“FE.” Reflexión diaria acerca de la Palabra de
Dios.
Al leer la
Sagrada Escritura conocemos al Dios que se revela y al mismo tiempo la
respuesta que el hombre da a esta manifestación de Dios: la fe. En la
experiencia del pueblo de Israel la fe es el abandono confiado en Dios como
garante de verdad y fidelidad. La fe en la Biblia tiene un carácter muy marcado
de relación personal.
Así es el
ejemplo de Abraham: Dios se manfiesta, lo elige, lo promete y le da un mandato.
Abraham cree, se abandona, confía y obedece.
La misma
experiencia habrá en el éxodo, con Moisés en particular y con el pueblo. Israel
cree en Dios y se abandona porque conoce la acción salvadora de Dios.
En el nuevo
testamento, la fe se centra en la respuesta a Jesús, Hijo de Dios, plenitud y
culmen de la revelación: “Creed en Dios y creed también en mí.” El camino del
creyente es el mismo: escucha, abandono, confianza y obediencia. Fe que ha de
pasar por la prueba de la cruz pero que se verá iluminada en la Pascua de
Resurrección.
Nosotros como
creyentes con el don de la fe recibida en el Bautismo creemos en Dios y creemos
también en lo que él nos ha dicho y la Iglesia enseña en su doctrina; pero como
Israel y como los discípulos de Jesús estamos llamados también a hacer un
camino de fe que pasa también por la cruz. Si bien es cierto, tenemos ventaja
sobre ellos: porque la Iglesia nos guía en este camino e iluminados por las
verdades de la fe podemos superar las pruebas, los sufrimientos y las
desconfianzas.
Que nuestra
oración sea siempre: “Señor, creo; pero aumenta mi fe.”