NO SOY
DIGNA DE SER SU HIJA
¿Creéis
que para un alma disipada es poco importante entender esta verdad y saber que
para hablar con su Padre y regalarse con El no es necesario ir al cielo, ni es
menester gritarle? Aunque le hable muy bajito, está tan cerca que os oirá; no
se necesitan alas para ir a buscarle, sólo basta ponerse en soledad y mirarle
dentro de sí y no separarse de tan buen huésped; sino con gran humildad
hablarle como a Padre, contarle sus penas, pedirle remedio para ellas,
reconociendo que no es digna de ser su hija (C 28, 2).