martes, 5 de mayo de 2015

EL SANTO ROSARIO DE HOY CON SAN PIO V


Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: 
En la Forma Extraordinaria del Rito Romano, se celebra la memoria de San Pío V, papa, de la Orden de Predicadores, que, elevado a la sede de Pedro, se esforzó con gran piedad y tesón apostólico en poner en práctica los decretos del Concilio de Trento acerca del culto divino, la doctrina cristiana y la disciplina eclesiástica, promoviendo también la propagación de la fe. Se durmió en el Señor en Roma, el día primero del mes de mayo (1572). Convencido de la poderosa intercesión de la Virgen decía: “No fueron las técnicas, no fueron las armas,  las que nos consiguieron la victoria.  Fue la intercesión de la Santísima  Virgen María, Madre de Dios.” Con algunos párrafos del Catecismo editado durante su pontificado, meditamos el rosario de hoy:
Señor mío Jesucristo... 

MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración de Jesús en el Huerto
“Cristo murió voluntariamente, porque quiso (Is.  53  7; Jn.  10  17-18.), y en el tiempo y lugar en que  quiso (Lc. 13  32-33.); por donde conocemos la infinita y sublime  caridad de Jesucristo, que se sometió gustoso  por nuestro amor a una muerte de la que fácilmente podía librarse. Por eso, la consideración de las penas y  tormentos de nuestro Señor debe excitar los sentimientos de nuestro corazón al agradecimiento por tan   gran caridad, y al amor de quien tanto nos amó.”
2. La flagelación de Jesús atado a la columna.
“Cristo nuestro Señor sufrió los mayores  dolores, así en el alma como en el cuerpo, como lo muestra ya el sudor de sangre que tuvo en la agonía al  simple pensamiento de males tan próximos. a) Cristo padeció en su cuerpo:  • en todos sus  miembros: cabeza, manos y pies, rostro, cuerpo entero;  • por parte de  todo tipo de personas:  amigas (uno de sus apóstoles lo traiciona, otro lo niega, los demás lo  abandonan) y  enemigas, judíos y gentiles, autoridades y plebe; • el suplicio más ignominioso y atroz  de  cuantos existían: lo primero, por ser propio de hombres criminales y de perversas costumbres, y lo segundo,  por la lentitud en el morir, que alargaba el dolor; • y todos estos dolores los sufrió más intensamente que todos  los demás hombres, por la perfección de su naturaleza humana y la viveza de su potencia sensitiva.b) Cristo padeció en su alma:  sin querer aceptar en su dolor la mitigación y consuelo interior con que Dios recrea a todos los santos en sus tribulaciones (Col. 1 24; II Cor. 7 4.), sino dejando padecer a su naturaleza humana toda la fuerza de los tormentos, como si sólo fuese hombre y no también Dios..”
3. La coronación de espinas
“El Salvador eligió sin duda el género de muerte que más convenía para la redención del linaje  humano, aunque fuese también el más afrentoso e indigno, tanto entre los gentiles, pues estaba reservado a los esclavos, como entre los judíos, pues la ley de Moisés declaraba maldito al que era colgado de un madero (Deut. 21 23; Gal. 3 13.). Entre las muchas razones con que los Santos Padres explicaron la conveniencia de la muerte de Cruz, tenemos dos: • Cristo quiso ser «maldito» por nosotros,  para que nosotros alcancemos la bendición  de Dios; • Dios decretó que «de donde había salido la muerte, de allí mismo renaciese la vida, y que el que en un árbol había vencido [a nuestros primeros padres], en un árbol fuese vencido por Jesucristo nuestro Señor» (Prefacio de la Santa Cruz.).”
4. Nuestro Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“El misterio de la Cruz  es el  más difícil de creer;  • pero es también  el que mejor manifiesta la sabiduría de Dios:  no  habiendo los  hombres conocido a Dios por la sabiduría humana, quiso Dios salvarlos por la locura de la Cruz ( I Cor.  1  21.);  • por eso, Dios lo anunció en el Antiguo Testamento por medio de  figuras  (Abel, el sacrificio de Isaac, el  cordero pascual, la serpiente de bronce) y por medio de  profecías  (entre las que sobresalen el Salmo  21  y el  capítulo 53 de Isaías); • y por eso también los Apóstoles dedicaron todos sus esfuerzos y sus afanes en someter  a los hombres a la potestad y obediencia del Crucificado.”
5. La crucifixión y muerte del Señor
“El ultimo beneficio que sacamos  de la Pasión del Señor es tener en ella ejemplos brillantísimos de todas las virtudes: paciencia, humildad,  caridad, mansedumbre, obediencia, fortaleza en sufrir dolores y muerte por la justicia, y otras; de modo que en  un solo día de pasión el Salvador practicó en sí mismo, para ser nuestro ejemplo, todas las virtudes que nos  había enseñado de palabra en el tiempo de su predicación.”