domingo, 28 de diciembre de 2025

EVANGELIO DEL DOMINGO: EL NIÑO IBA CRECIENDO LLENO DE SABIDURÍA Y LA GRACIA DE DIOS ESTABA CON ÉL

DOMINGO DENTRO DE LA OCTAVA NATIVIDAD DEL SEÑOR
Rito Romano 1962

Continuación del Santo Evangelio según San Lucas 2, 33-40

En aquel tiempo, su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones». Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

 

TEXTOS DE LA MISA - Domingo infraoctavo de la Natividad


COMENTARIO AL EVANGELIO  

sábado, 27 de diciembre de 2025

EL DESTIERRO DE NUESTRA SEÑORA A EGIPTO Y MARTIRIO DE LOS INOCENTES #nav...

28 de diciembre

Del destierro de nuestra Señora a Egipto, y la muerte de los Santos Inocentes.

 

MEDITACIONES DIARIAS

DE LOS MISTERIOS

DE NUESTRA SANTA FE,

por el P. Alonso de Andrade,

DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Señor mío y Dios mío: creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

28 de diciembre

MEDITACIÓN

Del destierro de nuestra Señora a Egipto, y la muerte de los Santos Inocentes.

 

PUNTO PRIMERO. Considera cómo habiendo vuelto nuestra Señora de Belén con su Santísimo Hijo a Nazaret para descansar en su casa, y gozar de la prenda que le había dado el cielo, a poco tiempo después de haber llegado, le sobrevino la persecución de Herodes y el mandato de Dios de que saliese de su tierra, y fuese con su Hijo a Egipto; y luego se puso en camino con su santo esposo, y caminaron a Egipto, adonde se ha de ponderar, cómo no quiere Dios que los suyos descansen en este mundo, y como dijo el Santo Job (1) ,toda su vida es una continua guerra sobre la tierra: mira cómo desde que nació Cristo en ella empezó a padecer guerras, trabajos y persecuciones, y apercíbete para padecer todos los días de tu vida: no busques aquí descanso, porque no es este el lugar de tu morada, mas ofrécete al Señor para padecer por su amor mientras vivieres, que si fueres su compañero en las penas , también lo serás en la gloria.

PUNTO II. Considera la exacta obediencia de la Santísima Virgen y del glorioso San José, los cuales luego aquella misma noche que el ángel habló en sueños a San José , sin dilatar un punto su mandato, se levantaron y partieron a Egipto, dejando su tierra, deudos y parientes, y desterrándose a tierras tan extrañas, que aborrecían de corazón a los hebreos por asegurar a Cristo, y obedecer a Dios; de dónde has de sacar firmísimos propósitos de obedecer a ciegas lo que tu superior te ordenare, sin discurrir ni replicar en contrario, aunque parezcan cosas a la razón disonantes. Pondera que a la prudencia humana parecía fuera de ella guardar al niño Jesús en Egipto adonde tenían ley de quitar la vida a todos los hijos varones de los hebreos, y allí estuvo seguro, y no lo estuvo entre sus propios deudos y parientes, porque la obediencia es puerto seguro de todos los que la cumplen; pondera además, que no intimó este oráculo el ángel a la Santísima Virgen, con ser tanto mayor en dignidad y santidad, sino al Santo José, a quien la Virgen obedeció como a cabeza, porque es la voluntad de Dios que los más altos y perfectos se sujeten y obedezcan por su amor a los que fueren menos, si estuvieren en su lugar y fueren superiores: ofrécete al Señor a obedecer a todos igualmente por su amor, a ejemplo suyo, y de estos santos obedientes.

PUNTO III. Considera el castigo que di el Señor a aquel pueblo por su incredulidad y desconocimiento, huyendo de él y pasando a Egipto, porque Dios desampara a los ingratos que es el mayor castigo que puede darlos, dejándolos en sus vicios: exclama con gemidos y pide a Dios que no te dé tan riguroso castigo como es volverte las espaldas, apartándose de ti; y saca de aquí propósitos muy firmes de ser agradecidísimo a Dios y reconocido a sus beneficios, porque no se enoje contra ti y te deje en tus vicios. Pondera cómo la Virgen Santísima y el glorioso San José dejaron su patria, casa, parientes y amigos, por no perder a Cristo, y resuélvete con su ejemplo a dejar cuanto poseyeres por no perder a Dios.

PUNTO IV. Considera cómo al entrar Cristo en Egipto cayeron de su estado todos los ídolos, porque el día que entra en un alma no ha de quedar ídolo de afición desordenada en ella; y si entra en la tuya, debes desterrar todos los ídolos de tu casa. Medita la vida que harían estos santos casados entre aquella gente idólatra los siete años que duró su destierro; con qué paz y paciencia se portaron con ellos, haciendo bien a todos, y alumbrándolos en el camino del cielo con su ejemplo y santas palabras, y aprende a conversar con los malos, sin contaminarte con sus vicios, sino antes convertirlos a Dios con el porte de tu vida, con mansedumbre, caridad y paciencia; y últimamente pondera que al mismo tiempo padecieron martirio por Cristo tantos inocentes en Judea: mira cómo Cristo estuvo más seguro en Egipto que ellos en su propia tierra, porque allí lo estarás tú a donde Dios te pusiere; y la merced que les hizo el Redentor, pues en tan tierna edad les labró la corona del martirio, de que hoy gozan en la gloria: este fruto sacó de su destierro, y juntamente santificó a Egipto, y le hizo fecundo de tantos santos anacoretas como después tuvo, que son el ejemplo de la vida monástica en su Iglesia .

(1) Job. 7.

 

ORACIÓN PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS

Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e ins­pi­ra­ciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

Ofrecimiento diario de obras

Ven Espíritu Santo

inflama nuestros corazones

en las ansias redentoras del Corazón de Cristo

para que ofrezcamos de veras

nuestras personas y obras

en unión con Él

por la redención del mundo

 

Señor mío y Dios mío Jesucristo

Por el Corazón Inmaculado de María

me consagro a tu Corazón

y me ofrezco contigo al Padre

en tu Santo Sacrificio del altar

con mi oración y mi trabajo

sufrimientos y alegrías de hoy

en reparación de nuestros pecados

y para que venga a nosotros tu Reino.

Te pido en especial

Por el Papa y sus intenciones,

Por nuestro Obispo y sus intenciones,

Por nuestro Párroco y sus intenciones.

28 de diciembre. LOS SANTOS INOCENTES #santos #santoral

28 de diciembre

Los Santos Inocentes

Mártires

(s. I)

 

Preciosa y sustanciosa la poesía que trae como Himno litúrgico el Oficio de Lecturas de hoy. Él da la síntesis de esta festividad con todos sus matices: "Oye, ansioso y turbador, el rey tirano, que ha nacido en Belén el rey de reyes, el que viene a cambiar todas las leyes, y a remover el corazón humano." Con la nueva, exclamó loco de saña: "Si este pequeño vive soy depuesto. Ministro, empuña el sable, vete presto." Las cunas con la sangre riega y baña. ¿Qué aprovecha delito tan extraño? ¿De qué sirven a Herodes sus maldades? Ejemplo son de tantas crueldades, en que el hombre se ciega haciendo daño. Jesús, tú que escapaste de su espada, ayuda a quienes hoy huir no pueden, no dejes que los hombres hoy se queden, hundidos en violencia despiadada. Sabes, Señor, que Herodes todavía, reina de los hombres en el corazón; convierte, Cristo, esta violencia mía, en pacífica siembra de tu amor".

 

Los Magos van a Herodes a pedirle información sobre el recién nacido Rey de los judíos. San Mateo nos cuenta, con riqueza de detalles, este acontecimiento. Los Santos Padres han cantado en sus Homilías preciosas este grito que, como el que dio Raquel en Roma, "fue un llanto y lamento grande, llorando las madres a sus hijos, sin querer ser consoladas porque ya no existen". Así lo cantó Jeremías siete siglos antes de que esto sucediera. Ellos son "inocentes" y mueren por el Gran Inocente, por el que viene a "quitar los pecados del mundo".

 

El Obispo de Hipona, San Agustín, cantó así a estos Niños Inocentes: "La inocencia alcanza la dicha de morir por la justicia. Estos Niños inocentes son las flores de los Mártires y las primeras coronas de la Iglesia católica, que el ardor de la más violenta pasión hizo brotar en el invierno de la infidelidad y que arrastró el huracán de la persecución".

 

Y San Pedro Crisólogo se dirige a ellos felicitándolos: "Habéis sido bautizados con vuestra sangre, como vuestras madres lo fueron con sus lágrimas que derramaron por vuestro martirio. ¡Vosotros sois los verdaderos mártires de la gracia, que habéis confesado la fe sin hablar y que habéis muerto y triunfado sin conocer el premio ni el mérito de vuestra victoria! ¡Sólo la inocencia, sólo los corazones puros, han podido merecer esta distinción!"

 

Nuestro poeta Prudencio cantó ya en la antigüedad: "¡Felices sois, primicias de los mártires, a quienes el perseguidor de Cristo os arrebató en el umbral mismo de la vida, como el torbellino arrebata los tiernos capullos de los rosales! Vosotros sois las primeras víctimas de Cristo, rebaño tierno de los Inocentes; delante de la misma ara del Cordero, jugáis ingenuos con vuestras palmas y coronas...".

 

El obispo San Quodvultdeus comenta la fiesta de hoy: "Herodes, matas el cuerpo de los niños, porque el temor te ha matado a ti el corazón. Crees, que si consigues tu propósito, podrás vivir mucho tiempo, cuando precisamente quieres matar a la misma Vida. Pero aquél, fuente de gracia, pequeño y grande, que nace en el pesebre, aterroriza tu trono; actúa por medio de ti, que ignoras sus designios y libera las almas de la cautividad del demonio... Los niños sin saberlo mueren por Cristo... ¡Oh gran don de la gracia! ¿De quién son los merecimientos para que así triunfen los niños? Todavía no hablan, y ya confiesan a Cristo. Todavía no pueden entablar batalla valiéndose de sus propios miembros, y ya consiguen la palma de la victoria".

 

Interceded por todos los que cobardemente abandonan la fe. Haced que crezca ésta de día en día en todo el mundo.