel pueblo por su incredulidad y
desconocimiento, huyendo de él y pasando a Egipto, porque Dios desampara a los
ingratos que es el mayor castigo que puede darlos, dejándolos en sus vicios: exclama
con gemidos y pide a Dios que no te dé tan riguroso castigo como es volverte
las espaldas, apartándose de ti; y saca de aquí propósitos muy firmes de ser
agradecidísimo a Dios y reconocido a sus beneficios, porque no se enoje contra ti
y te deje en tus vicios. Pondera cómo la Virgen Santísima y el glorioso San
José dejaron su patria, casa, parientes y amigos, por no perder a Cristo, y
resuélvete con su ejemplo a dejar cuanto poseyeres por no perder a Dios.
PUNTO
IV.
Considera cómo al entrar Cristo en Egipto cayeron de su estado todos los
ídolos, porque el día que entra en un alma no ha de quedar ídolo de afición
desordenada en ella; y si entra en la tuya, debes desterrar todos los ídolos de
tu casa. Medita la vida que harían estos santos casados entre aquella gente
idólatra los siete años que duró su destierro; con qué paz y paciencia se
portaron con ellos, haciendo bien a todos, y alumbrándolos en el camino del
cielo con su ejemplo y santas palabras, y aprende a conversar con los malos, sin
contaminarte con sus vicios, sino antes convertirlos a Dios con el porte de tu
vida, con mansedumbre, caridad y paciencia; y últimamente pondera que al mismo
tiempo padecieron martirio por Cristo tantos inocentes en Judea: mira cómo Cristo
estuvo más seguro en Egipto que ellos en su propia tierra, porque allí lo
estarás tú a donde Dios te pusiere; y la merced que les hizo el Redentor, pues
en tan tierna edad les labró la corona del martirio, de que hoy gozan en la
gloria: este fruto sacó de su destierro, y juntamente santificó a Egipto, y le
hizo fecundo de tantos santos anacoretas como después tuvo, que son el ejemplo
de la vida monástica en su Iglesia .
(1) Job. 7.
ORACIÓN
PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS
Te
doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e inspiraciones
que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra.
Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda:
interceded por mí.
Preciosa
y sustanciosa la poesía que trae como Himno litúrgico el Oficio de Lecturas de
hoy. Él da la síntesis de esta festividad con todos sus matices: "Oye,
ansioso y turbador, el rey tirano, que ha nacido en Belén el rey de reyes, el
que viene a cambiar todas las leyes, y a remover el corazón humano." Con
la nueva, exclamó loco de saña: "Si este pequeño vive soy depuesto.
Ministro, empuña el sable, vete presto." Las cunas con la sangre riega y
baña. ¿Qué aprovecha delito tan extraño? ¿De qué sirven a Herodes sus maldades?
Ejemplo son de tantas crueldades, en que el hombre se ciega haciendo daño.
Jesús, tú que escapaste de su espada, ayuda a quienes hoy huir no pueden, no
dejes que los hombres hoy se queden, hundidos en violencia despiadada. Sabes,
Señor, que Herodes todavía, reina de los hombres en el corazón; convierte,
Cristo, esta violencia mía, en pacífica siembra de tu amor".
Los
Magos van a Herodes a pedirle información sobre el recién nacido Rey de los
judíos. San Mateo nos cuenta, con riqueza de detalles, este acontecimiento. Los
Santos Padres han cantado en sus Homilías preciosas este grito que, como el que
dio Raquel en Roma, "fue un llanto y lamento grande, llorando las madres a
sus hijos, sin querer ser consoladas porque ya no existen". Así lo cantó
Jeremías siete siglos antes de que esto sucediera. Ellos son
"inocentes" y mueren por el Gran Inocente, por el que viene a "quitar
los pecados del mundo".
El
Obispo de Hipona, San Agustín, cantó así a estos Niños Inocentes: "La
inocencia alcanza la dicha de morir por la justicia. Estos Niños inocentes son
las flores de los Mártires y las primeras coronas de la Iglesia católica, que
el ardor de la más violenta pasión hizo brotar en el invierno de la infidelidad
y que arrastró el huracán de la persecución".
Y
San Pedro Crisólogo se dirige a ellos felicitándolos: "Habéis sido
bautizados con vuestra sangre, como vuestras madres lo fueron con sus lágrimas
que derramaron por vuestro martirio. ¡Vosotros sois los verdaderos mártires de
la gracia, que habéis confesado la fe sin hablar y que habéis muerto y
triunfado sin conocer el premio ni el mérito de vuestra victoria! ¡Sólo la
inocencia, sólo los corazones puros, han podido merecer esta distinción!"
Nuestro
poeta Prudencio cantó ya en la antigüedad: "¡Felices sois, primicias de
los mártires, a quienes el perseguidor de Cristo os arrebató en el umbral mismo
de la vida, como el torbellino arrebata los tiernos capullos de los rosales!
Vosotros sois las primeras víctimas de Cristo, rebaño tierno de los Inocentes;
delante de la misma ara del Cordero, jugáis ingenuos con vuestras palmas y
coronas...".
El
obispo San Quodvultdeus comenta la fiesta de hoy: "Herodes, matas el
cuerpo de los niños, porque el temor te ha matado a ti el corazón. Crees, que
si consigues tu propósito, podrás vivir mucho tiempo, cuando precisamente
quieres matar a la misma Vida. Pero aquél, fuente de gracia, pequeño y grande,
que nace en el pesebre, aterroriza tu trono; actúa por medio de ti, que ignoras
sus designios y libera las almas de la cautividad del demonio... Los niños sin
saberlo mueren por Cristo... ¡Oh gran don de la gracia! ¿De quién son los
merecimientos para que así triunfen los niños? Todavía no hablan, y ya
confiesan a Cristo. Todavía no pueden entablar batalla valiéndose de sus
propios miembros, y ya consiguen la palma de la victoria".
Interceded
por todos los que cobardemente abandonan la fe. Haced que crezca ésta de día en
día en todo el mundo.