Santo Rosario.
Por la señal...
Monición inicial:
En la Forma Extraordinaria del Rito Romano, se celebra la memoria de San
Pío V, papa, de la Orden de Predicadores, que, elevado a la sede de Pedro, se
esforzó con gran piedad y tesón apostólico en poner en práctica los decretos
del Concilio de Trento acerca del culto divino, la doctrina cristiana y la
disciplina eclesiástica, promoviendo también la propagación de la fe. Se durmió
en el Señor en Roma, el día primero del mes de mayo (1572). Convencido de la
poderosa intercesión de la Virgen decía: “No fueron las técnicas, no fueron las
armas, las que nos consiguieron la
victoria. Fue la intercesión de la
Santísima Virgen María, Madre de Dios.” Con
algunos párrafos del Catecismo editado durante su pontificado, meditamos el
rosario de hoy:
Señor mío
Jesucristo...
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración
de Jesús en el Huerto
“Cristo
murió voluntariamente, porque quiso (Is.
53 7; Jn. 10
17-18.), y en el tiempo y lugar en que
quiso (Lc. 13 32-33.); por donde
conocemos la infinita y sublime caridad
de Jesucristo, que se sometió gustoso
por nuestro amor a una muerte de la que fácilmente podía librarse. Por
eso, la consideración de las penas y
tormentos de nuestro Señor debe excitar los sentimientos de nuestro
corazón al agradecimiento por tan gran
caridad, y al amor de quien tanto nos amó.”
2. La
flagelación de Jesús atado a la columna.
“Cristo
nuestro Señor sufrió los mayores
dolores, así en el alma como en el cuerpo, como lo muestra ya el sudor
de sangre que tuvo en la agonía al
simple pensamiento de males tan próximos. a) Cristo padeció en su
cuerpo: • en todos sus miembros: cabeza, manos y pies, rostro,
cuerpo entero; • por parte de todo tipo de personas: amigas (uno de sus apóstoles lo traiciona,
otro lo niega, los demás lo abandonan)
y enemigas, judíos y gentiles,
autoridades y plebe; • el suplicio más ignominioso y atroz de
cuantos existían: lo primero, por ser propio de hombres criminales y de perversas
costumbres, y lo segundo, por la
lentitud en el morir, que alargaba el dolor; • y todos estos dolores los sufrió
más intensamente que todos los demás
hombres, por la perfección de su naturaleza humana y la viveza de su potencia
sensitiva.b) Cristo padeció en su alma:
sin querer aceptar en su dolor la mitigación y consuelo interior con que
Dios recrea a todos los santos en sus tribulaciones (Col. 1 24; II Cor. 7 4.),
sino dejando padecer a su naturaleza humana toda la fuerza de los tormentos, como
si sólo fuese hombre y no también Dios..”
3. La
coronación de espinas
“El
Salvador eligió sin duda el género de muerte que más convenía para la redención
del linaje humano, aunque fuese también
el más afrentoso e indigno, tanto entre los gentiles, pues estaba reservado a
los esclavos, como entre los judíos, pues la ley de Moisés declaraba maldito al
que era colgado de un madero (Deut. 21 23; Gal. 3 13.). Entre las muchas
razones con que los Santos Padres explicaron la conveniencia de la muerte de
Cruz, tenemos dos: • Cristo quiso ser «maldito» por nosotros, para que nosotros alcancemos la bendición de Dios; • Dios decretó que «de donde había
salido la muerte, de allí mismo renaciese la vida, y que el que en un árbol
había vencido [a nuestros primeros padres], en un árbol fuese vencido por
Jesucristo nuestro Señor» (Prefacio de la Santa Cruz.).”
4. Nuestro
Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“El
misterio de la Cruz es el más difícil de creer; • pero es también el que mejor manifiesta la sabiduría de
Dios: no
habiendo los hombres conocido a
Dios por la sabiduría humana, quiso Dios salvarlos por la locura de la Cruz ( I
Cor. 1
21.); • por eso, Dios lo anunció
en el Antiguo Testamento por medio de
figuras (Abel, el sacrificio de
Isaac, el cordero pascual, la serpiente
de bronce) y por medio de profecías (entre las que sobresalen el Salmo 21 y
el capítulo 53 de Isaías); • y por eso
también los Apóstoles dedicaron todos sus esfuerzos y sus afanes en
someter a los hombres a la potestad y
obediencia del Crucificado.”
5. La
crucifixión y muerte del Señor
“El
ultimo beneficio que sacamos de la
Pasión del Señor es tener en ella ejemplos brillantísimos de todas las
virtudes: paciencia, humildad, caridad,
mansedumbre, obediencia, fortaleza en sufrir dolores y muerte por la justicia,
y otras; de modo que en un solo día de
pasión el Salvador practicó en sí mismo, para ser nuestro ejemplo, todas las
virtudes que nos había enseñado de
palabra en el tiempo de su predicación.”