DÍA 21. LOS MALOS HÁBITOS
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ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS
Ejercicio de Preparación para una buena muerte extractado de los textos de San Alfonso María de Ligorio
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, hagamos un acto de contrición, reconociéndonos pecadores:
Señor mío Jesucristo,
Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío.
Por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
a mí me pesa de todo corazón haberos ofendido.
También me pesa porque podáis castigarme
con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia
que me fuera impuesta. Amén
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MEDITACIÓN DIARIA ASIGNADA A CADA DÍA
DÍA 21
LOS MALOS HÁBITOS
El impío, después de haber llegado a lo profundo de los pecados, no hace caso. Prov 18, 3
Una de las mayores desventuras que nos acarreó la culpa de Adán es nuestra propensión al pecado. De aquí procede que, para nosotros, infectos de tal concupiscencia y rodeados de tantos enemigos que nos mueven al mal, sea difícil llegar sin culpa a la gloria.
Los malos hábitos ciegan el espíritu, endurecen el corazón y ocasionan probablemente la obstinación completa en la hora de la muerte.
Primeramente, el mal hábito nos ciega porque toda la culpa lleva consigo ceguedad. Dios es nuestra luz, y cuanto más se aleja el alma de Dios, tanto más ciega queda.
«La misma costumbre de pecar—dice San Agustín—no deja ver al pecador el mal que hace». Y acaece que, aquel pecado que al principio causaba horror, por efecto del mal hábito, no horroriza luego. Y añade el santo que, «el mal hábito se convierte luego en necesidad».
Además, los malos hábitos endurecen el corazón. Y ¿qué significan estas señales de tan diabólica dureza?, pregunta Santo Tomás de Villanueva. Señales son todas de eterna condenación. Teme, pues, hermano mío, que no te acaezca lo propio. Si tienes alguna mala costumbre, procura librarte de ella ahora que Dios te llama. Enmiéndate y sal presto de ese estado, porque si no lo haces, la llaga se gangrenará y te verás perdido. No has de esperar un milagro de la gracia. Debes resueltamente esforzarte en dejar las ocasiones peligrosas y resistir a las tentaciones, encomendándote a Dios. Acude a los medios de confesarte a menudo, tener cada día lectura espiritual y entregarte a la devoción de la Virgen Santísima, rogándole que te alcance fuerzas para no recaer.
AFECTOS Y SÚPLICAS
¡Oh, Jesús mío! Lleno estoy de vicios; más Vos sois omnipotente y bien podéis llenar mi alma de vuestro santo amor. En Vos, pues, confío, porque sois la misma bondad y misericordia infinitas.
Duélame, Soberano Bien, de haberos ofendido, y quisiera haber muerto antes de haber pecado. Me olvidé de Vos, pero Vos no me habéis olvidado; lo reconozco por la luz con que ilumináis ahora mi alma. Aplacaos, pues, Dios de mi alma, no por mis méritos, que sólo valen para eterno castigo, sino por los de vuestro Hijo y Redentor mío, en los cuales cifro mi esperanza. Y ya que me dais esa divina luz, concededme también fuerza para serviros fielmente. Os amo, Dios mío.
A Vos también os amo, Madre mía; en vuestras manos encomiendo mi alma para que con vuestra intercesión la preservéis de que vuelva a caer en desgracia de Dios.
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PARA FINALIZAR CADA DÍA
Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, descanse en vos el alma mía.
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.
También pueden utilizarse SÚPLICAS FINALES A JESÚS CRUCIFICADO PARA OBTENER LA GRACIA DE UNA BUENA MUERTE http://misagregorianatoledo.blogspot.com/2022/10/suplicas-jesus-crucificado-para-obtener.html?m=1