martes, 30 de diciembre de 2025

DEL FIN DEL AÑO Y DE LA BREVEDAD DE LA VIDA #navidad #meditation

31 de diciembre

Del fin del año y de la brevedad de la vida.

 

MEDITACIONES DIARIAS

DE LOS MISTERIOS

DE NUESTRA SANTA FE,

por el P. Alonso de Andrade,

DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Señor mío y Dios mío: creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

31 de diciembre

MEDITACIÓN

Del fin del año y de la brevedad de la vida.

PUNTO PRIMERO. Considera a Cristo nuestro Señor recién nacido y llorando en el pesebre; y si averiguas las causas porque llora, hallarás que no son tanto el frío que padece y la inclemencia del tiempo, cuanto tu descuido y el olvido con que vives de tu bien, y que viene al mundo a despertarte con sus gemidos y voces que te da desde aquella dura cama, para que repares en tu daño y vuelvas sobre ti, y dejes el camino de la perdición, y entres por el de tu salvación, porque como dice el apóstol San Pablo (1) : apareció la gracia de nuestro Salvador y Dios hecho hombre, enseñándonos que negando todos nuestros desordenados apetitos y deseos seculares, vivamos en este siglo templada y santamente, ajustándonos a la ley de Dios, por lo cual sin perder de vista el ejemplo que te da tan insigne Maestro, pues te hallas en el último día y fin del año, considera cómo tienes este menos de vida: mira cómo se ha pasado sin sentir, y que de la misma manera se pasarán los que restan por venir, que no sabes cuántos ni cuáles serán: contempla cómo se pasa la vida sin parar, y que va como una nave azotada de los vientos, en la cual los que caminan comiendo y bebiendo y durmiendo, no cesan de navegar; así tu vida nunca cesa de correr, comiendo y durmiendo, velando y obrando, te llevan sin detenerte un punto; y esto mismo que estás leyendo te va quitando de vida: de lo cual debes sacar un grande fervor y aliento para sufrir cualesquiera trabajos por Dios y por tu salvación, viendo cuán breves son todos, como también para obrar en tu aprovechamiento y acrecentar tu caudal, reconociendo cuán poco tiempo te queda para ganar las riquezas inmortales.

PUNTO II. Considera cuántos empezaron contigo a correr el curso de la vida de este año, que se quedaron en el camino, y no llegaron al fin como has llegado tú: vuelve los ojos atrás, y míralos en los sepulcros comidos de gusanos, que acabaron sus papeles en la farsa de este mundo, y no les duraron, como ellos pensaron, todo el año: mira sus designios burlados, sus trabajos perdidos, sus haciendas confiscadas en la aduana de la muerte, las cuales gozan otros: sus honras se deshicieron como el viento, y todo pasó como sombra, y de ellos apenas hay memoria; y reconoce la fragilidad de esta vida y sus engaños, y que todo es locura, sino buscar la eterna y lo que dura para siempre. Considera qué sentirías si te hubieras quedado en el camino como ellos, y que dentro de poco tiempo será de ti lo que ha sido de ellos: coteja lo presente con lo eterno, que nunca se ha de acabar; extiende los ojos por aquel año que ha de empezar desde el día de tu muerte, y no ha de tener fin ni sucesión de otro, sino que hade durar y continuarse sin término, ni remate, ni límite, ni fin, ni día postrero, para mientras Dios fuere Dios ,o en el cielo o en el infierno ; y hallarás que la más larga vida en este mísero mundo es como un punto respecto de la eterna, y como una gota de agua respecto de todo el mar; y exclama con admiración y llanto, viendo la ceguedad de los hombres, pues por gozar de un soplo de vida tan breve y engañosa, pierden la eterna y verdadera, y pide al Señor que no te permita caer en tal engaño, y que te dé luz y gracia para despreciar lo temporal y codiciar lo eterno solamente.

PUNTO III. Tiende los ojos por los sucesos de este año, y considera las mudanzas que ha tenido, los varios acaecimientos, los fracasos y desgracias, la caída de los unos y las subidas y adelantamientos de los otros: entra dentro de ti mismo, y considera lo que ha pasado por ti en el discurso de este breve tiempo; la variedad de afectos, ya de alegría, ya de tristeza, ya de contento, ya de descontento; las turbaciones de ira y enojo; los días buenos y malos; la mengua de salud; el desmedro en lo temporal y espiritual ; las ocasiones de impaciencia contigo y con los hombres; la variedad de los tiempos y la inestabilidad de todo cuanto está debajo del cielo, y hallarás que no tiene la luna tantas mudanzas, ni muda el camaleón tantos colores al día, cuantas han sido las mudanzas de tu corazón en los que has vivido este año; y saca de aquí desengaños de lo que es lo temporal, y deseos de despreciar vida tan engañosa y mudable, y estribar firmísimamente en la verdadera y constante, que es la espiritual y santa que nos está enseñando el Hijo de Dios desde que entra en este mundo hasta que sale: pon los ojos en la tranquilidad de ánimo que gozan los siervos de Dios, resignados y seguros en su santa voluntad, sin tener otro querer más de lo que Dios quiere o no quiere: mira cómo aunque corran los años no los pierden, porque los logran con santas obras, de que han de gozar para siempre; pero los malos los pierden, porque dejan pasar el tiempo en balde, y así se quedan sus años vacíos y sus días vanos: acuérdate que el tiempo pasado nunca vuelve, y que no has de ver mas este año que pasó, y logra el que Dios te diere para bien de tu alma: llora el tiempo perdido, y enmienda la vida en lo porvenir.

PUNTO IV. Pon los ojos en Cristo nuestro Señor en el pesebre, y entra con la consideración en su pecho, y contempla cómo desde el instante de su concepción, y desde el día y hora que nació en el mundo hasta lo último de su vida, no dejó de obrar y merecer sin perder un instante de tiempo: considera los actos de agradecimiento que haría a su Eterno Padre por las mercedes que le había hecho sobre todos los hombres, y los que haría asimismo de amor y caridad, amándole intensísimamente y ofreciéndose en holocausto a su santo servicio: los actos que haría en su alma de celo de su gloría, deseando y pidiendo que fuese glorificado y ensalzado sin fin, y del bien de las almas, deseando y pidiendo al Padre su salvación, y ofreciendo desde el pesebre su vida por sus hermanos: grande lección te lee, ¡oh alma mía! este Divino Catedrático del cielo de lograr el tiempo y los años que te da para servirle: oye, ve, aprende su doctrina, y no olvides su enseñanza, y saca de aquí propósitos firmísimos de imitarle, y recuperar en los años que te diere de vida lo que has perdido en este y en los pasados por tu descuido y flojedad, y pídele gracia para enmendar tu vida en adelante, despreciando al mundo y siguiendo sus pisadas en lo porvenir, como si el que se sigue fuese el último año de tu vida.

(1) Tit. 3.

 

ORACIÓN PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS

Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e ins­pi­ra­ciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

Ofrecimiento diario de obras

Ven Espíritu Santo

inflama nuestros corazones

en las ansias redentoras del Corazón de Cristo

para que ofrezcamos de veras

nuestras personas y obras

en unión con Él

por la redención del mundo

 

Señor mío y Dios mío Jesucristo

Por el Corazón Inmaculado de María

me consagro a tu Corazón

y me ofrezco contigo al Padre

en tu Santo Sacrificio del altar

con mi oración y mi trabajo

sufrimientos y alegrías de hoy

en reparación de nuestros pecados

y para que venga a nosotros tu Reino.

Te pido en especial

Por el Papa y sus intenciones,

Por nuestro Obispo y sus intenciones,

Por nuestro Párroco y sus intenciones.

 

31 de diciembre. SAN SILVESTRE PAPA #santos #santoral

31 de diciembre

San Silvestre I

Papa

(280-335)

 

El largo pontificado de San Silvestre (del 314 al 335) transcurrió paralelo al gobierno del emperador Constantino, en una época muy importante para la Iglesia que acababa de salir de la clandestinidad y de las persecuciones. Fue en ese período cuando se formó una organización eclesiástica que duraría varios siglos. En esta obra tuvo Constantino un lugar de consideración. Este, efectivamente, era el heredero de la gran tradición romana imperial y por eso se consideraba el legítimo representante de la divinidad (nunca renunció a ostentar el título pagano de "pontifex maximus"), y por tanto del Dios de los cristianos.

 

Fue él, por tanto, y no el Papa Silvestre, quien convocó en el 314 un sínodo para acabar con el cisma que había estallado en Africa; y fue también él quien convocó en el 325 el primer concilio ecuménico de la historia, en Nicea (Bitinia), residencia veraniega del emperador.

 

Al obrar así, Constantino introdujo un método de intromisión del poder civil en los asuntos eclesiásticos que tendría desastrosas consecuencias. Pero por ahora las consecuencias fueron positivas, entre otras cosas por la buena armonía que reinaba entre el Papa Silvestre y Constantino. Este, en efecto, no ahorró sus aprobaciones y sus apoyos aun económicos para la vasta obra de construcción de edificios eclesiásticos.

 

Precisamente Constantino, en su calidad de "pontifex maximus", fue quien pudo autorizar y consentir el "sacrilegium" de construir una gran basílica en honor de San Pedro sobre la colina Vaticana, después de haber parcialmente destruido o tapado el cementerio pagano, descubierto por las excavaciones ordenadas por Pío XII en 1939. Fue también la colaboración entre el Papa Silvestre y Constantino la que permitió la construcción de otras dos importantes basílicas romanas, una en honor de San Pablo sobre la vía Ostiense, y sobre todo la otra en honor de San Juan.

 

Inclusive, Constantino quiso manifestar su simpatía por el papa Silvestre dándole su mismo palacio lateranense, que desde entonces y por varios siglos fue la residencia de los Papas.

lunes, 29 de diciembre de 2025

LO QUE OBRARON EN ESTOS DÍAS NUESTRA SEÑORA Y EL GLORIOSO SAN JOSÉ

30 de diciembre

De lo que obraron en estos días nuestra Señora y el glorioso san José.

 

MEDITACIONES DIARIAS

DE LOS MISTERIOS

DE NUESTRA SANTA FE,

por el P. Alonso de Andrade,

DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Señor mío y Dios mío: creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

30 de diciembre

MEDITACIÓN

De lo que obraron en estos días nuestra Señora y el glorioso san José.

 

PUNTO PRIMERO. Cuatro géneros de personas visitaron a nuestra Señora estos días; los ángeles, los pastores, San Simeón y Ana profetisa, como escribe San Lucas en el cap. 2 , y conforme a esto meditarás en los cuatro puntos de esta meditación: lo primero es el júbilo de la Virgen y del glorioso San José, cuando vieron a Cristo adorado de los ángeles en la tierra como lo estuvo en el cielo, las gracias que le darían al Eterno Padre por la honra que hacía a su Hijo, y los agradecimientos a los ángeles por la humildad con que le reconocían por su Dios y Señor: gózate de tener tal Redentor, y de verle reverenciado de los espíritus angélicos: dales mil parabienes a la Virgen María y a su esposo San José, y aprende a reverenciar y servir a Dios con cuerpo y mente como los ángeles del cielo.

PUNTO II. Considera cómo entraron los pastores en aquel pobre portal a adorar a Cristo, y atiende a las palabras que dirían a la Santísima Virgen su Madre; cómo le darían el parabién con sencillas palabras, nacidas de sus corazones sin doblez, del Hijo que Dios le había dado, y le contarían lo que les había pasado con el ángel, y lo que les había dicho, y los ejércitos de ellos que habían visto en los aires, cantando himnos y alabanzas a Dios en las alturas y paz a los hombres en la tierra de buena voluntad y dice San Lucas, que nuestra Señora guardaba todas estas palabras, rumiándolas y meditándolas en su corazón, y que los pastores dieron parte a muchos de lo que habían oído y visto: a donde tienes mucho que pensar y aprender en la candidez con que los pastores dan el parabién a nuestra Señora, a dársele tú también con tan entera voluntad: medita el retorno de la Virgen, y las palabras tan llenas de humildad y agradecimiento que les diría, y el júbilo que con ellas sentirían en sus almas, y procura hacerte digno de oír otras tales de su boca, y a ser agradecido a quien te hiciere bien: aprende de esta Señora a conservar en tu pecho los misterios divinos, y a meditarlos con ella en lo interior de tu corazón; y de los pastores a comunicar a tus prójimos las mercedes que el Señor te hiciere, cuando fuere conveniente para bien de sus almas; y pídele al Señor gracia para cumplir todo esto.

PUNTO III. Considera lo que dice San Lucas, que estaban la Virgen y el glorioso San José admirados de las cosas que se decían del Niño Dios y de aquel Señor abreviado; y mira que si tú no te admiras de sus misterios, es porque no los meditas, ocupado en otras cosas del siglo; ni oyes lo que de él se predica, porque te diviertes en los negocios del mundo. Saca de aquí propósitos de dar de mano a todo lo terreno para atender a lo divino y celestial: oye y medita lo que dijo de Cristo el Santo Simeón, conviene a saber: que este Niño había nacido para ruina y resurrección de muchos de Israel; para ruina de los malos que no le recibieron, y resurrección de los que le recibieron y adoraron y siguieron sus pisadas: entra la mano en tu pecho, y considera si ha nacido el Redentor para bien o ruina de tu alma: mira cómo le has recibido y tomado sus ejemplos y seguido sus pisadas, y gime y llora tu descuido y la tibieza que has tenido hasta aquí, y empieza desde hoy con fervor a entrar en su santo servicio, porque no se trueque en ponzoña por tu malicia la triaca que Dios te ha dado para salud de tu alma.

PUNTO IV. Considera cómo ordenó Dios que viniese también una santa mujer, viuda, honesta y sabia, de mucha penitencia, oración y asistencia al templo, a reconocer a Cristo y publicar sus loores a todos los de Israel, para que de todos estados fuese reconocido y adorado el Redentor, no les quedase escusa a los del pueblo, pues sabiéndolo no le reconocieron: contempla el eco que todas estas cosas harían en el corazón de su Santísima Madre, y cómo alabaría y engrandecería a Dios por ellas, y acompáñala en darle loores y alabanzas con todos: gózate de que sea alabado y glorificado en la tierra como en el cielo, y pide a todas las criaturas que le alaben y glorifiquen y suplan lo que a ti te falta.

 

ORACIÓN PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS

Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e ins­pi­ra­ciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

Ofrecimiento diario de obras

Ven Espíritu Santo

inflama nuestros corazones

en las ansias redentoras del Corazón de Cristo

para que ofrezcamos de veras

nuestras personas y obras

en unión con Él

por la redención del mundo

 

Señor mío y Dios mío Jesucristo

Por el Corazón Inmaculado de María

me consagro a tu Corazón

y me ofrezco contigo al Padre

en tu Santo Sacrificio del altar

con mi oración y mi trabajo

sufrimientos y alegrías de hoy

en reparación de nuestros pecados

y para que venga a nosotros tu Reino.

Te pido en especial

Por el Papa y sus intenciones,

Por nuestro Obispo y sus intenciones,

Por nuestro Párroco y sus intenciones.