X DOMINGO DESPUES DE PENTECOSTES
Comentario al Evangelio
San Jeronimo
Afirmo por tanto, que, quien
tenga soberbia, en vano posee las demás virtudes; más aun, no las posee, aunque
aparente poseerlas. Pues quien tiene lo que contraria a Dios ¿Cómo puede tener
algo que agrade a Dios? La soberbia se produce dentro del monasterio. Nos
ufanamos si ayunamos. Nos llenamos de orgullo si hacemos oración por nuestros
pecados. Alguno ayuna o hace penitencia por sus pecados y se ensoberbece por
ello. ¿Ayunas, oras, cumples los preceptos para ir en contra de Dios? Si un
monje es soberbio, mucho mejor sería para él el casarse. Clara y francamente
digo que el soberbio más le valdría –y esto lo digo cotejando un mal con otro-
el tener todos los demás pecados, pues
ante todos sus males se vería incitado a hacer penitencia y no miraría a todos
por encima del hombro. Si después de haber pecado se arrepintiera, se haría
merecedor de la misericordia de Dios. En cambio, quien es soberbio porta en si
el principio de todos los males, pues no realiza penitencia alguna por
considerarse un hombre justo. La soberbia es contraria a Dios por no someterse
a Él. Y es que se considera justo. El soberbio no se arrepiente de sus pecados,
sino que, teniéndolos por bienes, se vanagloria de ellos.