DÍA QUINTO
MARÍA SANTÍSIMA, LLENA DE GRACIA POR LA SANGRE DE JESÚS, NOS OBTIENE, MEDIANTE ESTA MISMA, TAMBIÉN A NOSOTROS GRACIAS
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN INCIAL PARA TODOS LOS DIAS
¡Oh Sangre Preciosísima de vida eterna!, precio y rescate de todo el universo, bebida y salud de nuestras almas, que protegéis continuamente la causa de los hombres ante el trono de la suprema misericordia, yo os adoro profundamente y quisiera compensar, en cuanto me fuese posible, las injurias y ultrajes que de continuo estáis recibiendo de las creaturas humanas y con especialidad de las que se atreven temerariamente a blasfemar de Vos. ¡Oh! ¿Quién no bendecirá esa Sangre de infinito valor? ¿Quién no se sentirá inflamado de amor a Jesús que la ha derramado? ¿Qué sería de mí si no hubiera sido rescatado con esa Sangre divina? ¿Quién la ha sacado de las venas de mi Señor Jesucristo hasta la última gota? ¡Ah! Nadie podía ser sino el amor. ¡Oh amor inmenso, que nos ha dado este bálsamo tan saludable! ¡Oh bálsamo inestimable, salido de la fuente de un amor inmenso! Haced que todos los corazones y todas las lenguas puedan alabaros, ensalzaros y daros gracias ahora, por siempre y por toda la eternidad. Amén.
CONSIDERACIÓN:
MARÍA SANTÍSIMA, LLENA DE GRACIA POR LA SANGRE DE JESÚS, NOS OBTIENE, MEDIANTE ESTA MISMA, TAMBIÉN A NOSOTROS GRACIAS
I. Por el Verbo eterno fueron creadas todas las cosas, y por Él fue todo
reconciliado. Jesús, con la efusión de su Sangre, nos ha devuelto la divina
amistad, y nos ha constituido hijos del Padre celestial; por consiguiente esa
Sangre es para nosotros la fuente de todo bien. Por tanto es la Preciosa Sangre
fundamento y manantial de todos nuestros méritos. A ella, pues debemos
enderezar nuestros afectos.
II. Si María Santísima fue concebida sin pecado original y colmada de todas las
gracias desde el primer instante de su concepción, lo debió a los méritos de la
Sangre Preciosa. «María, dice la Santa Iglesia, por los méritos de la pasión y
muerte que Jesús habría de sufrir, fue preservada de la culpa original, y llegó
inmaculada a la existencia, y llena de gracias sobre todas las criaturas».
(Bula dogmática de Pío IX, 8 de Diciembre de 1854). Sí, oh Virgen Santísima,
disteis a Jesús cuerpo y sangre de un modo nuevo y admirable, y de un modo
también nuevo y admirable gozasteis («Redimida de un modo más sublime», ibídem)
de los frutos de su Sangre, llegando a la existencia adornada de todas las más
sublimes gracias. Por esto, Oh devotos de María, muy justo es que demos gracias
y honremos siempre a la Preciosa Sangre, que tan grande ha hecho a esta nuestra
divina Madre.
III. La Santísima Virgen es la dispensadora de todas las gracias, porque
habiendo tenido en ella origen la Preciosa Sangre, Jesús quiere que los
beneficios de ésta lleguen hasta nosotros por intercesión de ella. Por esto nos
la dio por Madre, no cuando subió al Cielo, sino mientras derramaba su Sangre
en la Cruz, «como si hubiera dicho, escribe el doctor San Alfonso: “Nadie puede
participar de mi Sangre, sino por intermedio de mi Madre. Mis llagas son las
fuentes de las gracias, pero éstas no llegarán a las almas, sino por medio de
María que es su canal”» (San Alfonso. Glorias de María, parte 1, cap. 5,
n. 1). Quien desee, por tanto, participar de los tesoros de la Sangre divina,
acérquese a María y los tendrá en abundancia. A la devoción de María junte la
de la Preciosa Sangre, y las bendiciones celestiales descenderán copiosamente
sobre él.
EJEMPLO
Un día se apareció María a San Pablo de la Cruz, vestida de negra túnica, teniendo sobre el pecho escritas estas palabras en un blanco escudo en forma de corazón: «la Pasión de Jesucristo», y le habló de esta manera: «Hijo: si quieres hacer obra grata para mí funda una congregación en la cual se use este vestido y se haga continuo luto por la pasión y muerte de mi querido Hijo». Ejecutó Pablo los deseos de la divina Madre, instituyendo la Congregación de los Pasionistas, a quienes agregó, a los tres acostumbrados, un cuarto voto, de avivar en todos el recuerdo de la Pasión. Ésta, para él, tan querida devoción trató de infundir en los demás, predicando con tanta ternura sobre los padecimientos de Jesús, que movía los más obstinados corazones a compadecerse del Dios crucificado. La Santísima Virgen, complacida de tal obra, se le apareció muchas veces durante su vida, y en punto de muerte, vino con su Hijo a tomar su alma para llevársela al cielo. (Pablo José de la Inmaculada Concepción, Vida del Santo). Si quieres, cristiano, que María sea tu refugio y tu abogada, ama a la Preciosa Sangre, lávate en ella, mediante una buena confesión, resuélvete de veras a no pisotear más esta Sangre con el pecado; y por los méritos de la misma, te obtendrá María la gracia de la perseverancia y el paraíso.
Se medita y se pide lo que se desea conseguir.
OBSEQUIO: Haced una visita a María Santísima, rogándole por la Sangre de su Hijo que os obtenga la salvación de vuestra alma.
JACULATORIA: Por nosotros ofrece, oh
Virgen Madre, la Sangre de tu Hijo, ante Dios Padre.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Virgen Santísima, Madre del Verbo Divino, volved a nosotros vuestros compasivos ojos, y a la vista de nuestras miserias y necesidades, moveos a piedad de nosotros. En vos tuvo origen la fuente de las gracias, la Sangre Preciosa; mediante ella podéis, pues, ayudarnos. Ofrecedla por nosotros al eterno Padre, y seguramente nos alcanzaréis todo lo que necesitamos. Haced que un río perenne de la Sangre de vuestro Hijo, se deslice sobre nosotros, para que robustecidos con ella podamos vivir santamente y morir en el abrazo del Señor. Amén.