DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ
Ejercicio de piedad para hacer los 7 domingos de san José.
También se puede hacer en cada domingo un solo dolor y gozo, dedicando un tiempo a contemplar y meditar estos misterios.
1.-¡Oh castísimo esposo de María Santísima, glorioso San José!, así como fue grande la aflicción y la angustia de tu corazón en la perplejidad de abandonar a tu purísima Esposa, así fue de inefable la alegría de cuando el Ángel te reveló el soberano misterio de la Encarnación.
Por este dolor y este gozo, te pedimos que consueles nuestra alma ahora y en nuestros últimos dolores con la alegría de una vida justa y de una santa muerte semejante a la tuya, asistidos de Jesús y María.
Padrenuestro. Avemaría. Gloria
2.- !Oh felicísimo Patriarca, glorioso San José, que fuiste escogido para padre adoptivo del Verbo humanado!, el dolor que sentiste viendo nacer al Niño Jesús en tanta pobreza se trocó súbitamente en celestial alegría al oír la armonía de los ángeles y ver la gloria de aquella noche tan resplandeciente.
Por este dolor y este gozo te suplicamos nos alcances que, después del camino de esta vida, vayamos a escuchar las alabanzas de los ángeles y a gozar de los resplandores de la gloria celestial.
Padrenuestro. Avemaría. Gloria
3.-¡Oh ejecutor obedientísimo de las leyes divinas, glorioso San José, la sangre preciosísima que el Niño Redentor derramó en la Circuncisión te traspasó el corazón; mas el nombre de Jesús lo confortó, llenándole de alegría.
Por este dolor y este gozo, alcánzanos que, quitando de nosotros todo pecado en esta vida, expiremos gozosos, con el nombre santísimo de Jesús en el corazón y en los labios.
Padrenuestro. Avemaría. Gloria
4.- ¡Oh fidelísimo Santo, que tomaste parte en los misterios de nuestra Redención, glorioso San José!, si la profecía de Simeón sobre lo que Jesús y María habían de padecer te causó una pena mortal, te colmó también de un santo gozo anunciándoos la salvación y resurrección que de ahí se seguiría para innumerables almas.
Por este dolor y este gozo, alcánzanos que seamos del número de aquellos que por los méritos de Jesús y la intercesión de la Virgen Madre, han de resucitar gloriosamente.
Padrenuestro. Avemaría. Gloria
5.- ¡Oh vigilantísimo Custodio del Hijo de Dios hecho hombre, glorioso San José!, ¡cuánto padeciste en sustentar y servir al Hijo del Altísimo, particularmente cuando tuviste que huir a Egipto! Pero, ¡cuánto también gozaste teniendo siempre contigo al mismo Dios, y viendo derribarse por tierra los ídolos de los egipcios!
Por este dolor y este gozo, alcánzanos que teniendo lejos de nosotros al tirano infernal, especialmente con huir de las ocasiones peligrosas, caiga de nuestro corazón todo ídolo de afecto terreno, y ocupados del todo en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo para ellos y muramos felizmente.
Padrenuestro. Avemaría. Gloria
6.-!Oh Ángel de la tierra, glorioso San José !, que admiraste al Rey del Cielo sujeto a vuestras órdenes: si vuestro gozo al traerle de Egipto se turbó con el temor de Arquelao, tranquilizado después por el Ángel, vivisteis gozoso en Nazaret con Jesús y María.
Por este dolor y este gozo, alcánzanos que, libre nuestro corazón de temores nocivos, gocemos de la paz de la conciencia, vivamos seguros con Jesús y María, y muramos en su compañía.
Padrenuestro. Avemaría. Gloria
7.-!Oh modelo de toda santidad, glorioso San José!, perdido que hubiste, sin culpa tuya, al Niño Jesús, le buscaste para mayor dolor, durante tres días, y al cabo te gozaste con sumo júbilo al hallarlo en el templo entre los doctores.
Por este dolor y este gozo, te suplicamos entrañablemente intercedas para que no nos suceda jamás perder a Jesús por culpa grave; mas si, por desgracia, lo perdiésemos, haz que lo busquemos con incansable dolor, hasta hallarlo favorable, sobre todo, en nuestra muerte, para ir a gozarle en el Cielo y cantar eternamente contigo sus divinas misericordias.
Padrenuestro. Avemaría. Gloria
Para finalizar:
Antífona. El mismo Jesús, al comenzar sus treinta años de edad, era tenido por hijo de José.
V/. Ruega por nosotros, san José.
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
Oración: Oh Dios, que en tu inefable providencia te dignaste escoger al Bienaventurado San José para Esposo de tu santísima Madre, te pedimos nos concedas que, pues le honramos como protector nuestro en la tierra, merezcamos tenerle por intercesor en los cielos, donde vives y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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