martes, 15 de noviembre de 2022

DÍA 16. ABUSO DE LA DIVINA MISERICORDIA

DÍA 16. ABUSO DE LA DIVINA MISERICORDIA

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ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS

 

Ejercicio de Preparación para una buena muerte extractado de los textos de San Alfonso María de Ligorio

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, hagamos un acto de contrición, reconociéndonos pecadores:

 

Señor mío Jesucristo,

Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío.

Por ser Vos quien sois, Bondad infinita,

y porque os amo sobre todas las cosas,

a mí me pesa de todo corazón haberos ofendido.

También me pesa porque podáis castigarme

con las penas del infierno.

Ayudado de vuestra divina gracia

propongo firmemente nunca más pecar,

confesarme y cumplir la penitencia

que me fuera impuesta. Amén

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DÍA 16

ABUSO DE LA DIVINA MISERICORDIA

 

¿No sabes que la benignidad de Dios

te convida a penitencia? Rom 2, 4

 

Refiérase en la parábola de la cizaña que, habiendo crecido en un campo esa mala hierba mezclada con el buen grano, querían los criados ir a arrancarla. Pero el amo les replicó: «Dejadla crecer: después la arrancaremos para echarla al fuego» (Mi 13, 29-30). Infiérase de esta parábola, por una parte, la paciencia de Dios para con los pecadores, y por otra, su rigor con los obstinados.

Dice San Agustín que el enemigo engaña de dos maneras a los hombres: «Con desesperación y con esperanza.» Cuando el pecador ha pecado, le mueve a desesperarse por el temor de la divina justicia; pero antes de pecar le anima a que caiga en tentación por la esperanza de la divina misericordia. Por eso el Santo nos amonesta diciendo: «Después del pecado ten esperanza en la misericordia; antes del pecado teme la divina justicia». Porque no merece la misericordia de Dios el que se sirve de ella para ofenderle. La misericordia se usa con quien teme a Dios, no con quien la utiliza para no temerle.

Cuando se abusa de la divina misericordia, el Señor la retira y nos abandona. ¿Y cómo lo hace? O envía la muerte al pecador, que así muere sin arrepentirse, o bien le priva de las gracias abundantes y no le deja más que la gracia suficiente, con la cual, si bien podría el pecador salvarse, no se salvará. Pues, obcecada la mente, endurecido el corazón, dominado por malos hábitos, será la salvación moralmente imposible; y así seguirá, si no en absoluto, a lo menos, moralmente abandonado.

«Soy justo y misericordioso; -dijo el Señor a Santa Brígida-, y los pecadores sólo atienden a la misericordia». «Los pecadores—escribe San Basilio—no quieren ver más que una mitad de Dios y ésta es su misericordia».

Suele el Señor callar, mas no por siempre. Cuando llega la hora de la justicia, rompe el silencio. Esto hiciste y callé. Te argüiré y te pondré ante tu propio rostro (Sal. 49, 21). Te pondrá ante los ojos los actos de divina misericordia, y hará que ellos mismos te juzguen y condenen.

 

AFECTOS Y SÚPLICAS

¡Oh, Dios mío! ¡Mirad cómo soy uno de los que os han ofendido porque erais bueno con ellos!... ¡Oh, Señor!, esperadme aún. Me arrepiento de haberos ofendido y de haber abusado tanto de vuestra paciencia. Transformadme, ¡oh, Dios mío!, y de traidor y rebelde que fui, mudadme en fervoroso amante de vuestra bondad, a fin de que llegue para mí el venturoso día en que vaya al Cielo para alabar eternamente vuestras misericordias.

Vos, Señor, queréis perdonarme, y yo sólo deseo que me otorguéis vuestro perdón y vuestro amor. Tiemblo por la posibilidad de volver a perder vuestra gracia, porque muchas veces he prometido seros fiel y luego me he rebelado contra Vos... No lo permitáis, Señor; cubridme con vuestra gracia.

¡Oh, María!, gracias por vuestra misericordia para conmigo y por las gracias innumerables que me habéis alcanzado. A vuestra intercesión las debo. Seguid, Señora mía, ayudándome y alcanzadme la santa perseverancia.

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PARA FINALIZAR CADA DÍA

 

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.

Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María, descanse en vos el alma mía.

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

También pueden utilizarse SÚPLICAS FINALES A JESÚS CRUCIFICADO  PARA OBTENER LA GRACIA DE UNA BUENA MUERTE http://misagregorianatoledo.blogspot.com/2022/10/suplicas-jesus-crucificado-para-obtener.html?m=1