sábado, 16 de marzo de 2024

“YO SOY LA LUZ DE MUNDO.” Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino

 


“YO SOY LA LUZ DE MUNDO.” Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino

 

Sábado de la IV semana de Cuaresma

 

Comentarios al Evangelio

de la Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino

 

12     Y otra vez les habló el Señor diciendo: "Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no anda en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida". (v. 12)
 

Alcuino

Como había absuelto a aquella mujer de su culpa, para que no dudasen de si podría perdonar pecados quien aparecía como puro hombre, se dignó demostrar más claramente el poder de su divinidad. Por esto dice: "Y otra vez les habló Jesús diciendo: "Yo soy la luz del mundo".
 

Beda

En lo que debe observarse que no dice yo soy la luz de los ángeles, o del cielo, sino la luz del mundo, esto es, de los hombres, que habitan en las tinieblas, según dicen aquellas palabras: "Para alumbrar a aquellos que están sentados en la sombra y en las tinieblas de la muerte" ( Lc 1,79).
 

Crisóstomo, in Ioannem, hom.51

De otro modo, como le atribuían por patria a Galilea, y dudaban si sería alguno de los profetas (o que sería un profeta cualquiera), quiso demostrar que no era un profeta, sino el dominador de todo el universo. Por esto dice: "Y otra vez les habló Jesús diciendo: "Yo soy la luz del mundo", no sólo de Galilea, ni de Palestina, ni de Judea.
 

San Agustín, in Joannem, tract. 34

Los maniqueos creyeron que ese sol visible a los ojos de la carne era Nuestro Señor Jesucristo, pero la Iglesia católica desaprueba tal error, porque no es el Señor un sol creado, sino quien creó al sol. Todas las cosas fueron creadas por El, y para nosotros se hizo esa Luz que estando debajo del sol produjo el sol. Pero está encubierta con la nube de la carne, no para que se oscurezca, sino para mitigar sus rayos. Hablando a través de la nube de la carne, la luz que no puede faltar, la luz de la sabiduría, dice a los hombres: "Yo soy la luz del mundo" ( Jn 1,3).
 

Teofilacto

Pueden aducirse en contra de Nestorio estas palabras; porque no dijo que en mí está la luz del mundo, sino que yo soy la luz del mundo, porque el que parecía sólo hombre era el Hijo de Dios y la luz del mundo. Por tanto el Hijo de Dios no habitaba (como afirma Nestorio con mucha palabrería) en un simple hombre 1.
 

San Agustín, ut sup

Y hace que separes tus miradas de la carne, y te lleva a la visión del espíritu cuando añade: "El que me sigue, no anda en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida". No cree suficiente el decir, "Tendrá la luz", sino que añade "de la vida". Estas palabras del Señor están conformes con las del salmo: "Con tu luz veremos la luz, porque en ti se encuentra la fuente de la vida" ( Sal 35,10). En los usos de la vida corporal una cosa es la luz y otra la fuente; la boca busca la fuente, los ojos la luz. Pero en cuanto a Dios lo mismo es la luz que la fuente. El mismo que te alumbra para que veas, es el que mana para que bebas. Las promesas que hace las expresa con un futuro, mas fijó el tiempo presente para lo que debemos hacer. Dice: "El que me sigue, tendrá". Ahora sigue por la fe; después poseerá en la realidad. Sigamos al sol visible, y entonces le seguiremos hacia el Occidente, que es hacia donde camina; y porque si no, él te abandonará aunque tú no quieras dejarle. El Señor está todo en todas partes; si no te separas de El, El nunca se ocultará para ti. Deben temerse las tinieblas de las costumbres, no de los ojos. Y si de los ojos, no de los exteriores, sino de los interiores, por los que no se distingue lo blanco de lo negro, sino lo justo de lo injusto.
 

Crisóstomo, ut supra

En sentido espiritual, dijo: "No anda en tinieblas", esto es, no permanece en el error. Por eso alaba a Nicodemo y a los sirvientes y les enseña a vencer los engaños (o a prevenir los fraudes) que hay en el error, pero que no eclipsarán a la luz.
 

Notas

1. "La herejía nestoriana veía en Cristo una persona humana junto a la persona divina del Hijo de Dios. Frente a ella S. Cirilo de Alejandría y el tercer Concilio Ecuménico reunido en Efeso, en el año 431, confesaron que 'el Verbo, al unirse en su persona a una carne animada por un alma racional, se hizo hombre'. La humanidad de Cristo no tiene más sujeto que la persona divina del Hijo de Dios que la ha asumido y hecho suya desde su concepción. Por eso el Concilio de Efeso proclamó en el año 431 que María llegó a ser con toda verdad Madre de Dios mediante la concepción humana del Hijo de Dios en su seno: 'Madre de Dios, no porque el Verbo de Dios haya tomado de ella su naturaleza divina, sino porque es de ella, de quien tiene el cuerpo sagrado dotado de un alma racional, unido a la persona del Verbo, de quien se dice que el Verbo nació según la carne'." ( Catecismo de la Iglesia Católica, 466).

               

13-18          Y los fariseos le dijeron: "Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no es verdadero". Jesús les respondió, y dijo: "Aunque yo de mí mismo doy testimonio, verdadero es mi testimonio; porque sé de dónde vine y a dónde voy; mas vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy. Vosotros juzgáis según la carne: mas yo no juzgo a ninguno; y si juzgo yo, mi juicio es verdadero, porque no soy solo: mas yo y el Padre que me envió. Y en vuestra Ley está escrito, que el testimonio de dos hombres es verdadero: yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y testimonio da de mí el Padre que me envió". (vv. 13-18)
 

Crisóstomo, In Ioannem,hom. 51

Como el Señor había dicho: "Yo soy la luz del mundo, y el que me sigue no anda en tinieblas", los judíos quisieron contradecir esto. Por ello sigue: "Y los fariseos le dijeron: "tú das testimonio de ti mismo", etc.
 

Alcuino

Hablaron como si sólo fuese el Señor quien diese testimonio, cuando consta que mandó antes de tomar carne muchos testigos, que predijeron todos sus misterios.
 

Crisóstomo, ut sup

Pero el Señor destruyó cuanto ellos habían dicho. Por esto sigue: "Jesús les respondió y dijo: aunque yo de mí mismo doy testimonio, verdadero es mi testimonio". Esto lo dijo para deshacer aquella idea que tenían, creyendo que era un mero hombre, y dice a continuación la causa: "Porque sé de dónde vine y a dónde voy", esto es, soy de Dios, soy Dios e Hijo de Dios. No dijo esto terminantemente porque siempre mezcla lo humilde con lo grande. El mismo Dios es el mejor testigo de sí mismo y el más digno de fe.
 

San Agustín, in Joannem, tract. 35

Verdadero es el testimonio de la luz, ya se manifieste a sí misma, ya dé a conocer los objetos. El profeta dijo verdad; pero ¿de dónde la tomó si no la hubiese bebido en la fuente de la verdad? Luego, idóneo es Jesús cuando da testimonio de sí mismo. Y diciendo: "Porque sé de dónde vine y a dónde voy", da a entender que se refería al Padre. El Hijo daba gloria al Padre, por quien había sido enviado. ¿Cuánto, pues, debe glorificar el hombre a Aquél por quien ha sido creado? Mas cuando vino no se separó del cielo, ni cuando volvió a él nos ha abandonado. ¿Qué os admiráis? Es Dios, no puede hacer lo que El ese sol que nos alumbra, porque cuando va al Occidente abandona el Oriente. Pero así como el sol ilumina del mismo modo el rostro del que ve como el del ciego, aunque con su luz ve uno y no el otro, así la sabiduría de Dios (el Verbo de Dios) en todas partes está presente (aun entre los infieles). Pero éstos no la ven, porque no tienen ojos en su alma. Mas para distinguir el Señor a sus fieles de sus enemigos los judíos (como queriendo separar la luz de las tinieblas), añadió: "Pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy". Estos judíos veían al hombre, pero no veían a Dios. Por esto el Señor añadió: "Vosotros juzgáis según la carne", a saber, cuando decís: "Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero".
 

Teofilacto

Como si dijese: "Vosotros, como veis mi carne, creéis que soy sólo carne y no Dios, pero juzgáis con las falacias de la carne".
 

San Agustín, in Joannem, tract. 36

Como no conocéis a Dios y veis al hombre, de aquí que yo os parezca soberbio, porque doy testimonio de mí mismo, pues todo hombre aparece soberbio y arrogante cuando pretende dar testimonio laudable de sí mismo. Porque los hombres somos débiles y podemos mentir y decir verdad; pero la luz no puede mentir.
 

Crisóstomo, ut sup

Así como cuando se vive según la carne se vive mal, así, cuando se juzga según la carne se juzga injustamente. Y como hubieran podido decir: "Si juzgamos injustamente, ¿por qué no nos convences de ello? ¿por qué no condenas?", añadió: "Mas yo no juzgo a nadie".
 

San Agustín, ut sup

Esto puede entenderse de dos maneras. Dice: "Yo no juzgo a nadie", de la misma manera como dice en otro lugar: "Yo no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo" ( Jn 3,17); no lo decía negando que habría de juzgar, sino dilatándolo. Y, como había dicho: "Vosotros juzgáis según la carne", y añadió: "Yo no juzgo a nadie"; para que entiendas que Jesucristo no juzga según la carne, como El fue juzgado por los hombres; mas para que se sepa que Jesucristo es juez, añade: "Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero".
 

Crisóstomo, ut sup

Como diciendo: "por esto he dicho no juzgo, como no pretendiendo juzgar, porque si juzgase, os condenaría con justicia; pero ahora no es tiempo de juzgar". Pero da idea del juicio futuro, cuando añade: "Porque yo no soy solo; mas yo y el Padre que me envió", manifestando que no los condenará El solo, sino también el Padre. Esto lo dijo respondiendo a sus sospechas, porque no creían que el Hijo era digno de fe si el Padre no daba testimonio de ello.
 

San Agustín, ut sup

Mas si el Padre está contigo, ¿cómo te ha enviado? Señor, entonces tu misión es tu Encarnación. Aquí estaba Jesucristo según la carne, pero no se había separado del Padre, porque el Padre y el Hijo se encontraban en todas partes. Avergüénzate, sabeliano 1; porque no dijo yo soy el Padre y yo mismo soy a la vez el Hijo, sino "No soy solo", porque está conmigo el Padre. Distingue, por lo tanto, las personas; distingue la inteligencia; conoce que el Padre es el Padre y el Hijo es el Hijo; pero no digas que el Padre es mayor y el Hijo es menor. Son una sola esencia, una sola coeternidad, una igualdad perfecta. Luego es verdadero mi juicio, dijo, porque soy Hijo de Dios. Y para que se comprenda que el Padre está conmigo, no soy Hijo de tal naturaleza que haya de dejar al Padre; he tomado la forma de siervo, pero no he perdido la de Dios. Había hablado del juicio; ahora va a tratar del testimonio. Por esto sigue: "Y en vuestra Ley está escrito", etc.
 

San Agustín, contra Faustum, 16, 13

¿Pretenden, acaso, los maniqueos fundar sus calumnias en que Jesús no dijo: "en la Ley de Dios", sino: "está escrito en vuestra Ley"? Ante lo cual, ¿quién no conoce el espíritu de las Sagradas Escrituras 2? Dijo, pues, "en vuestra Ley", esto es "en la que os ha sido dada". Del mismo modo como el Apóstol decía: "mi Evangelio", el que asegura haber recibido, no de los hombres, sino por la revelación de Jesucristo.
 

San Agustín, in Joannem, tract. 36

Enciérrase una importante cuestión, que aparece velada de gran misterio, en las palabras del Señor, cuando dijo: "En la boca de dos o tres testigos se encuentra toda palabra de verdad" ( Dt 17,6), porque puede suceder que mientan dos. La casta Susana estuvo en peligro por dos testigos falsos; todo el pueblo mintió contra Jesucristo; ¿cómo puede entenderse que en la boca de dos o tres testigos se encuentra toda palabra de verdad, sino diciendo, que de este modo se da a conocer la Santísima Trinidad por medio del misterio, porque en Ella se encuentra la constante estabilidad de la verdad? Por tanto dirá: "aceptad nuestro raciocinio, para que no experimentéis el castigo". Dejo para después el juicio, pero no el testimonio; por esto sigue: "Yo soy el que doy testimonio de mí mismo", etc.
 

Beda

En muchas ocasiones el Padre da testimonio de su Hijo, como cuando dice: "Yo te he engendrado hoy" ( Sal 2,7), "Este es mi Hijo muy amado" ( Mt 3,17).
 

Crisóstomo, ut sup

Si se toma simplemente lo que se lleva dicho, resulta una cuestión: que se ha ordenado entre los hombres que haya verdad en la boca de dos o tres testigos, porque uno solo no es digno de fe. ¿Pero cómo vamos a hacer extensiva a Dios esta razón? De otro modo no podría ser verdad lo que se dice: que entre los hombres, cuando dos dan testimonio de algo ajeno, su testimonio es verdadero (esto es, al atestiguar dos); pero si uno de ellos da testimonio de sí mismo, no puede decirse que hay dos testigos. No dijo esto con otro fin que con el de manifestar que El no era menor que el Padre; de otro modo no hubiera dicho: "Yo, y el Padre que me envió". Véase también que su poder en nada ha sido disminuido por el Padre. El hombre, cuando es digno de fe por sí mismo, no necesita de testimonio, pero esto es cuando se trata de cosas ajenas; respecto de lo que a El le toca, al necesitar de testimonio ajeno no se consideraría como digno de fe. Pero aquí sucede todo lo contrario, porque atestiguando de cosa propia y teniendo el testimonio de otro, dijo que El era digno de fe.
 

Alcuino

También puede entenderse lo que dijo en este sentido: si vuestra Ley aprueba el testimonio de dos hombres, que pueden ser engañados y mentir, o atestiguar muchas cosas falsas e inciertas, ¿por qué razón no creéis que es verdadero mi testimonio y el de mi Padre, que es firme con estabilidad suprema?
 

Notas

1. Sostenían que el Padre y el Hijo no eran sino diferentes aspectos o condiciones de un solo y mismo ser. En sus inicios fueron también llamados "patripasianos" por sostener que era el Padre el que padeció en la cruz. Luego afirmaron que Dios era una sola persona que en su tarea como creador toma el nombre de Verbo; el Verbo es Dios que se manifiesta a sí mismo en la creación. La fe de la Iglesia enseña que: "Las personas divinas son realmente distintas entre sí. 'Dios es único pero no solitario'. 'Padre', 'Hijo', 'Espíritu Santo' no son simplemente nombres que designan modalidades del ser divino, pues son realmente distintos entre sí". ( Catecismo de la Iglesia Católica, 254). "Creemos firmemente y afirmamos sin ambages que hay un solo verdadero Dios, inmenso e inmutable, incomprensible, todopoderoso e inefable, Padre, Hijo y Espíritu Santo: Tres Personas, pero una Esencia, una Substancia o Naturaleza absolutamente simple". (Concilio de Letrán IV, Catecismo de la Iglesia Católica, 202)

2. Los maniqueos afirmaban la coexistencia de dos principios, uno para el bien y otro para el mal, actuantes en el universo, oponiéndose entre sí hasta una resolución que es la vuelta al estado primero de todo.

               

19-20          Y le decían: "¿En dónde está tu Padre?" Respondió Jesús: "Ni me conocéis a mí ni a mi Padre. Si me conocierais a mí, en verdad os digo que conoceríais también a mi Padre". Estas palabras dijo Jesús en el gazofilacio, enseñando en el templo: y ninguno le echó mano, porque aun no había venido su hora. (vv. 19-20)
 

San Agustín, in Joannem, tract. 37

Aquéllos que habían oído decir al Señor: "Vosotros juzgáis según la carne", demostraron que habían escuchado porque creyeron que el Padre de Jesús era de carne. Por esto sigue: "Y le decían, ¿dónde está tu Padre?", etc. Como diciendo: "Te hemos oído decir: "Yo no soy sólo, sino que somos yo y el Padre que me ha enviado"; pero nosotros te vemos solo: manifiéstanos que tu Padre está contigo".
 

Teofilacto

Algunos indican que los judíos dijeron esto en tono de injuria o de desprecio; le vituperan como si fuera hijo de fornicación, y de padre desconocido, o como aludiendo a la humilde condición del que se creía su padre, esto es, de José. Como diciéndole: "tu padre es vil y desconocido, ¿por qué nos lo citas con tanta frecuencia?" Como no le preguntaban deseando aprender, sino tentándole, no respondió a la pregunta anterior. Por esto sigue: "Respondió Jesús; ni me conocéis a mí, ni a mi Padre".
 

San Agustín, ut sup

Como si dijera: "Preguntáis ¿en dónde está tu Padre? como si ya me conocierais a mí; como si yo fuera sólo lo que veis. Pues porque no me conocéis, yo no os manifiesto a mi Padre. Y así como a mí me creéis hombre, creéis que mi Padre es también hombre. Sabed que según lo que vosotros veis soy una cosa, y según lo que no veis, otra. Yo hablo de mi Padre oculto, estando yo también oculto; primero debéis conocerme, y después conoceréis a mi Padre". Y esto es lo que añade: "Si me conocieseis a mí, en verdad que conoceríais a mi Padre.
 

Crisóstomo, in Ioannem, hom.51

Y dice esto para manifestar que de nada les aprovecha decir que conocen al Padre si no conocen al Hijo.
 

Orígenes, in Ioannem, tom. 18

Parece que está en contradicción lo que ahora dice Jesús: "Ni me conocéis a mi ni a mi Padre" con lo que en otra ocasión había dicho: "Me conocéis, y sabéis de dónde vengo" ( Jn 7,28). Pero cuando dice "me conocéis" lo dice a ciertos jerosolimitanos que decían: "¿Por ventura han creído verdaderamente nuestros príncipes que éste es el Cristo?"; mas cuando dijo: "No me conocéis", lo dijo a los fariseos. A los jerosolimitanos había dicho: "Es veraz el que me ha enviado, a quien vosotros no conocéis" ( Jn 7,28). Mas alguno preguntará, ¿cómo es verdad lo que dice: "Si me conocieseis, también conoceríais a mi Padre", siendo así que los jerosolimitanos a quienes dijo "me conocéis" ( Jn 7,28) no conocían al Padre? A esto debe contestarse, que el Salvador hablaba de sí unas veces refiriéndose a la naturaleza humana, y otras a la divina. Por ello, cuando dice: "Me conocéis" habla de sí como hombre; y cuando dice: "No me conocéis", habla de sí como Dios.
 

San Agustín, in Joannem, tract. 37

¿Qué quiere decir: "Si me conocieseis, también conoceríais en verdad a mi Padre", sino que "yo y el Padre somos una misma cosa" ( Jn 10,30)? Cuando vemos a uno que se parece a otro generalmente decimos: "si has visto a uno ya has visto al otro". Y se dice así, por la semejanza que hay entre ellos. Pues lo mismo da a entender el Señor cuando dice: "Si me conociereis, en verdad que también conoceríais a mi Padre"; no porque el Padre es el Hijo, sino porque el Hijo es semejante al Padre.
 

Teofilacto

Avergüéncese Arrio, porque si, según él, el Hijo es criatura, ¿cómo el que conoce a la criatura conoce a Dios? 1 Ni aun el que conoce la naturaleza del ángel conoce la naturaleza divina, pero si el que conoce al Hijo también conoce al Padre, es porque el Hijo es consustancial con el Padre.
 

San Agustín, ut sup

Aquí la palabra "acaso" implica una especie de increpación, aunque parece palabra dubitativa. Muchas veces sucede entre los hombres que hablan con duda de lo que conocen con certeza, empleando palabras que la indican, como cuando uno se disgusta con un criado, y le dice: "Me despreciais; reflexiona: quizá soy tu amo". Así hace también el Señor cuando reprende a los infieles y dice: "Acaso conoceríais también a mi Padre".
 

Orígenes, ut sup

Conviene saber aquí que los herejes opinan que con esto se prueba claramente que no es Padre de Jesucristo el Dios a quien los judíos adoraban, porque dicen: "si el Salvador hablaba a los fariseos que adoraban a Dios como autor del Universo, es evidente que el Padre de Jesús es otro distinto del autor del Universo, a quien los fariseos no habían conocido". Pero dicen esto, sin atender al modo de expresarse de las Sagradas Escrituras. Y así, si alguno no obra según el conocimiento que de Dios le dieron sus padres, y no vive bien, decimos de éste que no tiene conocimiento de Dios. Del mismo modo como se dice de los hijos de Heli, que no conocían a Dios por su mucha malicia, se dice también que los fariseos no conocían al Padre, porque no vivían conforme a lo ordenado por el Creador. Tiene otro significado esto de conocer a Dios, porque una cosa es conocer a Dios y otra creer en El sencillamente. Dice en el Salmo: "Reposad, y ved que yo soy el Dios" ( Sal 45,11). ¿Quién no entiende que esto se dice para un pueblo que cree en su Creador? Hay, pues, mucha diferencia entre creer conociendo, y solamente creer. Pero cuando dice el Salvador a los fariseos: "Ni me conocéis ni a mi Padre", pudo decirles con mucha razón: "no creéis siquiera en mi Padre, porque quien niega al Hijo no tiene conocimiento del Padre; esto es: ni por la fe ni por la razón". Además, dice la Escritura en otro lugar que aquéllos que viven junto a otro, le conocen. Adán conoció a Eva cuando estuvo junto a ella. Y si conoce a su mujer el que vive junto a ella, el que está cerca de Dios participa de su mismo espíritu, y conoce a Dios. Y si esto es así, los fariseos no conocían ni al Padre ni al Hijo ( 1Sam 2). A pesar de esto, puede suceder que alguno conozca a Dios y no conozca al Padre (esto es, que alguno tenga en realidad noticias de Dios y no del Padre), porque en las muchas oraciones que vemos en la Ley antigua, no encontramos que ninguno diga al orar: "Dios Padre", y sin embargo le rogaban como a Dios y Señor, sin anticipar la gracia que se había de dispensar a todo el mundo, por medio de Jesucristo, que había de juntarlos a todos en esta filiación, al tenor del salmo ( Sal 21,23): "Anunciaré tu nombre a mis hermanos".

Prosigue: "Estas palabras dijo Jesús en el gazofilacio, enseñando en el templo".
 

Alcuino

Gaza, en el idioma persa, quiere decir riquezas y filattein ( fullatein ), guardar, porque era un lugar del templo en donde se guardaban los tesoros 2.
 

Crisóstomo

Hablaban en el templo por orden los maestros, y allí hablaba Jesús; sobre esto murmuraban y le acusaban, porque se hacía igual al Padre.
 

San Agustín, ut sup

Gran confianza tenía, y no mostraba temor, porque en realidad no había de padecer hasta que El quisiera. Por esto sigue: "Y ninguno le echó mano, porque aun no había venido su hora", etc. Cuando algunos oyen esto creen que Jesús vivió bajo la presión del hado. Mas si hado, tal como algunos lo entendieron, viene de fado (que equivale a hablar) 3, ¿cómo el Verbo de Dios podía estar sujeto al hado? ¿Dónde están los hados? Dirás que en el cielo, en el orden y giro de los astros. ¿Y cómo puede estar sujeto al hado Aquél por quien han sido hechos el cielo y los astros, siendo así que tu voluntad (si te conduces rectamente) puede ir más allá de los astros? ¿Acaso porque sabes que la humanidad de Jesucristo estuvo debajo del cielo, crees que el poder de Jesucristo estuvo subordinado al cielo? Mas no había venido aún su hora. No la hora en la que se viera obligado a morir, sino en la que se dignase dejarse matar.
 

Orígenes, ut sup

En casi todos los lugares se ve la siguiente adición: "Estas palabras dijo Jesús en tal sitio". Si reflexionas un poco, encontrarás la oportunidad de la adición. Es, pues, el gazofilacio un lugar donde se guarda el dinero ofrecido para gloria de Dios y socorro de los pobres. Las monedas tienen palabras diversas y llevan impresa la imagen de algún rey grande. Contribuya, pues, cada cual a la edificación del templo, llevando al gazofilacio espiritual todo lo que pueda, para la gloria de Dios y el bien general. Eran de mucha más utilidad las ofrendas que Jesús llevó al gazofilacio del templo que todas las que habían ofrecido los demás, porque ofrecía palabras de vida eterna. Cuando Jesús habló en el gazofilacio nadie le detuvo, porque sus palabras eran más fuertes que aquéllos que le querían prender, no habiendo debilidad alguna en las palabras que habló el Verbo de Dios.
 

Beda

Habló el Señor en el gazofilacio, porque se dirigía a los judíos por medio de parábolas. Y empezó como a abrir el gazofilacio cuando manifestó a sus discípulos las cosas del cielo. Por esto el gazofilacio estaba en el templo, porque lo que la Ley y los profetas habían dicho, por medio de figuras, se refería a Dios.
 

Notas

1. Los arrianos sostenían que el Hijo es la primera y suprema criatura de Dios, creado directamente por el Padre para crear a través de El todo el universo. El Padre le participa sus prerrogativas divinas como don por su fidelidad. "El primer Concilio Ecuménico de Nicea, en el año 325, confesó en su Credo que el Hijo de Dios es 'engendrado, no creado, de la misma substancia [ homousios ] que el Padre' y condenó a Arrio que afirmaba que 'el Hijo de Dios salió de la nada' (80) y que sería 'de una substancia distinta de la del Padre'." ( Catecismo de la Iglesia Católica, 465)

2. El gazofilacio era el lugar donde se recogían las limosnas, rentas y riquezas, en el templo de Jerusalén.

3. El "hado" es una divinidad o fuerza desconocida que, según algunos paganos, obraba irresistiblemente sobre las demás divinidades, y sobre los seres humanos y los sucesos. Para algunos filósofos eran una serie y orden de causas íntimamente ligadas entre sí que necesariamente producen su efecto.