domingo, 23 de julio de 2023

DÍA 24. LA SANGRE DE JESÚS AVIVA NUESTRA ESPERANZA

DÍA VIGÉSIMOCUARTO

LA SANGRE DE JESÚS AVIVA NUESTRA ESPERANZA

 

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

ORACIÓN INCIAL PARA TODOS LOS DIAS

¡Oh Sangre Preciosísima de vida eterna!, precio y rescate de todo el universo, bebida y salud de nuestras almas, que protegéis continuamente la causa de los hombres ante el trono de la suprema misericordia, yo os adoro profundamente y quisiera compensar, en cuanto me fuese posible, las injurias y ultrajes que de continuo estáis recibiendo de las creaturas humanas y con especialidad de las que se atreven temerariamente a blasfemar de Vos. ¡Oh! ¿Quién no bendecirá esa Sangre de infinito valor? ¿Quién no se sentirá inflamado de amor a Jesús que la ha derramado? ¿Qué sería de mí si no hubiera sido rescatado con esa Sangre divina? ¿Quién la ha sacado de las venas de mi Señor Jesucristo hasta la última gota? ¡Ah! Nadie podía ser sino el amor. ¡Oh amor inmenso, que nos ha dado este bálsamo tan saludable! ¡Oh bálsamo inestimable, salido de la fuente de un amor inmenso! Haced que todos los corazones y todas las lenguas puedan alabaros, ensalzaros y daros gracias ahora, por siempre y por toda la eternidad. Amén.

DÍA VIGÉSIMOCUARTO

 

CONSIDERACIÓN:

LA SANGRE DE JESÚS AVIVA NUESTRA ESPERANZA


I. El demonio al principio nos instiga a pecar con el pretexto de que la misericordia divina es infinita, y después del pecado nos empuja hacia la desesperación, mostrándonos como imposible que Dios nos perdone tan graves excesos. No nos dejemos vencer de tales engaños, que son la ruina de muchos, antes bien hagamos cuanto nos enseña San Juan: «Hijitos míos, dice, no pequéis, y si ya habéis pecado, arrepentidos volved a Dios; puesto que tenemos por abogado cerca de Él a Jesús mismo, que ha dado su Sangre por salvarnos» (I San Juan II, 1-2). Esta Sangre intercede por nosotros. ¿Qué podemos temer entonces? Si nos arrepentimos de corazón, es seguro el perdón.

  

II. Jesús nunca ha rechazado de sí al pecador arrepentido, sino que siempre como padre piadoso, ha abrazado al hijo pródigo. Más aún, cual amante pastor ha venido del cielo a la tierra en busca de la oveja descarriada, y ha derramado su Sangre por salvarla. Llenos, pues, de confianza, postrémonos a sus pies a llorar las culpas pasadas, aunque enormes e innumerables, seguros de que no nos ha de negar el perdón, quien no nos ha negado su Sangre.

  

III. «No pocas veces pone el demonio, aún en el corazón de los justos, vanos temores y desconfianzas acerca de su salvación eterna. Mas tales tentaciones luego se vencerán reflexionando sobre lo que dice San Pablo: “Justificados por la Sangre de Jesús, por la misma seremos salvados de la ira divina”» (San Buenaventura, Sobre San Lucas XXII, 44). ¿Cómo se puede dudar, dice San Agustín, de que Jesús nos quiere salvar, cuando para obtenernos el paraíso, ha muerto y ha derramado su Sangre? («Seguridad nos dio Dios, donde se derramó la Sangre del Señor». Comentario sobre la Epístola Primera del Apóstol San Juan). ¡Ah! Confiados prosigamos viviendo rectamente, que por los méritos de la Sangre Preciosa seguramente nos salvaremos.

 
EJEMPLO
El beato Santiago Bianconi de Bevagna, habiendo recibido de su madre dinero para que se mandara hacer un traje, lo gastó, en cambio, en adquirir un hermoso crucifijo; a cuyos pies pasaba largas horas, y los viernes la noche entera, meditando sus penas. Enfurecido el infierno, lo asaltó con terribles tentaciones, incitándolo a desesperar de la propia salvación; pero él, rezando ante su crucifijo, quedó victorioso. Como que la santa imagen, manando prodigiosamente Sangre del costado, lo roció todo, diciéndole: «Santiago, sea para ti esta Sangre señal segura de salvación». Por lo cual aquél vivió siempre amante de la Preciosa Sangre, y después que murió, mientras se le hacían los funerales, se oyó una voz que dijo: «No hay necesidad de sufragios, porque está en el Cielo» (Domingo María Marchese OP, Diario Dominicano, Vida del Beato, 22 de Agosto). Alma tentada del demonio a desesperarte, imita al beato Santiago en el amor a la Preciosa Sangre, y cesará en ti todo vano temor acerca de tu eterna salud.

 

Se medita y se pide lo que se desea conseguir.

 

OBSEQUIO: Haced alguna obra de misericordia a vuestro prójimo.

 

JACULATORIA: Dadme, Dios mío, al Cielo ir, la Sangre vuestra a bendecir.

 

ORACIÓN PARA ESTE DÍA

Dios mío, si vuelvo los ojos a mi vida pasada, la veo toda sembrada de pecados; si miro al presente mí conciencia, oh, qué reproches yo siento; si pienso en el futuro, oh, qué temor de nuevas caídas experimento, en razón de mi comprobada fragilidad: ¿qué esperanza puedo entonces abrigar de mi eterna salvación? ¡Ah, Sangre Preciosísima de mi Jesús, vos sois mi única esperanza! Aunque son grandes mis pecados, mucho más valéis Vos, que los habéis reparado por mí; si es extrema mi debilidad, vuestra potencia es suma; si son excesivas mis faltas, son de infinito valor vuestros méritos. Por Vos, pues, seguro del perdón, lloro y detesto mis pecados; y en Vos confiado, me propongo empezar y seguir una buena vida; después de la cual, mediante vuestros méritos, espero el premio eterno del Cielo, que con vuestra efusión me habéis obtenido. Amén.