sábado, 1 de julio de 2023

DÍA 32. SENTIMIENTOS DEL CORAZÓN DE JESÚS EN SU ASCENSIÓN.San Enrique de Ossó

DÍA 32

SENTIMIENTOS DEL CORAZÓN DE JESÚS EN SU ASCENSIÓN.

UN MES EN LA ESCUELA

DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

San Enrique de Ossó

 

Por la señal, etc…

 

¡Viva Jesús. Muera el pecado. Sea por siempre alabado el Corazón de Jesús Sacramentado!

 

Oración inicial

Yo te adoro, Corazón Sacratísimo de mi Jesús, y te amo con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas, y me pesa de haberte ofendido, porque eres bondad infinita y me amas con inmenso amor. En ti, Corazón Sacratísimo, están reunidas todas las maravillas de la naturaleza, de la gracia y de la gloria; todas las virtudes y dones esparcidos por todas las criaturas; todos los tesoros de la sabiduría, bondad, ternura y ciencia de Dios. Tú eres el huerto cerrado, el horno de fuego, el arca de Dios, la vara florida, el maná del cielo, la fuente de todas las gracias y consuelos, las delicias de la Beatísima Trinidad. De tu corazón amantísimo, oh Jesús mío, recibieron el celo los Apóstoles, la sabiduría los Doctores, la pureza las Vírgenes, la fortaleza los Mártires, la paciencia los Confesores, la victoria los tentados, el valor los débiles, la alegría los Ángeles, el terror los demonios, la gloria el mismo Dios. Bienaventurado el que te ama, te honra y te sirve, porque tiene escrito su nombre en tu Divino Corazón.

¡Oh Corazón Santísimo de Jesús! da lumbre a mi entendimiento y afectos ardorosos a mi corazón para que aprenda en esta tu Escuela la virtud del sacrificio, y sobre todo tu mansedumbre, humildad e inmensa caridad, y que conozca y haga en todas las cosas tu santísima voluntad. ¡Oh Corazón Inmaculado de María! ¡Santos, Ángeles y justos del cielo y tierra! prestadme vuestros encantos amorosos para honrar y desagraviar debidamente al Dios de mi corazón y al corazón de mi Dios. Amén.

 

Hágase la meditación correspondiente al día.

DIA TRIGESIMOSEGUNDO

Sentimientos del Corazón de Jesús en su Ascensión.

 

Composición de lugar. Mira a Jesús subiendo por los aires al cielo con nube de gloria y majestad.

 

Petición. Corazón de Jesús, hazme vivir vida celestial.

 

Punto primero. "Por última vez Cristo apareció a sus Apóstoles y les dijo: Id por todo el mundo predicando el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo: mas el que no creyere, será condenado. Y el Señor Jesús, después de haberles hablado, los llevó fuera a Betania; y elevadas sus manos les bendijo. Y sucedió que mientras los bendijo, se apartó de ellos y era elevado a los cielos, subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios. Y los mismos adorándole se volvieron a Jerusalén con gozo grande. Y estaban siempre en el templo alabando y bendiciendo a Dios. Y ellos anduvieron y predicaron en todas partes, cooperando el Señor y confirmando la palabra con los milagros consiguientes." He ahí, alma mía, el fin de la carrera de Jesús en este mundo. Cumplida la voluntad del Padre en todas las cosas, consumada la grande obra de la Redención de todo el género humano, fundada la Iglesia, instituidos los Sacramentos, instruidos los apóstoles en todo lo que debían hacer después de haberles prometido que estaría con ellos hasta la consumación de los siglos en el Sacramento del altar, en su doctrina, en su ejemplo y con su gracia, y que les enviaría el Espíritu Santo y les enseñaría y completaría todas estas cosas, se sube Jesús a los cielos desde el monte Olivete con grandísima gloria y majestad. - Mírale al buen Jesús glorioso subir por su propia virtud por los aires, y sentarse a la diestra de Dios Padre, como rey inmortal y de todos los siglos, acompañado de millares de ángeles y de justos que le aclaman en su subida por su Rey y Señor. - Asóciate tú también a este triunfo y toma parte en él, y con gozo grande bate palmas y da vivas a tu Jesús adorado, porque recoge hoy los laureles de su victoria y va a ocupar su trono y la posesión de su reino, preparándote también tu lugar y trono de gloria si le imitas en la constancia del padecer. Mira cómo todo se pasa. ¿Quién conoce a Cristo en este paso si le compara con el Ecce Homo o juzgado de los jueces, atado como un facineroso, azotado y coronado de espinas, con la cruz a cuestas o muriendo por fin en la cruz? Dichosos tormentos que ya pasaron y tanta gloria eterna le han alcanzado. Anímate, alma mía, a padecer con Cristo para reinar eternamente con Éé. Ánimo, que todo se pasa. No seas boba. Más vale breve penar y eterno gozar con Cristo, que breve gozar y eterno penar.

 

Punto segundo. "Y comiendo les mandó a los apóstoles Jesús que no se apartasen de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, que oísteis (dijo) por mi boca. Porque Juan bautizó en agua, mas vosotros bautizados seréis con el Espíritu Santo no después de muchos días. Recibiréis la virtud del Espíritu Santo, que sobrevendrá a vosotros y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y en Samaria, y hasta los últimos confines de la tierra. Y dicho esto, viéndolo ellos, se elevó y una nube lo quitó de sus ojos y se volvieron a Jerusalén y todos ellos eran perseverantes unánimemente en la oración con las mujeres y María, madre de Jesús y sus hermanos."

 

¡Oh Corazón de Cristo glorioso, que subes a los cielos a gozar del reino de tu gloria que te ganaste con tus trabajos! permíteme que me queje dulcemente de ti con tu siervo Agustín: Fuiste consolador mío y no te despediste de mí; subiendo a lo alto diste la bendición a los tuyos y yo no lo oí; los ángeles prometieron que volverías otra vez al mundo y yo no lo oí... Mas me consuela que tú me viste, y te acordaste de mí y rogaste a tu Padre en el cielo por mí, repitiéndole: "Padre mío, yo quiero que donde estoy yo esté mi siervo que me diste". ¡Oh amabilísimo Jesús mío! al considerar que los ángeles y los hombres, los cielos y la tierra y los abismos se estremecen por el peso inmenso de vuestra gloria, mi corazón no puede contener su gozo. No quiero en la tierra otro placer que contemplar las delicias y grandezas de vuestra gloria, que un día ha de ser mi gloria. En mis tristezas y desmayos, en mis combates y desamparos, me bastará, Jesús mío, levantar mis ojos al cielo y fijarlos en la gloria de vuestro corazón y de vuestro cuerpo, y oír cómo me dice: "Ánimo, hija mía, no puede ser más el siervo que el señor. Si padeces un poquito por mí en la tierra, reinarás conmigo eternamente en la gloria. Arriba, pues, tu corazón con Jesús. Esfuérzate y obra varonilmente, que todo se pasa menos la gloria que alcanzarás con tus penas.

 

Afectos. Tú has dicho, Jesús mío, que donde está nuestro tesoro allí está nuestro corazón. Si tú eres mi tesoro, Jesús mío y todas mis cosas, fuerza es que donde tú estás allí esté mi corazón, esto es, en el cielo, por los deseos y el amor. Más aún, Jesús mío; si tu corazón es mi corazón, debe estar mi corazón en el cielo contigo, amándote y adorándote entrañado en ti, que eres mi tesoro, el corazón de mi corazón. ¡Cómo, pues, puedo vivir olvidado de ti, Jesús mío! ¡Cómo puede vivir mi corazón divagando por este destierro y por este mundo miserable, poniendo mi afecto en las criaturas, que solo pueden darme lo que tienen, esto es, miseria y dolor! ¡Bien clamas, Corazón de Jesús mío, a los prevaricadores que vuelvan al corazón, porque fuera de él no pueden hallar paz y felicidad! ¡Oh Dios de mi corazón! ¡Oh corazón de mi Dios! ¡Tesoro y corazón de mi corazón! Haz que no ame más que a ti, y por ti, y mi conversación sea en los cielos, y mis suspiros y mis amores y empiece aquí en la tierra a llevar la vida que eternamente me ha de hacer feliz. No me dejes a merced de las pasiones de mi corazón. Reina y gobierna mi alma y no permitas que nadie te robe tu tesoro, que es mi corazón, que tuyo es por gracia, tuyo por naturaleza, tuyo por elección. ¡Ojalá lo sea eternamente!

 

Jaculatoria. Oh hermoso cielo, donde reina mi Jesús, ¿cuándo te poseeré?

 

Obsequio. Desapegaré mi corazón de las criaturas, mirando en todas las cosas a la eternidad.

 

EJEMPLO

 

Celebrando san Piamón la santa misa, vio al lado del altar a un ángel de bellísimo aspecto, que tenía en la mano un libro de oro, y en él escribía los nombres de todos aquellos monjes que se llegaban al altar para recibir el cuerpo glorioso del Redentor. Pero observó que, al acercarse algunos a la Sagrada Comunión, tenía el ángel suspensa la pluma, y no escribía sus nombres. Acabado el Santo Sacrificio, llamó el santo a todos los religiosos cuyos nombres no había escrito el ángel; pidió a cada uno exacta cuenta de su conciencia, y halló que estaban manchados con culpas graves. Les indujo a todos a verdadera penitencia, y volviendo después a ofrecer el Santo Sacrificio, vio que el ángel escribía también los nombres de éstos en el libro de la vida.

 

Oración final

Gracias infinitas te doy, Jesús mío de mi alma, porque te has dignado admitirme en este día a la escuela de tu adorable corazón, y por haberme enseñado con tu ejemplo a amar y servir a Dios con todo mi corazón, con toda mi alma, con todas mis fuerzas mostrándome prácticamente la hermosura de la virtud y la fealdad del vicio. Yo te prometo con la ayuda de tu gracia practicar con las obras lo que tú me enseñas con la palabra y el ejemplo, y presentarme mañana al volver a tu divina escuela, escuela del corazón, escuela de amor, muchos actos de vencimiento, de amor, de sacrificio... amándote por los que no te aman, adorándote por los que no te adoran, y glorificándote por los que te agravian. ¡Oh Corazón misericordiosísimo de Jesús! Convertid a todos los pecadores, dad perseverancia a todos los justos, libertad a todas las almas del purgatorio, para que no formemos todos los hombres más que un solo corazón y una sola alma que os adore, os ame, os reverencie, os sirva y os glorifique como vos queréis y merecéis en el tiempo y por toda la eternidad. Amén.

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

San Enrique de Ossó, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.