DÍA VEINTIOCHO.
Camino del Cielo.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
y oración por los difuntos
ORACIÓN INCIAL
Por la señal…
Pongámonos en la presencia de Dios y adoremos su Divina Majestad.
Oh Dios mío, que condenándonos a la muerte, nos habéis ocultado el momento y la hora, haced que viviendo santamente todos los días de nuestra vida, merezcamos una muerte dichosa, abrasados en vuestro divino amor.
Haced que la meditación de las verdades últimas de la existencia del hombre sobre la tierra, nos sirvan de estímulo para arrepentirnos y detestar el pecado, y resolvernos a vivir y practicar la virtud.
Por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina con Vos, en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Se leen los puntos para cada día.
DÍA VEINTIOCHO.
Camino del Cielo.
No hay más que dos caminos para llegar a la Gloria, la inocencia y la penitencia.
1.- ¿Conservo hasta ahora la inocencia, y gracia bautismal? ah, pobre de mí, ¡cuántas veces la he perdido, y he hecho perder a otros, con graves, y, enormes pecados contra la pureza!
2.- Pero de estos, y otros pecados ¿he hecho la penitencia, conveniente? ¿Qué penitencia? Siempre he huido de toda mortificación, buscando mi gusto, y conveniencia en todo.
3.- Siendo esto así, ¿pienso, y deseo salvarme? Sí. Pero ¿por qué camino? Debo entrar por una de estas dos puertas: La inocencia la perdí, la penitencia no la admito: Pues ¿cómo me salvaré?
FRUTO.
Fijad los ojos en el Cielo, y considerad aquella Patria dichosísima, creyendo que en ella viviereis eternamente, si con resolución seguís uno de los dos caminos propuestos. El Te Deum laudamus.
PARA FINALIZAR
Por el eterno descanso de los difuntos y las benditas almas del purgatorio:
Pater noster…
V/ . Libra, Señor, sus almas.
R/. De las penas del infierno.
V/. Descansen en paz.
R/. Amén.
V/. Señor, escucha mi oración.
R/. Y llegue a ti mi clamor.
V/ . El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
Oremos:
Oh Dios, que otorgas el perdón y buscas la salvación de los hombres, pedimos a tu clemencia por la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de todos tus santos, para las almas de tus siervos que han salido de este mundo, la gracia de tener parte en la beatitud eterna: principalmente para las almas de mis familiares, amigos y bienhechores difuntos, y de aquellas más necesitadas y olvidadas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
V/. Concédeles, Señor, el descanso eterno.
R/. Y brille sobre ellos la luz eterna.
V/. Descansen en paz.
R/. Amén.
V/. Por la misericordia de Dios y la intercesión de la Virgen María las almas de todos los fieles difuntos descansen en paz.
R/. Amén.