lunes, 4 de marzo de 2024

“TODOS LE DABAN TESTIMONIO, Y SE ADMIRABAN DE LAS PALABRAS DE GRACIA QUE SALÍAN DE SU BOCA.” Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino

“TODOS LE DABAN TESTIMONIO, Y SE ADMIRABAN DE LAS PALABRAS DE GRACIA QUE SALÍAN DE SU BOCA.” Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino

 

Lunes de la III semana de Cuaresma  

Comentarios al Evangelio

de la Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino

 

 

Lucas 4, 22-27     Y todos le daban testimonio, y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: "¿Por ventura no es éste el hijo de José?" Y les dice: "Sin duda me aplicaréis esta semejanza. Médico, cúrate a ti mismo. Cuanto oímos que hiciste en Cafarnaúm, hazlo aquí en tu patria". Dice, pues: "En verdad os digo, que ningún Profeta es bien recibido en su patria. Dígoos en verdad, muchas viudas había en Israel en tiempo de Elías, cuando se cerró el cielo durante tres años y seis meses, resultando grande hambre en toda la tierra, y a ninguna de aquéllas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidonia. Y había muchos leprosos en Israel, en tiempo de Eliseo Profeta, y ninguno de ellos fue curado, sino Naamán Siro". (vv. 22-27)
 

Crisóstomo, hom. 49, in Matth

Habiendo venido el Señor a Nazaret, se abstuvo de hacer milagros, para no excitar mayor envidia. Les expone una doctrina no menos admirable que los milagros. Había cierta divina gracia inefable en las palabras del Salvador, que enternecía las almas de los que le escuchaban, de donde se dice: "Y todos le daban testimonio".
 

Beda

Le daban testimonio, testificando que El era verdaderamente -como había dicho- Aquel de quien cantara el Profeta.
 

Crisóstomo, hom. 49, in Matth

Pero necios admiradores de la virtud de la palabra, le desprecian a El, por aquel a quien creían su padre, de donde sigue: "Y decían: ¿Acaso éste no es el hijo de José?"
 

San Cirilo, in Cat. graec. Patrum

Pero ¿qué impide, para ser venerable y admirable, que fuese hijo -como creían- de José? Por ventura no ves los divinos milagros, a Satanás vencido y a muchos curados de sus enfermedades.
 

Crisóstomo, hom. 49, in Matth

Después de mucho tiempo y de la publicidad de sus milagros, volvió a ellos y no le soportaron, sino que nuevamente se encendían de envidia, por lo que sigue: "Y les dijo: Ciertamente que me diréis este símil: Médico, cúrate a ti mismo".
 

San Cirilo

Era éste un proverbio comúnmente admitido entre los judíos, inventado para ofender a otro; así decían algunos a los médicos que estaban enfermos: "Médico, cúrate a ti mismo".
 

Glosa ordin

Como diciendo: Hemos sabido que curaste a muchos en Cafarnaúm, cúrate también a ti mismo, esto es, haz igualmente en tu ciudad, donde fuiste concebido y criado.
 

San Agustín, De cons. Evang., lib. 2, cap. 42

Puesto que San Lucas recuerda las grandes cosas que hizo, y sabe que no las ha contado todavía, ¿qué cosa más evidente que él ha contado esto antes de tiempo? Pues no ha pasado tan allá del bautismo, que se crea haber olvidado que aún nada ha dicho de lo que pasó en Cafarnaúm.
 

San Ambrosio

No en vano se excusa el Salvador de no haber obrado milagro alguno en su patria; para que no creyese alguien que el amor a la patria debe ser para nosotros el inferior, pues sigue: "Dice, pues: En verdad os digo, que ningún profeta es bien recibido en su patria".
 

San Cirilo

Como diciendo: Queréis que haga muchos prodigios entre vosotros, cerca de quienes he sido criado; mas no se me oculta cierta pasión común a muchos. Se desprecian de alguna manera siempre, aun las cosas mejores, cuando no suceden rara vez a alguno, sino cuando él quiere; y así pasa con los hombres, al que es familiar, como siempre está dispuesto, se le niega la reverencia debida por sus conocidos.
 

Beda

Que Cristo es llamado profeta en las Escrituras, lo atestigua Moisés, cuando dice: "Dios os suscitará un profeta de entre vuestros hermanos" ( Dt 18,15).
 

San Ambrosio

Con este ejemplo se da a entender que en vano se debe esperar la ayuda de la Misericordia divina, cuando se tiene envidia al mérito de la virtud de otro. El Señor desprecia a los envidiosos, y aleja los milagros de su poder, de aquellos que persiguen en otros los divinos beneficios; pues las operaciones de la carne del Señor son una prueba de su divinidad, y lo que es invisible en El se nos demuestra por lo que es visible. Observad, pues, los males que produce la envidia. La patria de Jesús, la cual fue digna de que el Hijo de Dios fuese en ella concebido, es juzgada indigna de sus obras por la envidia.
 

Orígenes, in Lucam hom. 33

En la narración de San Lucas, no se dice que Jesús hubiese hecho prodigio alguno en Cafarnaúm; pues antes que viniese a Cafarnaúm, léese que vino a Nazaret, por lo que presumo que estas palabras: "Todas aquellas cosas que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm", ocultan cierto misterio, y que Nazaret representa a los judíos, como Cafarnaúm a los gentiles. Tiempo vendrá en que dirá el pueblo de Israel: Danos a conocer lo que has manifestado a todo el mundo; predica tu palabra al pueblo de Israel, para que, al menos cuando entren todas las gentes se salve todo Israel. Por lo tanto, creo que el Salvador contestó muy oportunamente: "Ningún profeta es acepto en su patria", más bien según el espíritu que según la letra. Aunque Jeremías no fue bien recibido en Anathoth -su patria- así como los demás profetas, paréceme, no obstante, que se entiende mejor diciendo que, aunque el pueblo de la circuncisión fue la patria de todos los profetas, las naciones recibieron el anuncio de Jesucristo, y creyeron a Moisés y a los profetas, que anunciaban al Cristo, más dócilmente que los de su patria, que no recibieron a Jesús.
 

San Ambrosio

Cita un ejemplo muy a propósito para reprimir la arrogancia de sus conciudadanos celosos, y muestra que su conducta está conforme con las antiguas Escrituras; pues sigue: "En verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías", no porque los días fueran de Elías, sino porque durante ellos operó Elías.
 

Crisóstomo

Este ángel de la tierra; este hombre celestial, que no tenía habitación, ni mesa, ni vestido como muchos, llevaba en su boca la llave de los cielos; y esto es lo que sigue: "Cuando se cerró el cielo". Después que cerró el cielo, e hizo la tierra estéril, reinaba el hambre y se consumieron los cuerpos. Y por ello sigue: "Cuando hubo una grande hambre por toda la tierra".
 

San Basilio

Como vio que la saciedad engendraba grandes escándalos, les impuso el ayuno por medio del hambre, y reprimió así la culpa de aquéllos, que iban creciendo demasiado. Los cuervos, que de ordinario roban a los otros su alimento, lo suministraron al justo.
 

Crisóstomo

Y como se secó el río de donde bebía el justo, el Señor le dijo: "Ve a Sarepta de Sidonia: allí mandaré a una mujer viuda que te alimente" ( 1Re 17,9). Por lo cual prosigue: "Mas a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una mujer viuda, en Sarepta de Sidonia". Lo cual se verificó por una gracia especial del Señor. Dios hizo que marchase por un camino muy largo hasta Sidonia, para que, viendo el hambre que se padecía, pidiese al Señor las lluvias. Entonces había muchos que eran ricos, pero ninguno hizo lo que la viuda. La veneración de esta mujer hacia el Profeta la hizo hallar riquezas, no en sus dominios, sino en su voluntad.
 

San Ambrosio

Según el sentido místico, dice: "En los días de Elías", porque días hacía para aquéllos, que veían en sus obras la luz espiritual, y por lo tanto se abría el cielo para los que veían los misterios divinos; y se cerraba durante el hambre, porque no había deseo de conocer al Señor. Aquella viuda, a quien fue enviado Elías, es una figura de la Iglesia.
 

Orígenes, in Lucam hom 32

Como había hambre en todo Israel, esto es, de oír la palabra de Dios, vino el profeta a la viuda, de la que se dice: "La que está abandonada tiene más hijos que aquélla que tiene esposo" ( Is 54,1); y habiendo venido, multiplica su pan y sus alimentos.
 

Beda

Sidonia quiere decir caza inútil; Sarepta, incendio o escasez de pan; con lo cual se representa a la gentilidad, que, dedicada a la caza inútil -esto es, a las ganancias y a los negocios de la vida-, sufría el incendio de las pasiones carnales, y la escasez del pan espiritual; hasta que Elías -esto es, la palabra profética-, después de haber cesado la inteligencia de las Sagradas Escrituras, por la perfidia de los judíos, vino a la Iglesia, para que, recibido en ella, alimentase y fortificase los corazones de los creyentes.
 

San Basilio

Así toda alma, viuda y privada de la virtud y del conocimiento de Dios, cuando recibe la divina palabra, y conoce sus propios defectos, aprende a alimentar la palabra con el pan de las virtudes, y a regar la ciencia de la virtud con la fuente de la vida.
 

Orígenes, in Lucam hom. 33

Mas dice otra cosa todavía en el mismo sentido, cuando añade: "Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del Profeta Eliseo; mas ninguno de ellos fue limpiado sino Naaman de Siria, el cual no era, en verdad, de Israel".
 

San Ambrosio

En un sentido místico el pueblo, formado de extranjeros, se une a la Iglesia para seguirla. Era leproso antes de ser bautizado en el río misterioso, mas después que fue purificado, por medio del Sacramento del Bautismo de todas las manchas que tenía en su cuerpo y en su alma, empezó a ser una virgen inmaculada sin arrugas.
 

Beda

Naaman -que quiere decir hermoso-, significa pueblo de las naciones, a quien se manda purificar siete veces, porque el bautismo salva lo que regenera por medio de los siete dones del Espíritu Santo. Su carne aparece después de la purificación como la de un niño, porque la madre gracia pone a todos en una misma infancia, o porque se hace semejante a Cristo, de quien se dice: "Un niño nos ha nacido" ( Is 9,6).

               

28-30          Y se llenaron todos de ira en la sinagoga, oyendo estas cosas, y se levantaron, y le echaron fuera de la ciudad: Y lo llevaron hasta la cumbre del monte, sobre el cual estaba edificada la ciudad, para precipitarlo: mas El, pasando por medio de ellos, se fue. (vv. 28-30)
 

Griego, in Cat. graec. Patr

Se indignan porque les echa en cara su mala intención; de donde sigue: "Y se llenaron todos de ira en la sinagoga, oyendo estas cosas". Como había dicho: "Hoy se cumple esta profecía", creyeron que se comparaba a sí mismo a los profetas, y por eso se indignaron y lo echaron fuera de la ciudad; de donde se sigue: "Y se levantaron, y le echaron fuera de la ciudad".


San Ambrosio

No debe causar extrañeza que perdiesen su salvación, aquellos que arrojaron al Salvador de sus confines. El Señor, pues (que había enseñado a los apóstoles con su ejemplo cómo debe tratarse a los demás), ni rechaza a los que quieren estar con El, ni obliga a los que no quieren; ni hace oposición a los que le arrojan, ni desoye a los que le piden. Y no es pequeña la envidia que se levanta, cuando olvidándose todos de la caridad del Salvador, convierten los motivos de gratitud en odios acerbos. De aquí sigue: "Y lo llevaron hasta la cumbre del monte, sobre el cual estaba edificada la ciudad, para despeñarlo".
 

Beda

Los judíos son peores, siendo discípulos, que siendo el diablo maestro. Porque aquél dice: "Arrójate al abismo" ( Mt 4,6); pero estos intentan arrojarle de hecho. Mas el Salvador, mudando la intención de ellos, o aturdiéndolos, bajó, porque aún les reservaba ocasión de arrepentirse. De aquí prosigue: "Mas El, pasando por medio de ellos, se fue".
 

San Crisóstomo

En lo cual da a conocer lo que es propio de la humanidad y lo que es propio de la divinidad: encontrarse en medio de los que le acechan y no ser aprehendido, da a entender la excelencia de la divinidad. Pero marcharse es tanto como dar a conocer el misterio de una gracia especial, esto es, de la encarnación.
 

San Ambrosio

Entiéndase también que no sufrió la pasión de su cuerpo por necesidad, sino voluntariamente. Porque cuando quiere, es prendido; y cuando quiere, se escapa. Y si no ¿cómo podía ser prendido por unos pocos, el que no puede ser detenido por un pueblo entero? Mas quiso ser perseguido por una muchedumbre sacrílega, a fin de morir por todos, siendo inmolado por unos pocos. Sin embargo, quería más bien salvar a los judíos que perderlos para siempre, y por eso cuidaba de que ellos no pudiesen cumplir lo que querían, dejando frustrado su furor.
 

Beda

No había venido aún la hora de su pasión, que debía tener lugar durante la preparación de la Pascua; tampoco se encontraba en el lugar en donde debía suceder la pasión, el cual no se figuraba en Nazaret, sino en Jerusalén, con la sangre de las víctimas; ni tampoco había elegido esta clase de muerte, puesto que todos los siglos anunciaban que sería crucificado.