miércoles, 2 de octubre de 2024

PENSAMIENTOS Y PRÁCTICAS PARA CRECER EN LA DEVOCIÓN AL SANTO ANGEL DE LA GUARDA. San Enrique de Ossó


 

PENSAMIENTOS Y PRÁCTICAS PARA CRECER EN LA DEVOCIÓN AL SANTO ÁNGEL DE LA GUARDA

SAN ENRIQUE DE OSSÓ

 

1. Es doctrina católica que todos tenemos un ángel encargado de nuestra custodia desde el primero hasta el último instante de nuestra vida.

 

2. La devoción a tu santo ángel custodio te guardará en el temor de Dios, y te hará modesta, humilde y recatada.

 

3. Es un prodigio lo que vale la devoción a los santos ángeles de la guarda para andar en la presencia de Dios, vivir con espíritu de fe, vencer las tentaciones del demonio y descubrir sus marañas.

 

4. Para mover los corazones del prójimo al bien, una de las cosas que más te ayudará es saludar a los ángeles de quien tratares.

 

5. El ángel custodio es tu mejor amigo y tutor, tu compañero y guía más fiel e inseparable.

 

6. El ángel presenta nuestras oraciones y suspiros a Dios, e intercede con su valimiento para que seamos oídos. (San Agustín).

 

7. Tu santo ángel te ayuda cuando trabajas; te hace sombra cuando reposas; te anima cuando peleas; te corona cuando vence, y se compadece de ti cuando padeces por Dios. (San Agustín).

 

8. Es, pues, la devoción a los santos ángeles una de las más tiernas y consoladoras del catolicismo, y de las que más hemos de propagar para extender con fruto el reinado del conocimiento y amor de Jesucristo.

 

9. Nos habéis dado, Señor, todo lo criado debajo del cielo, y todo os pareció poco si no añadíais lo que está sobre los cielos: bendita tanta bondad. (San Agustín).

 

Práctica

1. Procurar tener trato familiar con tu ángel, mirándole muy a menudo como presente a todas tus acciones. Hazle continuas súplicas, alábale con frecuencia, y válete de su auxilio y socorro en todas tus necesidades. (San Francisco de Sales).

 

2. Tres modos tienes de honrar a tu santo ángel: con la reverencia por su presencia, con el amor por sus servicios, y con la confianza por su asistencia continua. (San Bernardo).

 

3. Ama y reverencia de un modo especial al ángel de tu reino, de la diócesis y pueblo en que vives, de las personas con quienes tratas.

 

4. Al viajar o subir al tren, coche, etc., saluda a los ángeles de las personas con quienes vas; y saluda asimismo a los ángeles de los pueblos que vieres, para que te guarden de todo mal.

 

5. Di muchas veces: Ángel mío, guárdame; del maligno enemigo, defiéndeme; en vida y muerte, protégeme; de resistir a tus inspiraciones, líbrame…

 

6. Repite la siguiente:

 

Oración. Ángel de Dios, fiel custodio mío, a cuyos cuidados he sido confiado por la suprema piedad; a mí que soy vuestro encomendado, alumbradme hoy, guardadme, regidme y gobernadme. Amén.6

 

7. Consagra los martes a honrar de un modo especial a tu santo ángel, diciendo la siguiente:

 

Oración o consagración al ángel de la guarda

Ángel mío de mi guarda, mi protector, mi guía, defensor, compañero y custodio fidelísimo, ¿qué te retornaré por los innumerables beneficios que he recibido por tu mano? Tobías no sabía cómo corresponder a los favores que había recibido del arcángel Rafael en uno de sus viajes; ¿cómo corresponderte yo por los innumerables que recibo de ti en cada instante de mi vida, en este largo y peligroso viaje del tiempo a la eternidad? Tú me consuelas cuando estoy triste, tú me esfuerzas cuando estoy tentado, tú me defiendes cuando soy perseguido, tú velas cuando yo duermo, tú me alumbras cuando estoy en dudas, tú me alientas cuando yo desmayo, tú apartas de mí los peligros, tú me desvías de lo malo, me inclinas a lo bueno, me das remordimientos saludables cuando he caído, me das la mano para levantarme, y me devuelves la paz y alegría, la reconciliación con mi Dios. Gracias, infinitas gracias te doy por tantos favores. A ti me consagro en este día: todos mis pensamientos, palabras, obras, gemidos, súplicas y deseos a ti los ofrezco para que los presentes puros a mi Dios. No me desampares jamás. Dame un corazón humilde y dócil a tus santas inspiraciones para ocupar un día el lugar en el cielo que Luzbel perdió por su soberbia. Amén.