sábado, 30 de agosto de 2014

EL ROSARIO DE HOY CON SANTA ROSA DE LIMA


Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: 
Santa Rosa de Lima nació en Lima (Perú) el año 1586; cuando vivía en su casa, se dedicó ya a una vida de piedad y de virtud, y, cuando vistió el hábito de la tercera Orden de santo Domingo, hizo grandes progresos en el camino de la penitencia y de la contemplación mística. Murió el día 24 de agosto del año 1617.
Su confianza en la Virgen María era muy grande y gustaba de tejerle espiritualmente vestidos a Nuestra Señora con las muchísimas oraciones que recitaba en su honor. Tan convencida estaba de la intercesión poderosa de la Reina del Cielo que ante el ataque de los piratas a su ciudad decía a su madre: “No se ría, madre mía, vuestra merced verá cómo con este rosario de la  Madre de Dios, los tengo que rendir a todos.” Con sus palabras, meditamos los misterios gozosos.
Señor mío Jesucristo... 

MISTERIOS GOZOSOS
1.- La encarnación del Hijo de Dios en las entrañas purísimas de la Virgen María.
“Ángel de mi guarda, vuela y dile a mi Dios que porqué se tarda..”
"Joven celestial, vuela al Creador, dile que sin vida ya viviendo estoy, dile de mis ansias el grande rigor pues vive el que espera y me muero yo. Ruégale que venga hacia mí veloz, y muéstreme su rostro que muero de amor.”
2.-La Visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel.
"Cuando servimos a los pobres y a los enfermos, servimos a Jesús. No debemos cansarnos de ayudar a nuestro prójimo, porque en ellos servimos a Jesús.”
3.-El nacimiento del Niño Dios en el portal de Belén
“Amemos mucho a Dios, a Dios amemos, Amor es Dios, Dios es Amor..”
“Amemos mucho a Dios. ¡Oh, quién le amase! No le aman, porque no saben lo mucho que merece ser amado.”
4.-La purificación de Nuestra Señora y presentación del Niño Jesús en el templo
""Si supieran lo hermosa que es un alma sin pecado, estarían dispuestos a sufrir cualquier martirio con tal de mantener el alma en gracia de Dios". "
5.- El niño Jesús perdido y hallado en el templo

“Señor mío y Dios mío! ¿Cómo es posible que haya quien que deje de amaros?...Pero yo, mi buen Jesús, ¿cuándo comenzaré a amaros como merecéis?... ¡Ay de mí, y qué lejos estoy de aquel amor perfecto, íntimo, robustísimo que os debo!¡Oh, cómo me avergüenza mi tibieza!¿De qué me sirve este corazón que tengo?, ¿Para qué lo quiero si hasta ahora no se ha reducido a cenizas al fuego de tu amor...?”