Santo Rosario.
Por la señal...
Monición inicial:
Se hace hoy memoria del beato Antonio Chevrier, sacerdote de Lyon
(Francia), que instituyó la Obra de la Providencia del Prado, para preparar
sacerdotes destinados a enseñar la doctrina cristiana a jóvenes pobres (1879).
Con sus pensamientos meditaremos el Santo Rosario, del que decía: “Amemos rezar nuestro rosario. El rosario es
el libro de todo el mundo: es el libro del sacerdote y del pueblo; es el libro
del ciego; es el libro del anciano cuyos ojos se cierran a las cosas de este
mundo; es el libro del sabio y del ignorante; es el libro de quienes sufren.
¡Oh! Cuando el dolor ha debilitado su cuerpo, extinguido sus facultades, le
queda aún un consuelo en su rosario; cuando sus labios inmóviles no pueden
decir: Dios te salve, María, todavía lo tiene entre sus manos para recordar a
su madre; y cuando la muerte le ha cerrado los ojos, lleva con él a la tumba su
crucifijo y su rosario para mostrar que es un hijo de Jesús y de María….”
Invoquemos a María, Reina de los ángeles, para que envíe a nuestros
ángeles custodios que nos acompañen, nos alumbren, y guíen en el camino de ser
“verdaderos discípulos” de su Hijo
Jesús.
Señor mío
Jesucristo...
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración
de Jesús en el Huerto
“Cuánta
necesidad tenemos de orar… Cuando tengamos el espíritu de Dios, todo irá bien. Cuando tengamos el espíritu de
Dios, las aprobaciones no nos faltarán.
Pero si no tenemos el espíritu de Dios, ¿para qué nos sirven? Para nada. No servirían más que para nuestra
vergüenza y condenación. Pidamos, pues,
en primer lugar el espíritu de Dios; que el Espíritu Santo nos comunique su
caridad, sobre todo su humildad, su dulzura y su celo, y todo irá bien; pero sin
esto nunca seremos nada y nunca haremos nada. Pidamos el espíritu de Dios
siempre y todos los días, no cesemos de pedirlo. Ésta es la recomendación que
hago a todas y a todos: trabajemos en adquirir el espíritu de Dios y todo irá
bien.”
2. La
flagelación de Jesús atado a la columna.
“El
Hijo de Dios descendió a la tierra para salvar a los hombres y convertir a los
pecadores. Y sin embargo, ¿qué es lo que nos encontramos? ¡Cuántos pecadores
hay en el mundo! ¡Los hombres se siguen condenando! Así pues, tomé la decisión
de seguir a Nuestro Señor Jesucristo de más cerca, con objeto de poder ser más
capaz de trabajar eficazmente por la salvación de las almas.”
3. La
coronación de espinas
“¡Oh
pobreza, qué bella eres! Jesucristo, mi Señor, te halló tan bella que te tomó
por esposa cuando bajó del cielo, y de ti hizo la compañera de su vida, contigo
quiso morir en la cruz. Dame, oh Maestro mío, esta hermosa pobreza, que yo la
busque solícito, la acepte con alegría, que la abrace con amor, y haga yo de
ella la compañera de toda mi vida. ¡Que yo muera con ella sobre un leño, como
murió mi Maestro!.”
4. Nuestro
Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“¡Qué
triste es ver a toda esta gente ocuparse de cosas tan distintas de aquellas a
las que deberíamos estar completamente consagrados! ¿No estamos aquí para esto
y nada más que para esto, para conocer a Jesucristo y a su Padre, y darle a
conocer a los demás? ¿No es suficientemente hermoso como para dedicar a ello toda nuestra vida,
sin tener que buscar otras ocupaciones?”
5. La
crucifixión y muerte del Señor
“Queridos
amigos, sed vosotros estas piedras, estos santos, estas almas generosas que
deben trabajar para Jesucristo, con Jesucristo para continuar aquí en la tierra
su vida de sacrificio, de entrega y de caridad; haceos otros Jesucristo,
estudiadle, es vuestro modelo. Visitad frecuentemente en espíritu el Pesebre,
el Calvario, el Tabernáculo, para beber en ellos el espíritu y la vida que
deben animaros para siempre.”