Santo Rosario.
Por la señal...
Monición inicial:
En el V centenario conmemorativo del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús
vamos a meditar el rosario con alguno de sus pensamientos.
Señor mío Jesucristo…
MISTERIOS GLORIOSOS
Primer misterio: La Resurrección del Señor
¡Oh
hermosura que excedéis a todas las hermosuras! Sin herir, dolor hacéis, y sin
dolor, deshacéis el amor de las criaturas (Poesías, 3)
Segundo misterio: La ascensión del Señor
Puede
representarse delante de Cristo y acostumbrarse a enamorarse mucho de su
sagrada humanidad, y traerle siempre consigo y hablar con él, pedirle para sus
necesidades y quejársele de sus trabajos, alegrarse con él en sus contentos y no
olvidarle por ellos, sin procurar oraciones compuestas, sino palabras conforme
a sus deseos y necesidad. (Vida 12,2).
Tercer misterio: La venida del Espíritu
Santo
¡Oh ánima
mía! Considera el gran deleite y gran amor que tiene el Padre en conocer a su
Hijo, y el Hijo en conocer a su Padre, y la inflamación con que el Espíritu
Santo se junta con ellos, y como ninguna se puede apartar de este amor y
conocimiento porque son una misma cosa(Exclamaciones, 7)
Cuarto misterio: La asunción de María a los
cielos
Un día de la
Asunción de la Reina de los Ángeles y Señora nuestra, me quiso el Señor hacer
esta merced, que en un arrobamiento se me representó su subida al cielo, y la
alegría y solemnidad con que fue recibida y el lugar adonde está. Decir como fue
esto, yo no sabría. Fue grandísima la gloria que mi espíritu tuvo de ver tanta
gloria. Quedé con grandes efectos, y aprovechóme para desear más pasar grandes
trabajo.(Vida, 39,6)
Quinto misterio: La coronación de María
como Reina y Señora de todo lo creado
Era
grandísima la hermosura que ví en nuestra Señora, aunque por figuras no
determiné ninguna particular, sino toda junta la hechura del rostro, vestida de
blanco con grandísimo resplandor, no que deslumbra, sino suave. (Libro de la
Vida, 33,14) Válgame la misericordia de Dios, en quien yo he confiado siempre
por su Hijo Sacratísimo, y la Virgen nuestra Señora, cuyo hábito por la bondad
del Señor traigo. (Fundaciones 28,35)