PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO.
SÁBADO DE LA VIGESIMOTERCERA SEMANA
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
MEDITACIONES
PARA EL TIEMPO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO
SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS
Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.
Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
SÁBADO DE LA VIGESIMOTERCERA SEMANA
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO.
1.- Un cierto hombre (que es Dios) tuvo dos hijos (justos y pecadores). Y dijo el más joven de ellos (el pecador): Padre, dadme la parte de la herencia que me toca (1), los talentos de naturaleza y gracia, que da Dios a buenos y a malos. Y les dividió la hacienda. Dala El por cierto a cada uno con un fin sumamente bueno, para que usemos de ella para la vida eterna: seas justo o pecador, ¡cuánto has recibido de tu Padre! ¡Qué dones de naturaleza! ¡Qué colmo de gracias! Si a otro hubiera repartido esto, ¡que ganancia no hubiera dado! Y tú ¿qué haces? ¿Qué le das?
2.- Y después de no muchos días (2), porque el pecador no por muchos días se abstiene de pecar, el hijo menor se partió a lejanas tierras, lejos de la patria celestial, lejos de Dios, su Padre, a una región distante para vivir así más licenciosamente cuanto más apartado estaba de su padre, y no le enfrenase la reverencia de su vista. Y allí malbarató el caudal que llevaba: la gracia, los dones sobrenaturales; depravó también el entendimiento y voluntad. Viviendo lascivamente, según el ímpetu de sus concupiscencias. ¡Ojalá no seas tú este, que en esta parábola estás delineado! recorre los años de tu adolescencia, y di: No te acuerdes, Señor, de los delitos de mi juventud, ni mires a mis ignorancias (3).
3.- Y después de haberlo consumido todo, sobrevino una gran hambre en aquella región, y él empezó a sentir necesidad (4). Siempre padece miseria el que nada tiene de Dios, el que vive según sus concupiscencias; porque la concupiscencia es un fuego que nunca dice: Basta (5). Y fue, y se llegó a uno de los ciudadanos, o los demonios o las malas compañías. Y le remitió a su granja, para que apacentase los cerdos, esto es, siguiese sus apetitos, o los deleites sensuales. Y deseaba llenar su vientre de las bellotas de los pecados, que los puercos infernales comían; y nadie le daba las que ansiaba; pues cuanto más pecaba, tanto como un hambriento quería pecar más. ¡Oh condición miserable del pecador! ¡A que no llega el que se aparta de Dios, y al punto no se vuelve a Él! ¡Oh noble criatura adornada de tantos dones! ¡A dónde te dejas caer voluntariamente!
(1) Luc., 15. (2) Ibid. (3) Ps., 24. (4) Luc., 15. (5) Prov., 30.
ORACIÓN PARA FINALIZAR
TODOS LOS DÍAS:
Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…
Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…
¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.