viernes, 26 de diciembre de 2025

EL GLORIOSO SAN JUAN EVANGELISTA #navidad #meditation #evangelio

27 de diciembre

Del glorioso San Juan Evangelista.

 

MEDITACIONES DIARIAS

DE LOS MISTERIOS

DE NUESTRA SANTA FE,

por el P. Alonso de Andrade,

DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Señor mío y Dios mío: creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

27 de diciembre

MEDITACIÓN

Del glorioso San Juan Evangelista.

 

PUNTO PRIMERO. Para este día tienes por meditación la vida y virtudes del glorioso San Juan Evangelista, apóstol, evangelista, doctor, virgen y mártir de Cristo, y entre todos los apóstoles el amado del Señor, a quien reveló sus más altos y ocultos misterios, y le dio por madre a su Santísima Madre, encomendándosela desde la Cruz: lo primero considera la dignidad tan alta y los oficios tan grandes y soberanos para que Dios escogió a este santo apóstol, y la gracia que le dio para ellos, y el cobro que dio de tantos y tan altos ministerios, porque Dios pone en una balanza el oficio y en otra la gracia para ejercitarle: de lo cual has de sacar un grande esfuerzo para lo que Dios nuestro Señor te mandare, y una grande confianza de que te dará fuerzas y espíritu para las empresas en que te pusiere por arduas que sean: gózate de las prerrogativas que tuvo San Juan; dale gracias al Señor por las grandes mercedes que le hizo, y pídele afectuosamente que te haga participante de sus gracias .

PUNTO II. Considera cómo San Juan se dispuso con la gracia de Dios para merecer de su parte las mercedes que le hizo, correspondiendo a ellas con altísimas virtudes y santidad de vida. Pondera y medita la prontitud y presteza con que obedeció a la voz de Dios cuando le llamó al apostolado, dejando al padre y a la madre y cuanto tenía en el siglo, y haciéndose pobre por Cristo; la pureza de su vida guardando virginidad perpetuamente, la mortificación de las pasiones, la obediencia y rendimiento de su voluntad a la de Cristo, sin tener más querer o no querer que el suyo, el fuego de amor divino que ardía en su pecho, por el cual mereció ser amado singularísimamente del Señor, la devoción tan cordial que tuvo toda la vida a la Santísima Virgen, el celo de las almas de sus prójimos, el que tuvo de la gloria y honra de Dios, por el cual ofreció con alegría la vida, faltando, como dice San Jerónimo, antes el martirio a la voluntad que la voluntad al martirio: de todo lo cual has de sacar afectos de estima y devoción singular con este santo apóstol, y también deseos de imitar sus virtudes, y de corresponder a la gracia y vocación de Dios, haciéndote digno de recibir sus mercedes y ser favorecido por él.

PUNTO III. Considera cómo Cristo le recostó la noche de la Cena sobre su propio pecho, y la luz que allí le comunicó para conocer, escribir y predicar sus misterios, y el fuego de amor divino que encendió en su alma, sin envidia de los otros apóstoles, y cómo no se envaneció con estos favores tan singulares, sino que antes se humilló más y guardó inviolable secreto, hasta que Dios le mandó publicarlos; y últimamente, pondera que no fue como los validos del mundo, que todo su poder emplean en sus adelantamientos, sino que este glorioso apóstol empleó todos los favores de Dios en servicio de sus prójimos, enseñándolos, alumbrándolos y encaminándolos al cielo, y alcanzándoles grandes mercedes del Señor; en que tienes grande enseñanza para tu vida y costumbres: lo primero aprendiendo de San Juan a unirte con Dios, si quieres alcanzar la luz y conocimiento de su ministerio; lo segundo a no envanecerte con sus favores, sino a humillarte más con ellos, como él se humilló; lo tercero a no tener envidia de las medras de tus prójimos, como no la tuvieron de San Juan los apóstoles; lo cuarto a emplear tus valimientos en el aprovechamiento de tus prójimos como el santo empleó los suyos. Levanta el corazón a Dios, y pídele por los merecimientos de su apóstol que te de un destello de la gracia de Dios para seguir sus pisadas, y emplearte en su servicio y provecho de tus prójimos.

PUNTO IV. Considera la dignidad a que levantó Cristo a San Juan cuando en la hora de su muerte le dijo a su Santísima Madre, que le tuviese por hijo, y a él, que la tuviese por su Madre, y desde aquella hora la recibió por suya, y la sirvió, y asistió siempre, que fue una prerrogativa singular, merecida por sus altas virtudes. Pondera cuán agradecido quedaría San Juan a Cristo por esta merced; y aprende tú a agradecerle las que recibes de su mano: mira el recogimiento con que se ofrecería a la Beatísima Virgen María Señora nuestra, no por su hijo, sino por su esclavo, para servirla eternamente: considera la benignidad y саriño con que le recibiría la Reina del cielo, el amor que le mostraría, y el que ardería en el pecho de San Juan para con la Virgen, las palabras tan humildes y corteses y de tanta devoción y ternura que se dirían los dos en aquella ocasión, y cómo crecería en santidad con la frecuente conversación de María Santísima, y el afecto con que la sirvió todo el resto de su vida, hasta pasar lleno de merecimientos al cielo; y anímate con su ejemplo a tener por Madre y Señora a esta Señora, teniendo por dichas a ti aquellas palabras del Redentor: Ecce Mater tua, veis ahí a tu Madre, y recíbela como San Juan desde esta ahora por tuya, y dile postrado a sus pies: Yo, Señora, no merezco ser vuestro esclavo, ni servir a los esclavos de vuestra casa; mas por vuestra grande piedad os pido y suplico, que me recibáis por siervo vuestro, aunque yo no lo merezca: no miréis a mi indignidad, sino a vuestra piedad y grandeza, y recibid a este pobre huérfano y mendigo que pide limosna a vuestras puertas: extended la mano de vuestra misericordia, cubridme con vuestro manto, y quede yo en vuestra casa para serviros eternamente, como lo confió y espero de vuestra grande bondad, así por vuestros méritos, como por los del glorioso San Juan, a quien pongo por intercesor en vuestro acatamiento.

 

ORACIÓN PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS

Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e ins­pi­ra­ciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

Ofrecimiento diario de obras

Ven Espíritu Santo

inflama nuestros corazones

en las ansias redentoras del Corazón de Cristo

para que ofrezcamos de veras

nuestras personas y obras

en unión con Él

por la redención del mundo

 

Señor mío y Dios mío Jesucristo

Por el Corazón Inmaculado de María

me consagro a tu Corazón

y me ofrezco contigo al Padre

en tu Santo Sacrificio del altar

con mi oración y mi trabajo

sufrimientos y alegrías de hoy

en reparación de nuestros pecados

y para que venga a nosotros tu Reino.

Te pido en especial

Por el Papa y sus intenciones,

Por nuestro Obispo y sus intenciones,

Por nuestro Párroco y sus intenciones.

27 de diciembre. SAN JUAN EVANGELISTA, APÓSTOL #santos #santoral

27 de diciembre

San Juan Evangelista

Apóstol

(s. I)

 

Juan iba con Juan Bautista cuando al pasar Jesús le dijo el Precursor: "Ese es el Cordero de Dios". El mismo se llamará "el discípulo al que amaba Jesús". Juan Evangelista escribió cinco libros del Nuevo Testamento: El cuarto Evangelio, tres Cartas y el único libro profético, el Apocalipsis.

 

Era el hijo del Zebedeo y de María la de Salomé. Era hermano menor de Santiago el Mayor. La primera llamada de Jesús la recibió Juan estando con Andrés: "Venid y veréis". Le quedaron tan profundamente grabadas las palabras de Jesús que, cuando escribía su Evangelio casi sesenta años después de aquella llamada, aún recordará la hora: Eran como las cuatro de la tarde cuando el Maestro me llamó.

 

Juntamente con su hermano Santiago y con Simón Pedro formará parte de los tres discípulos hacia lo que el Maestro sentía una predilección especial. A ellos se los llevará a la Transfiguración al Tabor.

 

A ellos les acercará más en la noche del Jueves Santo, en el Huerto. Si a Pedro le entrega la Iglesia, a Juan le entregará a su Madre.

 

¿Por qué sintió predilección especial Jesús hacia Juan? Lo ignoramos.

 

Algunos Santos Padres pensaron que fue por su virginidad, ya que sabemos que era muy jovencillo cuando lo llamó Jesús a seguirle y que fue virgen toda su vida. Dice San Jerónimo, el Padre de las Sagradas Escrituras: "El Señor virgen quiso poner a su Madre Virgen en manos del discípulo virgen".

 

Juan era de Betsaida, la patria de Simón Pedro y de Andrés, con quienes les unía a los hermanos Boanerges o hijos del trueno una gran amistad. Pertenecía a una familia bien acomodada, para lo que entonces se estilaba, ya que tenían jornaleros y barca propia. Juan era de los "validos" de Jesús. También asistió a la resurrección de la hija de Jairo junto con su hermano y Pedro, y fue el único que tuvo la dicha de reposar su cabeza en el Costado de Cristo la Noche de la última Cena.

 

Juan es el único que será fiel a Jesús hasta el último momento de la Cruz. Mientras los demás le abandonarán, le venderán o le negarán, Juan le acompañará en los últimos momentos y como premio recibirá a María como Madre suya y en su nombre, de toda la humanidad. ¡Gracias, Juan, por este regalo que por tu medio nos hace Jesús!

 

Cuando por el año 49 vuelve Pablo a Jerusalén de su primer viaje, dice que se encontró a Pedro y Juan "columnas de aquella Iglesia".

 

Hay un lapso de más de cuarenta años que nada se sabe de Juan, desde el año 49 hasta el 90 poco más o menos. ¿Dónde pasó este tiempo y qué hizo durante todos aquellos largos años? Lo ignoramos. Sabemos que los últimos años de su vida los pasó en Efeso y Patmos, y desde allí parece ser que escribió sus tres Cartas y el Apocalipsis. Él era el sostén de aquella naciente y floreciente Iglesia. Todos escuchaban con admiración sus palabras: "Hijitos míos, les decía, amaos los unos a los otros". Le dicen sus discípulos: Padre ¿por qué siempre nos repites lo mismo?" -"Porque, contesta él, es lo que yo aprendí cuando recosté mi cabeza sobre el pecho del Maestro. Y si hacéis esto, todo está cumplido."

 

Se cuentan muchas y bellas anécdotas de estos años, más o menos verídicas. Sus discípulos, San Papías de Hierápolis, San Policarpo, San Ignacio de Antioquía, San Ireneo, todos recogieron de sus labios las enseñanzas del Maestro. San Juan fue misionero, predicador de la Palabra de Dios, pero sobre todo "escritor" profundo del Mensaje del Maestro. Murió por el año 96, después de haber sido arrojado a una caldera de aceite hirviendo, sin hacerle daño. Con la muerte de Juan, enamorado de Cristo, se concluyó la revelación en el Nuevo Testamento.

jueves, 25 de diciembre de 2025

EL MARTIRIO DE SAN ESTEBAN #navidad #meditation #evangelio

26 de diciembre

Del martirio de San Esteban.

 

MEDITACIONES DIARIAS

DE LOS MISTERIOS

DE NUESTRA SANTA FE,

por el P. Alonso de Andrade,

DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Señor mío y Dios mío: creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

26 de diciembre

MEDITACIÓN

Del martirio de San Esteban.

 

PUNTO PRIMERO. Considera que, como dice San Fulgencio (1), no sin misterio junta la Iglesia la muerte y martirio de San Esteban con el nacimiento de Cristo, porque se honra el Redentor con la pasión y victoria de sus mártires; y como él nació al mundo para gloria del mundo, renacen los santos en su muerte para Dios y para bien del mundo: los pecadores al contrario mueren de todas maneras, al cuerpo y al alma, a Dios y al mundo, y salen de esta vida con lamentable miseria. Medita despacio cuán presto pasó el martirio de San Esteban, cuánto durará su gloria, cuán breves fueron sus penas y cuán eternas sus glorias, y la corona con que ha tantos siglos que reina y triunfa en el cielo; y al contrario, cuán presto pasó la felicidad de los malos, y cuánto dura y durará su tormento para siempre, y anímate con el ejemplo de este santo mártir a despreciar la vida por Cristo, a dar de mano a todos sus regalos, honras y riquezas, por conseguir el premio que tiene Dios prometido a los que pelean legítimamente, sin bastardear ni descaecer en esta lid.

PUNTO II. Considera a San Esteban en medio del senado de los sacerdotes y doctores de la ley, defendiendo la de Cristo Redentor nuestro, y resplandeciendo su rostro como el de un ángel, porque ha de resplandecer en la vida del predicador que hubiere de resplandecer en la doctrina : atiende y mira a la de este glorioso santo, que era de tan subidos quilates, que ninguno podía responder a sus razones, ni resistir al espíritu con que las decía: atiende a su constancia y a la gracia que Dios le comunicaba para defender su santa ley y glorificar su santo nombre; y saca de aquí afectos de grande confianza en Dios, que te dará su santo espíritu para servirle y dar la vida por su amor y salir con victoria en las ocasiones que te pusiere, y ciencia y sabiduría para todo lo que te ordenare, si tú fueres fiel y constante en su servicio.

PUNTO III. Considera cómo estando disputando en la sinagoga, levantó los ojos al cielo y vio sus puertas abiertas, y a Jesús que estaba en pie, соmo dice San Bernardo, asistiéndole y ayudándole, y a su lado para defenderle. Pondera cómo se abren los cielos a los que defienden la causa de Jesucristo y a los que padecen por su amor, y cómo él los está ayudando y esforzando en la pelea, para que no descaezcan y alcancen consumada victoria, y con esta la corona prometida. Considera la que Dios te tiene preparada, si peleas varonilmente, y cómo sin que tú le veas está a tu lado, y te asiste y defiende, y pelea contigo y por ti contra los enemigos que pretenden impedirte el paso para el cielo: dale muchas gracias por ello, y esfuérzate a pelear con valor hasta el fin. Los cielos miras abiertos, no esperes a que se cierren, sino éntrate por ellos en compañía de San Esteban: sigue sus pasos, y alcanzarás su corona.

PUNTO IV. Considera cómo le sacaron al campo con ímpetu y furor del pueblo, y cómo le apedrearon como a blasfemo, porque los malos tienen por blasfemias las verdades católicas y las alabanzas de Cristo: no hagas caso de sus juicios, si te vieres condenar injustamente. Contempla el tránsito de este esclarecido protomártir, y cómo fue de fiel discípulo de Cristo se hincó de rodillas, y oró por sus enemigos antes que por sí, porque le dolían mas sus pecados que sus propias heridas, y aprende a tener paciencia, y a perdonar injurias, y a rogar a Dios por los que te ofenden, tan de corazón como San Esteban oró por sus enemigos. Contempla otrosí, cómo aquella bendita alma se desató de su cuerpo y entró en manos de los ángeles triunfando en el cielo: mira la gloria con que fue recibido, y los festejos que le hizo Cristo, y cómo de su mano le puso la corona en la cabeza y la palma en la mano, y le asentó en el trono de su gloria para reinar eternamente: dale mil parabienes de su dicha, y pídele con entrañable afecto de tu alma que te dé la mano para seguirle, y que te ayude, y alcance del Señor gracia y esfuerzo para servirle en esta vida, y merecer ser coronado en la otra.

(1) S. Fulg. Serm. de San Esteban.

 

ORACIÓN PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS

Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e ins­pi­ra­ciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

Ofrecimiento diario de obras

Ven Espíritu Santo

inflama nuestros corazones

en las ansias redentoras del Corazón de Cristo

para que ofrezcamos de veras

nuestras personas y obras

en unión con Él

por la redención del mundo

 

Señor mío y Dios mío Jesucristo

Por el Corazón Inmaculado de María

me consagro a tu Corazón

y me ofrezco contigo al Padre

en tu Santo Sacrificio del altar

con mi oración y mi trabajo

sufrimientos y alegrías de hoy

en reparación de nuestros pecados

y para que venga a nosotros tu Reino.

Te pido en especial

Por el Papa y sus intenciones,

Por nuestro Obispo y sus intenciones,

Por nuestro Párroco y sus intenciones.