EL FRUTO DE LA ORACIÓN: UN AMOR DE DIOS MUY DESINTERESADO
Ve el alma que le comienza a nacer un amor
de Dios muy desinteresado. Desea ratos de soledad para gozar más de aquel bien.
En fin..., es un comienzo de todos los bienes, un estar las flores a punto de
brotar. Y esto lo verá el alma muy claro, y no podrá aceptar que Dios no estuvo
con ella, hasta que se ve con faltas e imperfecciones, que entonces todo lo
teme.
Y es bueno que tema; aunque hay almas a
quienes les aprovecha más creer que es cierto que es Dios, que todos los
temores que les pueden meter; porque si el alma es de suyo amorosa y
agradecida, la lleva más a Dios el recuerdo del carisma recibido, que todos los
castigos del infierno que le representen. Al menos a mí, aunque tan ruín, esto
me acaecía (V 15, 14; CN 5).