
Día
veintiuno
I. La viola simple y sus hijas
1. Entremos ahora a ver y a visitar en nuestros
jardines otra familia muy rica y opulenta y muy distinguida en
el mundo vegetal: es el alhelí, o viola. Unas hay simples y otras
dobles: las primeras son las madres, porque producen la semilla. Las
violas simples unas son doncellas y otras unidas o casadas… Las primeras
no tienen virtud para fecundizar las simples, volviéndolas dobles, que son
las más hermosas. Las casadas que tienen en su semilla virtud para
producir unas y otras, esto es, simples y dobles. ¿Cómo se
casan? Se toma una viola simple y se trasplanta con otra doble tan de
cerca que puedan tocarse las raíces de una y otra. La doble no da semilla,
pero la simple queda fecundizada por ella y su semilla nos da violas hijas
suyas dobles y simples. ¿Cuál es la madre? claro está, la simple. Pues bien,
esta es. . .
II. La templanza, virtud cardinal

III. La templanza en María
3. María tuvo desde su inmaculada concepción
sus pasiones ordenadísimas y por un privilegio especial ninguna se le
rebeló jamás. Fue perfecta en esta virtud.
IV. La viola a María
4. ¿Cómo están en ti las pasiones? Hay una
siempre que hace cabeza para las demás y se llama la dominante. ¿Cómo
la sujetas? ¿la tienes en freno? ¡Ay! si la das libre expansión, te matará
el alma: ve cual es la pasión dominante y sujétala; y ordenada ésta y
vencida la que se te presenta cabeza de las demás, todas estarán
subordinadas; resuélvelo así y tomando la flor de tus propósitos dirás a
María al entregarlos:
Presentación de la flor
ORACIÓN. Señora: Os presento el alhelí emblema de la templanza. Yo me obligo a domar, a poner en raya y a sujetar mi pasión dominante. Dad fuerzas a mi resolución, y tomadla como cosa vuestra.