Comentario al evangelio
IV
DOMINGO DE PASCUA
Forma
Extraordinaria del Rito Romano
El
espíritu santo, al venir al mundo, esto es, al corazón que se ha entregado al
mundo, obra tres efectos: a) Convencernos de pecado, mostrándonos su fealdad. b) Hacernos ver la belleza de la justicia, enseñándonos toda la verdad. c) Elevar nuestros
afectos, con la consideración de los bienes o castigos futuros, esto es, nos enseña las cosas que han de venir.
CONVENCE
DEL PECADO. Sera como fuego fundido y
como leña de batanero, y se pondrá a fundir y depurar la plata…, y la depurara
como se depura el oro (mal. 3,2). Así obra el Espíritu Santo en nuestros
corazones, quemando todo lo que sea vicio y pecado. Estos sus reproches
interiores son un signo de su amor, mayor inclusive que los castigos
materiales, que no tienden más que a hacernos advertir tales reproches. Cuando
el Hijo se ha marchado de nosotros, ha ido al Padre para excusar nuestros
pecados; cuando el Espíritu Santo viene, es para echárnoslos en cara y que los
conozcamos. El uno y el otro nos excusan, y los dos trabajan para una sola
cosa, para salvarnos.
Miserables
los que no conocen su pecado, porque se creen tan ricos que no necesitan a
nadie, cuando en realidad no pasan de ser ciegos y desnudos (Apoc. 3,17), Me
avergüenzo de ver a un mundo en la iniquidad, viviendo alegre y tranquilo. Ya está la segur en la raíz del árbol
(Lc. 3,9). Pasan los días, y en un momento caeréis en el infierno. Vivís en una
paz bien amarga (Is. 38,17), porque no vivís en la paz de la virtud, sino en la
paz de la inconsciencia, de las tinieblas del espíritu, la deformidad del
corazón y la falta de la luz divina. Cuando Dios se aleja del corazón,
descienden sobre él las tinieblas y el endurecimiento, y los pecados se
convierten en castigo del pecador.
ILUMINA
LA INTELIGENCIA. Os enseñará toda verdad (Io.
16,13). ¡Oh doctor, cuyo púlpito esta en el cielo y los alumnos en a tierra;
que en un momento nos instruye y da toda ciencia! Yo quisiera ver aquellos
antiguos maestros que fueron profetas, a quienes ilumino el Espíritu santo,
junto a aquellos niños y pastores convertidos en salmistas, a aquel perseguidor
convertido en doctor de las naciones, a aquel publicano en evangelista. Pero
todavía me admira más lo que los apóstoles y santos han hacho después que el
Paráclito descendió sobre la tierra, Enséñenos a todos este mismo Espíritu y
repártanos el olor de su perfume.
ANUNCIA
EL PORVENIR. Todo hombre es un profeta. Su vida anuncia el cielo. No considerar
las cosas que se ven, sino las que no se ven; vivir de la fe y no de la tierra,
es también profetizar. El solo hecho de huir de los bienes presentes es
anunciar las delicias del cielo y hacer temer los tormentos del infierno. Los
que se mortifican profetizan la eternidad.
SANTO
TOMAS DE VILLANUEVA