domingo, 22 de octubre de 2023

DÍA 23. LA ASCENSIÓN. IBA ELEVÁNDOSE AL CIELO

DÍA 23. LA ASCENSIÓN. IBA ELEVÁNDOSE AL CIELO

 

ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS

 

wPara comenzar todos los días

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Bendita sea la Santísima Trinidad que formó a María Santísima Inmaculada desde el primer instante de su ser, conservándola pura antes del parto, en el parto y después del parto, y enriqueciéndola con todas las gracias y dones de su divino Espíritu, por todos los siglos de los siglos. Amén. 

 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. (x 3)

 

ORACIÓNA MARÍA SANTÍSIMA

Soberana Reina de los cielos, Abogada de los pecadores y consuelo de todos los afligidos, que quisiste inspirar al gran Patriarca Santo Domingo de Guzmán, tu fiel siervo, la devoción del Santísimo Rosario, para que con ella pudiera vencer a los obstinados herejes albigenses, enemigos implacables de nuestra Religión y de nuestra fe, proveyendo al mismo tiempo en ella un medio sencillo y eficacísimo para conseguir vuestra protección y atraer sobre nuestra alma las gracias del cielo; alcánzanos de tu divino Hijo, nuestro adorable Redentor, que hagamos este santo ejercicio del mes de Octubre a Ti consagrado, con la mayor piedad, atención y recogimiento, para que por este medio consigamos ser, durante toda nuestra vida, incansables devotos de tu Santísimo Rosario. Tú, ¡oh, Virgen María, cuyas gracias y misericordias para con los que te invocan, no se agotan jamás, haz que en estos días participemos de ellas con mayor abundancia, a fin de que, considerando en esta vida tus virtudes y procurando al mismo tiempo imitarlas, podamos algún día cantar tus alabanzas en la gloria por toda la eternidad. Amén. 

 

w Meditación para cada día y oración final.

 

DÍA VIGÉSIMOTERCERO

SE SEPARÓ DE ELLOS

E IBA ELEVÁNDOSE AL CIELO (Lc 24, 51)

 

PUNTO 1º- Cuarenta días llevaba Jesús en compañía de sus discípulos después de su resurrección, consolándolos de las penas que antes habían sufrido, cuando determinó subir al cielo. Y ¿es posible que Jesús, que dio su vida por los hombres los deje ahora en tanta orfandad? ¿Ahora que más lo necesitan para poner en práctica sus sublimes ejemplos y cumplir los preceptos de su Evangelio? Mas considerándolo bien, esta separación de Jesús era necesaria. Porque de otra manera, ni la fe de los cristianos sería tan meritoria, ni el amor que le tuviéramos sería tan espiritual y puro. Porque ¿qué mérito tendría creer en El, estando, contemplando su gloria en esta vida? Además, si la simpatía natural y sus singulares prendas nos movían a amarle ¿qué premio sobrenatural podríamos merecer? Por esto deja Jesús al mundo, subiendo a los cielos y ocultándose visiblemente de nuestros ojos. Sus discípulos sienten infinitamente esta separación, pero, con todo, desean que se cumpla la voluntad de su Maestro. Esto debes hacer tú siempre, alma mía, porque de otra manera, aun queriendo las cosas buenas, no harás la voluntad de Dios, sino la tuya. En esto sufren grandes equivocaciones los cristianos. Piensan que, si la cosa es buena en sí misma, ya es del servicio de Dios y no ven que, si la hacen por su propio gusto u otros fines peores, nada tiene Dios que agradecerles, o por lo menos muy poco. 

PUNTO 2º- Además de esta razón que acabas de escuchar, alma mía, y que demuestra la conveniencia de la ascensión de Jesús a los cielos, Él alegó otra a sus discípulos para consolarlos. Si yo -les dice-no me separare de vuestra compañía, no vendrá el Espíritu Santo sobre vosotros. Era una necesidad, que este divino Espíritu descendiera sobre ellos para fortalecer sus almas contra las tentaciones y los ataques de tantos enemigos. De otro modo, sucumbirían ellos en las persecuciones, como sucumbió San Pedro negándole en los tribunales de los príncipes de los sacerdotes hasta tres veces. Por lo tanto, Jesús debía partir de este mundo, a fin de que la Iglesia disfrutase también de los dones del Espíritu Santo. ¡Cuántas veces, alma mía, por querer salir con tu capricho dejas de participar también de las gracias sobrenaturales que a otros mejor dispuestos se les comunica! Procura, pues, acomodarte con gusto a todo lo que Dios quisiere de ti, que de este modo no errarás jamás. 

 

PUNTO 3º- Aún hay más cosas que contemplar en este misterio, alma mía. Jesús se esforzaba en consolará sus discípulos por todos los medios. Con este motivo les dirige también las siguientes palabras. Hijos míos; no os dejaré huérfanos, sino vendré a vosotros. ¿Cómo se realiza esta promesa de nuestro divino Salvador y en qué ocasiones tiene cumplimiento? En primer lugar, siempre que Dios nos visita con su gracia; pero principalmente cuando viene a nuestros pechos por medio de la Eucaristía. Entonces es cuando en cuerpo y alma, glorioso como está en el cielo, viene al hombre, se hospeda en su corazón y le hace participante de todas sus gracias. Con razón, pues, decía Jesús a sus discípulos: No os dejaré huérfanos, sino vendré a vosotros. ¡Cuántas pruebas de amor nos ha dado Jesús, alma mía, y cuán tibia permaneces tú, a pesar de estas celestiales y divinas manifestaciones! 

 

ORACIÓN

A JESÚS SUBIENDO AL CIELO

Cordero de Dios inmaculado, que siendo al mismo tiempo León fuerte y Príncipe de la paz, después de haber alcanzado la más completa victoria de tus enemigos, subes al cielo triunfante y glorioso, ¿quién pudiera seguirte? ¡oh, dulce Salvador de mi alma, para no separarme de ti jamás! Mas yo, aún no hice apenas obras buenas para que fuera recompensado con esta dicha. Aún me quedan muchas tentaciones que vencer, muchas pasiones que dominar y muchos defectos que corregir. Y lo peor es, Señor mío, que a pesar del tiempo que he vivido, apenas he empezado a andar por este camino de la perfección. Concédeme, Señor, que de hoy en adelante me conduzca de esta manera, evitando, en cuanto es posible, hasta los más leves pecados veniales, e inflamándome más y más en tu amor. Para que correspondiendo de esta manera al que tú me tuviste y continuamente me manifiestas, pueda algún día subir al cielo y contemplarte en tu gloria. Amén. 

 

Obsequio a María: No cometer advertidamente ningún pecado venial. 

 

w Oraciones para terminar cada día:

 

La Virgen María prometió a Santa Matilde y a otras almas piadosas que quien rezara diariamente tres avemarías, tendría su auxilio durante la vida y su especial asistencia a la hora de la muerte. Confiados en tal promesa, invoquemos a la Madre de Dios diciendo:

Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (x 3)

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

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¡Querido hermano, no dejes de honrar en este día a la Santísima Virgen con el rezo del santo Rosario! Si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.

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