miércoles, 25 de octubre de 2023

DÍA 26. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO. RECIBIRÉIS LA VIRTUD DEL ESPÍRITU SANTO

DÍA 26. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO. RECIBIRÉIS LA VIRTUD DEL ESPÍRITU SANTO

 

ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS

 

wPara comenzar todos los días

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Bendita sea la Santísima Trinidad que formó a María Santísima Inmaculada desde el primer instante de su ser, conservándola pura antes del parto, en el parto y después del parto, y enriqueciéndola con todas las gracias y dones de su divino Espíritu, por todos los siglos de los siglos. Amén. 

 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. (x 3)

 

ORACIÓNA MARÍA SANTÍSIMA

Soberana Reina de los cielos, Abogada de los pecadores y consuelo de todos los afligidos, que quisiste inspirar al gran Patriarca Santo Domingo de Guzmán, tu fiel siervo, la devoción del Santísimo Rosario, para que con ella pudiera vencer a los obstinados herejes albigenses, enemigos implacables de nuestra Religión y de nuestra fe, proveyendo al mismo tiempo en ella un medio sencillo y eficacísimo para conseguir vuestra protección y atraer sobre nuestra alma las gracias del cielo; alcánzanos de tu divino Hijo, nuestro adorable Redentor, que hagamos este santo ejercicio del mes de Octubre a Ti consagrado, con la mayor piedad, atención y recogimiento, para que por este medio consigamos ser, durante toda nuestra vida, incansables devotos de tu Santísimo Rosario. Tú, ¡oh, Virgen María, cuyas gracias y misericordias para con los que te invocan, no se agotan jamás, haz que en estos días participemos de ellas con mayor abundancia, a fin de que, considerando en esta vida tus virtudes y procurando al mismo tiempo imitarlas, podamos algún día cantar tus alabanzas en la gloria por toda la eternidad. Amén. 

 

w Meditación para cada día y oración final.

DÍA VIGÉSIMOSEXTO

RECIBIRÉIS LA VIRTUD DEL ESPÍRITU SANTO,

QUE VENDRÁ SOBRE VOSOTROS. (Hch 1, 8)

 

PUNTO 1º- Consideremos hoy, alma mía, los efectos admirables que produjo en el mundo la venida del Espíritu Santo. El primero fue ilustrar las inteligencias de los Apóstoles y discípulos de Jesús para que comprendieran todo el sentido de las divinas Escrituras y vieran ya, por lo tanto, realizadas en su divino Maestro todas las profecías. Sin este conocimiento ¿cómo podían los Apóstoles emprender la gran tarea de la predicación del Evangelio? ¿Cómo podrían contestar a los argumentos que tanto los judíos como los gentiles les opondrían contra la divinidad de Jesucristo? Se verían muchas veces confundidos con los sofismas de aquellos falsos filósofos, y, por lo tanto, la difusión de estas santas doctrinas no podía hacer grandes progresos. Ellos, por otra parte, eran hombres rudos sin instrucción y sin letras que ni aun por este medio natural podían conseguir el hacer callar a sus enemigos. Mas el Espíritu Santo, tan pronto como descendió sobre aquel sagrado Colegio, de tal manera iluminó aquellas inteligencias, que vie­ ron claramente cumplidas en Jesús todas las Santas Escrituras. Tú, alma mía, dejas de obrar el bien en algunas ocasiones por falta de esta ilustración y de esta luz, que tal vez no juzgas necesaria. Mas ¿no ves que de esa manera pueden las pasiones desordenadas tener mucho más ascendiente sobre ti? Ellas te hacen creer que es justo y bueno lo que sólo es un desahogo de tus pasiones. ¿No te ha sucedido esto con la ira, la gula, la vanidad y soberbia y otras pasiones? Pide, pues, siempre a este divino Espíritu esta luz para evitar el pecado. 

 

PUNTO 2º- El segundo efecto causado en los Apóstoles por el Espíritu Santo, fue encender sus corazones y sus almas, antes tan tibias, en un amor divino, superior a todo lo que se puede imaginar. ¡Oh alma mía! aquellos hombres que poco antes no se atrevían a salir en público por temor de la muerte y de las persecuciones, permaneciendo encerrados en el cenáculo, ya no se pueden contener en aquel lugar y quieren salir inmediatamente a predicar las grandezas de Dios. Sus pechos se abrasaban enteramente con aquel fuego divino. Mil vidas les parecían poco para darlas entonces por Jesús. ¡Cuánto debes tú procurar esta gracia que tan transformados dejó a los Apóstoles, pues con ella sola podrías tú hacer grandes progresos en la virtud! Ella sola bastará para unirte con Dios íntimamente y hacerte despreciar todas las cosas de la tierra. Búscala, pues, con afán, haciéndote como los Apóstoles, digna de ella con el recogimiento y la oración. 

 

PUNTO 3º- El tercer efecto que produjo la venida del Espíritu Santo, fue el establecimiento y propagación de la gran sociedad fundada por Jesucristo, que se llama Iglesia. ¡Cuántos bienes se han seguido al mundo de esta gracia! Este divino Espíritu dio para ello a los Apóstoles, además del conocimiento necesario y del arrojo nunca visto en los peligros, el don de hacer toda clase de milagros. De tal manera que ya en el primer sermón que predicó San Pedro, teniendo en el auditorio gentes de doce lenguas distintas, todos le entendían como si hablara en su propia lengua. Ellos luego curaron enfermos, resucitaron muertos, echaron los demonios, de tal manera que nadie podía poner argumento ninguno contra estas muestras irrebatibles de la verdad, Por ellos tienes hoy, alma mía, la seguridad de que te hallas en la verdadera Iglesia, beneficio que nunca podrás agradecer bastante a Dios. ¿Y serás tan insensata que no te aproveches como debes de este beneficio? 

 

ORACIÓN A JESÚS,

CABEZA INVISIBLE DE LA IGLESIA

Eterno restaurador del mundo, Sabiduría del Padre, ¡con qué disposiciones tan admirables logras establecer en la tierra la Iglesia para bien temporal y espiritual de la humanidad y confusión de tus enemigos! Ciertamente, Señor, que las sociedades y reinos fundados hasta entonces por los hombres, no llenaban el vacío que se sentía con tan imperfecta civilización. En todos ellos, aun en los que se tenían por más cultos, existían abusos de inmensa trascendencia, como eran el repudio, el infanticidio y la esclavitud. ¡Cuánto tenemos que agradecerte, pues con tu Santo Evangelio nos sacaste de tantas tinieblas! No permitas, por tanto, Jesús mío, que obcecado yo con los sofismas halagadores de mis enemigos, abandone jamás los preceptos que dimanan de tu Iglesia. Para que mostrándome en todo a ella obediente y defendiendo si es preciso con mi sangre sus derechos; pueda algún día recibir de tus divinas manos el premio en la gloria. Amén. 

 

Obsequio d María: Rezar en particular una parte de Rosario por la conversión de los perseguidores de la Iglesia. 

 

w Oraciones para terminar cada día:

 

La Virgen María prometió a Santa Matilde y a otras almas piadosas que quien rezara diariamente tres avemarías, tendría su auxilio durante la vida y su especial asistencia a la hora de la muerte. Confiados en tal promesa, invoquemos a la Madre de Dios diciendo:

Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (x 3)

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

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¡Querido hermano, no dejes de honrar en este día a la Santísima Virgen con el rezo del santo Rosario! Si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.

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