“HIJO
DEL HOMBRE.” Reflexión diaria acerca de
la Palabra de Dios.
En los
Evangelios al menos 74 veces, pero también en el Antiguo Testamento, aparece
con frecuencia la expresión “hijo del hombre” que significa un ser humano, un
individuo.
Antes de Jesús,
esta expresión aparece en el libro de Daniel donde el profeta contempla la
visión de un personaje misterioso, como un hijo de hombre, que viene sobre las
nubes del cielo en presencia de Dios. Es una imagen del pueblo de los santos;
el pueblo de Israel perseguid y después exaltado. Los apócrifos de Henoc y el
4º de Esdras, el Hijo de hombre, aparece como un ser celestial que vendrá a
juzgar y a cumplir los designios de Dios.
Jesús utilizará
muchas veces esta expresión para referirse a su naturaleza humana:
«Las zorras
tienen madrigueras, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza»
(Mt 8,20). También cuando anuncia su pasión: El Hijo del hombre va
a ser entregado
en manos de los hombres (Mt 17,22). Y al mismo tiempo la utiliza para referise
a su glorificación: El Hijo del hombre está a punto de venir con la gloria de
su Padre» (Mt 16,27).
En el Evangelio
de san Mateo; el Hijo del hombre, Jesucristo, es el que tiene poder para
perdonar los pecados y es señor del sábado. Así mismo es el rey pastor que
vendrá con gloria y poder para separar a los ovejas de las cabras según haya
vivido la caridad.
El Hijo del
hombre se identifica también con el Siervo de Dios del profeta Isaías, martirizado
en expiación por el pecado del pueblo y después es exaltado.
San Marcos se
sirve de este título para subrayar el misterio de la persona de Jesús: tiene el
poder divino de perdonar los pecados, pero al mismo tiempo debe «padecer mucho,
ser rechazado y, a los tres días, resucitar. Un Mesías no triunfalista que será
confesado por el centurión: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.
San Lucas
refiere este título a Jesús como juez poderoso que inicia el periodo último de
la historia de la salvación, sin por ello referirlo también a su condición
humana y redentora.
San Juan en su
Evagenlio lo emplea más frecuentemente para referirse a la exaltación y glorificación
de Jesús.
En conclusión
y corrigiendo algunas posturas exegéticas incorrectas: Jesús es el Hijo del
hombre y cuando en sus palabras utiliza esta expresión se refiere a sí mismo.
Con la Iglesia confesemos la fe de siempre: Creo en Jesucristo, verdadero Dios
y verdadero hombre.