SÁBADO DE TÉMPORAS EN LA OCTAVA
DE PENTECOSTÉS
Forma Extraordinaria del
Rito Romano
En
aquel tiempo, saliendo Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón.
Estaba la suegra de Simón con una fuerte calentura; y le suplicaron por su
alivio. Y él arrimándose a la enferma, mandó a la calentura que la
dejase; y la dejó libre. Y levantándose entonces de la cama se puso a
servirles. Puesto el sol, todos los que tenían enfermos de varias
dolencias, se los traían. Y él los curaba con poner sobre cada uno las
manos. De muchos salían los demonios gritando y diciendo: Tú eres el Hijo
de Dios; y con amenazas les prohibía decir que sabían que él era el
Cristo. Y partiendo luego que fue de día, se iba a un lugar desierto, y
las gentes le anduvieron buscando, y no pararon hasta encontrarle; y hacían por
detenerle, no queriendo que se apartase de ellos. Mas él les dijo: Es
necesario que yo predique también a otras ciudades la buena nueva del reino de
Dios; pues para eso he sido enviado. Y así andaba predicando en las
sinagogas de Galilea.
Lucas 4,38-44