lunes, 22 de julio de 2019

QUE BUENO ES DIOS PARA LOS QUE LE AMAN. San Juan Bautista de la Salle

MEDITACIÓN SOBRE SANTA MARÍA MAGDALENA
San Juan Bautista de la Salle 
22 de julio
Nunca se admirará bastante el tierno amor profesado por santa María Magdalena a Jesucristo. Atraída por sus milagros y sus predicaciones, en extremo conmovedoras, dejó el mundo, en el que vivía enredada, y se dio por entero a Jesucristo.
Nada pudo detenerla: ni el respeto humano, al pensar lo que cambio tan decisivo daría que hablar; ni el apego a los placeres y comodidades de la vida; ni el pundonor mundano - ya que Jesucristo era seguido casi exclusivamente por personas de la hez del pueblo -.
Y se determinó a seguirle de modo tan resuelto que, al decidirlo, renunció también, por amor de Jesús, a todas las cosas, y se sobrepuso a todas esas consideraciones humanas.
Ya que os retirasteis del mundo, ¿habéis renunciado a él vosotros de tal manera, que en absoluto os abstengáis de pensar en él? ¿Sentís verdadero hastío de cuanto deleita a los mundanos, y vivís libres de todo apego a las criaturas?
El amor a Jesucristo había penetrado de tal modo en el corazón de la Magdalena, que resolvió no apartarse jamás de El, desde el instante en que se convirtió.
Fue una de " las santas mujeres que acompañaban a Jesús en todas sus correrías, y se ocupaban de su sustento y el de sus discípulos " (1).
Durante un festín celebrado en Betania, en el que - pocos días antes de su muerte - Jesús tomaba parte; " derramó sobre sus pies un bálsamo oloroso " (2). Y " de acompañó después al Calvario - donde le vio morir " (3) - para atestiguar que era tanto su amor a Jesucristo que no le permitía separarse de Él.
¿Sois fieles en seguir a Jesucristo, lo mismo cuando es ocasión para vosotros de padecer que cuando os colma de sus bendiciones? ¡Ay! ¿No es cierto que apenas os dicen algo que os molesta o, en cuanto os reprenden, mostráis resentimiento? En estas ocasiones debéis probar que seguís a Jesucristo y contáis entre sus discípulos
El amor fervoroso es más fuerte aún que la muerte (4). Así se mostró el de santa Magdalena. Tan grande fue este amor, que, " una vez sepultado Jesucristo, permaneció ella al lado del sepulcro ". Y, comprados aromas en mucha cantidad para embalsamar el cuerpo de Jesús, volvió muy de madrugada al monumento, el día de la Resurrección, con otras santas mujeres " (5).
" Al comprobar cómo habían removido la piedra que lo cerraba, corrió a decir a san Pedro y a san Juan que se habían llevado a su Señor " (6). Y, como le amaba tiernamente, " permaneció muy cerca del sepulcro, llorando y mirando en derredor suyo, hasta ver a dos ángeles, los cuales le aseguraron que Jesucristo había resucitado"(7).
Por la asiduidad de esta Santa en permanecer junto a la sepultura de Jesucristo, mereció ser la primera a quien El apareció resucitado (8). Luego de consolarla, ale dio orden de anunciar a los Apóstoles la Resurrección; y así lo hizo ella inmediatamente " (9).
Por las finezas que prodigó a santa María Magdalena, mostró a las claras Jesucristo cuán bueno es Dios con los que le aman, y con cuánto afecto recompensa, ya en esta vida, el amor que se le tiene.
Vosotros debéis probar el amor encendido que profesáis a Jesús, por la asiduidad en hablar con Él durante la oración, y por la presteza en recibirle lo más a menudo posible en la Eucaristía.