DÍA TREINTA.
La eternidad.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
y oración por los difuntos
ORACIÓN INCIAL
Por la señal…
Pongámonos en la presencia de Dios y adoremos su Divina Majestad.
Oh Dios mío, que condenándonos a la muerte, nos habéis ocultado el momento y la hora, haced que viviendo santamente todos los días de nuestra vida, merezcamos una muerte dichosa, abrasados en vuestro divino amor.
Haced que la meditación de las verdades últimas de la existencia del hombre sobre la tierra, nos sirvan de estímulo para arrepentirnos y detestar el pecado, y resolvernos a vivir y practicar la virtud.
Por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina con Vos, en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Se leen los puntos para cada día.
DÍA TREINTA.
La eternidad.
1.-Irá todo hombre a la casa de su eternidad, luego yo también iré. Esta casa cada uno se la fabrica en la vida.
2.- El demonio con un breve placer me convida a fabricarme la eternidad en el infierno; y yo consiento.
3.- Dios con poca penitencia me llama a fabricarme la eternidad en el Cielo. Y yo repugno. ¡Oh insensato de mí! ¡Qué loco soy!
FRUTO.
Cuando estuviereis en la cama probaos a estar desvelado, é inmoble de un lado por espacio de media hora a lo menos, o recostada la cabeza sobre una tabla por otro tanto tiempo; y si esto os dará tanta pena y fatiga, decíos a vos mismo: Pues ¿qué será padecer por toda la eternidad los tormentos del infierno? Repetid esto mismo en todas las ocasiones, que se os ofreciere alguna penalidad, o mortificación. Rezad siete versos del Stabat Mater dolorosa, o siete Ave Marías en reverencia de los siete dolores de la Virgen, besando siete veces la tierra.
PARA FINALIZAR
Por el eterno descanso de los difuntos y las benditas almas del purgatorio:
Pater noster…
V/ . Libra, Señor, sus almas.
R/. De las penas del infierno.
V/. Descansen en paz.
R/. Amén.
V/. Señor, escucha mi oración.
R/. Y llegue a ti mi clamor.
V/ . El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
Oremos:
Oh Dios, que otorgas el perdón y buscas la salvación de los hombres, pedimos a tu clemencia por la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de todos tus santos, para las almas de tus siervos que han salido de este mundo, la gracia de tener parte en la beatitud eterna: principalmente para las almas de mis familiares, amigos y bienhechores difuntos, y de aquellas más necesitadas y olvidadas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
V/. Concédeles, Señor, el descanso eterno.
R/. Y brille sobre ellos la luz eterna.
V/. Descansen en paz.
R/. Amén.
V/. Por la misericordia de Dios y la intercesión de la Virgen María las almas de todos los fieles difuntos descansen en paz.
R/. Amén.