miércoles, 10 de diciembre de 2025

CONCEPCIÓN DE NUESTRA SEÑORA #adviento #meditacion #evangelio

Jueves de la II semana de Adviento.

De la Concepción Purísima de nuestra Señora.

 

MEDITACIONES DIARIAS

DE LOS MISTERIOS

DE NUESTRA SANTA FE,

por el P. Alonso de Andrade,

DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Señor mío y Dios mío: creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

MEDITACIÓN V.

Jueves de la II semana de Adviento.

De la Concepción Purísima de nuestra Señora.

PUNTO PRIMERO. Considera cómo habiendo determinado el Verbo Eterno hacerse hombre, у honrar la naturaleza humana, y criar la Santísima Virgen para que fuese Madre suya, labró la tela, como dice san Ambrosio, de que se había de vestir del linaje de Abraham y de David, adornándola , y enriqueciéndola de tantos y tan santos progenitores llenos de heroicas virtudes, empezando tantos siglos antes a disponer la posada en que había de habitar, y a sazonar la masa de que había de formar su cuerpo: de lo cual debes aprender cuánta disposición es necesaria en el alma para recibir á Dios dignamente, y que ninguna es demasiada para la alteza de tan soberano huésped, y con cuánto tiempo, y cuán de propósito debes disponerte para recibirle en tu pobre morada, y pide a nuestro Señor su gracia para ello, y que te disponga y haga digno de recibirle, como dispuso digna morada para sí en la Santísima Virgen.

PUNTO II. Considera con qué virtudes previno a San Joaquín y a Santa Ana para hacerlos dignos padres de tal hija que fueron, grande santidad y piedad, honestidad y paciencia, afligiéndolos muchos años con nota de esterilidad, oprobio y afrenta de aquel pueblo, curtiendo, como dice San Gerónimo, con estas calamidades y trabajos la piel de que se había de vestir, como se curten las más preciosas con las inclemencias de los tiempos, y aprende a tener paciencia en los trabajos que Dios te enviare, persuadiéndote, que son prendas de su amor con las cuales te quiere labrar y disponer para hacerte mercedes: humíllate en su presencia, y dale gracias por ellas, teniéndolas y estimándolas como mercedes de su divina mano, rindiéndote a su divina voluntad, y pidiéndole que se haga en ti enteramente, así en la tierra, como en el cielo.

PUNTO III. Considera cómo en la Concepción de la Purísima Virgen previno la gracia a la culpa, preservándola de toda mancha, pues no era justo que la tuviese la tela de que se había de vestir, ni la casa en que había de morar, ni la que había de ser Madre suya, enriqueciéndola desde luego con tantas y tan heroicas virtudes, que pudiese honrarse de su Madre en la tierra, como de su Padre en el cielo: gózate de su dicha, y dale mil parabienes por su alteza y dignidad: alégrate de tener tal Señora y tal Reina, contempla el gozo de los ángeles, y los parabienes que le dieron en el instante de su Concepción: acompáñalos tú con suma devoción, y ofrécete con ellos a su culto y servicio .

PUNTO IV. Considera por una parte la ojeriza que Dios tiene al pecado, pues ni la sombra de él permitió en su Santísima Madre, y mira cuanto debes aborrecerle, y procura con todas tus fuerzas que no caiga en ti su mancha. Y por otra parte contempla las gracias que la Purísima Virgen daría desde luego a su Criador por las mercedes que de su mano recibía, y cómo desde aquel instante hasta el último de su vida no cesó de alabarle y servirle, amarle y reverenciarle, creciendo siempre en santidad, y adelantando el caudal de sus virtudes sin interrupción ni tibieza, caminando de virtud en virtud a la cumbre de la perfección.

 

ORACIÓN PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS

Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e ins­pi­ra­ciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

Ofrecimiento diario de obras

Ven Espíritu Santo

inflama nuestros corazones

en las ansias redentoras del Corazón de Cristo

para que ofrezcamos de veras

nuestras personas y obras

en unión con Él

por la redención del mundo

 

Señor mío y Dios mío Jesucristo

Por el Corazón Inmaculado de María

me consagro a tu Corazón

y me ofrezco contigo al Padre

en tu Santo Sacrificio del altar

con mi oración y mi trabajo

sufrimientos y alegrías de hoy

en reparación de nuestros pecados

y para que venga a nosotros tu Reino.

Te pido en especial

Por el Papa y sus intenciones,

Por nuestro Obispo y sus intenciones,

Por nuestro Párroco y sus intenciones.

11 de diciembre. SAN DÁMASO PAPA #santos #santoral

11 de diciembre

San Dámaso
Papa
(304-384)

Se le ha llamado: "Ornamento de Roma. Doctor virgen de la Iglesia virgen. El Papa español. Heraldo de la fe...".

Parece ser que nació en Roma por el año 305 de una familia de ascendencia española. Su padre hizo la carrera eclesiástica. Se llamaba Antonio y fue notario, lector, levita y sacerdote. Su madre, llamada Laurencia, murió de muy avanzada edad. Tuvo también una hermana que se llamó Irene y que también se consagró al servicio del Señor.

Dámaso fue educado a la sombra de su padre en un ambiente exquisito, alternando sus amistades entre los cristianos y los antiguos patricios romanos, muchos de los cuales nada querían saber con los cristianos. Desde el primer momento quiso ser sacerdote y para ello se preparó lo mejor que pudo. Como valía mucho, pronto tuvo también envidiosos y calumniadores, pero no por ello dejó de hacer el bien y de trabajar por la Iglesia.

Dos clases de libros le agradaron desde niño: la Sagrada Escritura y las Actas de los Mártires. Sobre ellos llegará a ser el gran poeta, que, en elegantísimos versos latinos cantará las maravillas de aquellos que valientemente dieron su sangre por Jesucristo. Aún hoy se conservan algunos fragmentos de aquellos inspirados cantos al heroísmo cristiano.

No fueron fáciles los tiempos en que Dámaso es elevado al Papado como sucesor del Papa Liberio. Hubo un antipapa (Félix) y hubo de trabajar denodadamente para que la herejía no se propagase en aquellos años que la Iglesia ya gozaba de libertad. A la vez que la Iglesia le elige a él como Papa, los partidarios de Ursino lo eligieron a éste. Mucho hubo de sufrir con ello Dámaso. Será una espinita que muy mucho le ayudará a purificarse y a correr por los caminos de la santidad. Este antipapa Ursino no dejará de perseguir a Dámaso y, aunque sea desterrado de Roma, seguirá levantando falsos testimonios contra Dámaso y calumniándole ante su clero. Unos le creen y otros no, pero todo esto entorpece la marcha de la Iglesia y tortura el corazón apostólico de Dámaso que sólo quiere la paz y la unión entre todos.

Los emperadores romanos querían injerirse en el gobierno de la Iglesia y contra este abuso también hubo de luchar duramente San Dámaso. En Oriente también tuvo bastantes dificultades. A pesar de ello, Dámaso seguía trabajando por la unión de los cristianos y por la extensión de la fe cristiana, lo que consiguió con la celebración de Concilios y Asambleas para purificar los errores que solapadamente intentaban destruir la Iglesia. Por esta dureza contra los herejes fue apellidado "diamante de la fe".

Los obispos de Oriente reconocen su primado y su valía y le escriben: "Instruidnos, dirigidnos; admitimos lo que admitáis vos; rechazamos lo que vos rechazáis. Sólo de vos aguardaremos la paz y la unidad de la Iglesia".

San Dámaso fue quien encomendó a San Jerónimo la edición oficial de la Sagrada Escritura en latín.

Dámaso sabe que es el sucesor de San Pedro, el Vicario de Cristo. Por ello escribe: "Hacéis bien en dar a la Sede Apostólica la reverencia que le es debida. La primera ventaja es para vosotros. La Iglesia romana, en cuyo trono se sienta el apóstol Pedro, posee, efectivamente, ese primado de jurisdicción que, aunque indigno, tengo yo ahora en mis manos". Este Patrono de las Catacumbas y de la Arqueología cristiana, como lo declaró el Papa Pío XI, expiraba, cargado de buenas obras, y casi octogenario, el 11 de Diciembre del año 384.

 

martes, 9 de diciembre de 2025

ELECCIÓN DE NUESTRA SEÑORA PARA MADRE DEL VERBO #homilia #evangelio #adviento

Miércoles de la II semana de Adviento.

De la elección de nuestra Señora para Madre del Verbo Eterno.

 

MEDITACIONES DIARIAS

DE LOS MISTERIOS

DE NUESTRA SANTA FE,

por el P. Alonso de Andrade,

DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Señor mío y Dios mío: creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

MEDITACIÓN

Miércoles de la II semana de Adviento.

De la elección de nuestra Señora para Madre del Verbo Eterno.

 

PUNTO PRIMERO. Considera cómo habiendo hecho el decreto la Santísima Trinidad de redimir al hombre, haciéndose hombre el Verbo Eterno, quiso nacer de mujer como los demás hombres, aunque por modo más perfecto, cual convenía a su deidad: bien pudiera Dios formar un cuerpo perfecto como el de Adán, y unirse a él hipostáticamente, elevándole a ser Dios sin nacer de mujer, pero no quiso tomar este medio, sino ser concebido y nacer de una Virgen, así para honrar mas la naturaleza humana, haciendo a un hombre Dios y a una mujer Madre suya, como para asemejarse en todo a los demás hombres; empezando desde su Concepción a padecer la estrechura de aquel aposento por nueve meses, y naciendo pequeño, sujeto a las inclemencias de los tiempos, sujetándose a una mujer como a madre suya; en que tienes mucho que agradecer, y aprender a no afectar excepciones, y a padecer desde luego por su amor, y sujetar tu voluntad a la de los otros hombres.

PUNTO II. Considera, que también quiso Dios nacer de mujer, para que como nuestra perdición tuvo principio de un hombre y una mujer, le tuviese nuestra redención de otro hombre y otra mujer que en cierto modo ayudase a ella, dando el cuerpo al Redentor, para que así la medicina correspondiese a la dolencia, y el remedio a la culpa: de lo cual sacarás el que has de poner tú a las tuyas, procurando con todas tus fuerzas satisfacer por tus pecados, cuanto fuere de tu parte, con debida y proporcionada penitencia, haciendo tales obras, que merezcas el perdón de tus pecados.

PUNTO III. Considera la elección que hizo para esto de la Santísima Virgen, mirando Dios a todos los siglos pasados, presentes y por venir, y de todos ellos escogió a esta Purísima y Santísima Señora, adornándola con altísimas virtudes, cuales convenían a tal Reina y a tal Virgen, que había de ser Madre suya. Contempla aquí la providencia divina desde antes de los siglos en prevenir los medios para nuestra redención, y la excelencia de esta Señora, escogida para Madre suya, y gózate de tener tal Madre, que lo es de los peсаdores, y cobra gran confianza en la misericordia de Dios, que la tendrá de ti, y que con su divina providencia te dará remedio a tus pecados, y alivio a todas tus fatigas.

PUNTO IV. Considera que, como dice el Apóstol (1), Dios no es aceptador de personas, y que en una balanza pone el cargo y en otra la gracia y auxilios para ejercitarle; y así decretó a la Reina del cielo desde luego lo que necesitaba para tan alto oficio como era ser Madre de Dios, determinando enriquecerla de todas las gracias, prerrogativas , y virtudes que para tan alta dignidad se requerían: de lo cual has de sacar una firme confianza en la misericordia y providencia divina, de que te dará los auxilios y gracias que necesitares para los puestos en que te pusiere, y para las cosas que te mandare, y un grande aliento para todo lo que fuere de su servicio, confiando en su gracia, en la cual todo lo puedes, y sin la cual nada.

(1) Gal. 1.

 

ORACIÓN PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS

Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e ins­pi­ra­ciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

Ofrecimiento diario de obras

Ven Espíritu Santo

inflama nuestros corazones

en las ansias redentoras del Corazón de Cristo

para que ofrezcamos de veras

nuestras personas y obras

en unión con Él

por la redención del mundo

 

Señor mío y Dios mío Jesucristo

Por el Corazón Inmaculado de María

me consagro a tu Corazón

y me ofrezco contigo al Padre

en tu Santo Sacrificio del altar

con mi oración y mi trabajo

sufrimientos y alegrías de hoy

en reparación de nuestros pecados

y para que venga a nosotros tu Reino.

Te pido en especial

Por el Papa y sus intenciones,

Por nuestro Obispo y sus intenciones,

Por nuestro Párroco y sus intenciones.