12 de noviembre. San Martín I, Papa y mártir
Martín, natural de Todi, Umbría, se esforzó desde el principio de su pontificado, mediante sus cartas y los legados que envió, en conducir de los errores de la herejía a la verdad de la fe católica a Paulo, Patriarca de Constantinopla. Apoyado éste por el emperador hereje Constante, había llegado en su locura al extremo de desterrar a diversas islas a los legados de la Santa Sede. El Papa, indignado ante este crimen, le condenó en un concilio que se celebró en Roma con asistencia de ciento cinco Obispos.
Por esta causa, envió Constante a Italia al exarca Olimpio con la orden de hacer matar al Papa Martín o de conducirlo a su presencia. Habiendo Olimpio llegado a Roma, mandó a un lictor dar muerte al Papa mientras celebrara la misa en la basílica de Santa María la Mayor; ocurrió empero, que al proponerse este satélite ejecutar la orden, quedó de repente ciego.
Desde entonces cayeron varias desgracias sobre el emperador Constante; pero éste no se enmendó y envió a Teodoro Calíope a Roma con orden de apoderarse del Papa, el cual fue preso valiéndose de un engaño, conducido a Constantinopla y desterrado desde allí al Quersoneso, donde abrumado por los males que había padecido por la fe católica, y habiéndose distinguido por varios milagros, murió el 12 de noviembre. Más tarde, su cuerpo fue trasladado a Roma y depositado en la iglesia consagrada a Dios bajo la advocación de San Silvestre y San Martín. Gobernó la Iglesia 6 años, 1 mes y 26 días. En dos ordenaciones efectuadas en el mes de diciembre, ordenó a 11 presbíteros y a 5 diáconos, y consagró a 33 obispos de diversos lugares.
Oremos.
Pastor eterno, que cuidas de tu rebaño con amor: guárdalo con tu protección perpetua, por intercesión de San Martín, mártir tuyo y sumo pontífice, a quien hiciste pastor de toda la Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.