VIERNES DE TÉMPORAS EN LA OCTAVA DE PENTECOSTËS
Forma Extraordinaria del Rito Romano
En
aquel tiempo, estaba Jesús un día sentado enseñando, y estaban asimismo
sentados allí varios fariseos y doctores de la ley, que habían venido de todos
los lugares de Galilea y de Judea, y de la ciudad de Jerusalén ; y la virtud
del Señor se manifestaba en sanar a los enfermos. Cuando he aquí que
llegan unos hombres que traían tendido en una camilla a un paralítico: y hacían
diligencias por meterle dentro de la casa en que estaba Jesús, y ponérselo
delante. Y no hallando por dónde introducirle a causa del gentío,
subieron sobre el terrado, y abierto el techo le descolgaron con la camilla al
medio delante de Jesús. El cual viendo su fe, dijo: ¡Oh hombre!, tus
pecados te son perdonados. Entonces los escribas y fariseos empezaron a
pensar mal, diciendo para consigo: ¿Quién es éste, que así blasfema? ¿Quién
puede perdonar pecados, sino Dios? Mas Jesús, que conoció sus
pensamientos, respondiendo, les dijo: ¿Qué es lo que andáis resolviendo en
vuestros corazones?, ¿qué es más fácil decir: Tus pecados te son perdonados; o
decir: Levántate, y anda? Pues para que veáis que el Hijo del hombre
tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, levántate (dijo al
paralítico), yo te lo mando, carga con tu camilla, y vete a tu casa. Y
levantándose al punto a vista de todos, cargó con la camilla en que yacía; y se
marchó a su casa dando gloria a Dios. Con lo cual todos quedaron
pasmados, y glorificaban a Dios. Y penetrados de temor, decían: Hoy sí que
hemos visto cosas maravillosas.
Lucas 5,17-26