jueves, 13 de julio de 2023

DÍA 14. LA SANGRE DE JESÚS SUMINISTRA FUERZA ESPIRITUAL EN LA CONFIRMACIÓN

 

DÍA DECIMOCUARTO

LA SANGRE DE JESÚS SUMINISTRA FUERZA ESPIRITUAL EN LA CONFIRMACIÓN

 

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

ORACIÓN INCIAL PARA TODOS LOS DIAS

¡Oh Sangre Preciosísima de vida eterna!, precio y rescate de todo el universo, bebida y salud de nuestras almas, que protegéis continuamente la causa de los hombres ante el trono de la suprema misericordia, yo os adoro profundamente y quisiera compensar, en cuanto me fuese posible, las injurias y ultrajes que de continuo estáis recibiendo de las creaturas humanas y con especialidad de las que se atreven temerariamente a blasfemar de Vos. ¡Oh! ¿Quién no bendecirá esa Sangre de infinito valor? ¿Quién no se sentirá inflamado de amor a Jesús que la ha derramado? ¿Qué sería de mí si no hubiera sido rescatado con esa Sangre divina? ¿Quién la ha sacado de las venas de mi Señor Jesucristo hasta la última gota? ¡Ah! Nadie podía ser sino el amor. ¡Oh amor inmenso, que nos ha dado este bálsamo tan saludable! ¡Oh bálsamo inestimable, salido de la fuente de un amor inmenso! Haced que todos los corazones y todas las lenguas puedan alabaros, ensalzaros y daros gracias ahora, por siempre y por toda la eternidad. Amén.


CONSIDERACIÓN:

LA SANGRE DE JESÚS SUMINISTRA FUERZA ESPIRITUAL EN LA CONFIRMACIÓN


I. Estando los apóstoles entregados a la oración el día de Pentecostés, oyeron de repente un gran ruido, semejante a un trueno y huracán; y en medio de tal torbellino, vieron resplandecer lenguas de fuego, las cuales, posándose sobre sus cabezas, los llenaron del Espíritu Santo. Este les comunicó tanta fortaleza, que predicaron la fe a costa de tormentos y la muerte, y tanta sabiduría que pudieron vencer a los enemigos de la verdad y de la justicia. Lo mismo se verifica de un modo invisible en el sacramento de la confirmación. En el se recibe realmente al Espíritu Santo, que infunde la gracia de confesar la fe y vencer las acechanzas de nuestros enemigos espirituales (San Alfonso, Teología moral. De la confirmación, num. 169). ¡Oh dones verdaderamente inefables! Por esto debemos rendir siempre honor y gloria a la Preciosa Sangre que nos los ha reportado.

  
II. La preciosa Sangre nos ha obtenido el Espíritu Santo con sus dones en la confirmación. Como que por ella hemos sido reconciliados con Dios y por ella el Espíritu de Dios se comunica a nosotros, como observa San Juan Crisóstomo (San Juan VIII, 39; San Juan Crisóstomo, Homilía I de pentecostés, u homilía 50 sobre San Juan). En efecto, antes de que Jesús la derramase, el Espíritu Santo no bajó a la tierra; lo que es señal evidente de que su venida es fruto de la Sangre Preciosa («Para que se supiera que este don del Espíritu Santo es fruto de la pasión de Cristo». Cornelio A Lápide SJ, Comentario sobre San Juan VIII, 39). Muy justo es, entonces, que amemos a esta Sangre tan benéfica para con nosotros.

  
III. ¿Qué caso hemos hecho hasta ahora de la gracia del Espíritu Santo? ¡Gran Dios! Cuántas veces no hemos tenido reparo en perderla para desahogar viles pasiones; otras veces por miedo de ser despreciados, nos hemos avergonzado hasta de mostrarnos católicos y hemos consentido discursos contrarios a la religión y a la virtud, u omitido hacer el bien. Ea, no seamos en adelante tan ingratos para con la Preciosa Sangre, no entristezcamos más al Espíritu Santo, que a tan caro precio Jesús nos ha deparado.

 
EJEMPLO
Santa Margarita María de Alacoque, siendo jovencita, al despojarse de sus atavíos, vio a Jesús herido y ensangrentado, que le dijo: «Ingrata, mira como me has puesto con tus vanidades». Lloró ella a tal vista y tales palabras, pero ni aún así logró ella desasir su corazón de aquellas fruslerías, ni vencer el respeto humano que contra su voluntad hacia recibir visitas, y pagarlas, con desmedro de su espíritu. Finalmente se decidió a entregarse a Dios; y recibida la confirmación, con la gracia en ella dada, venció los obstáculos que durante dos años le había opuesto el mundo, y se hizo religiosa. En tiempo de carnaval, se le apareció Jesús cubierto de heridas, cargando con la cruz y manando Sangre que le corría por todos lados, y adolorido le dijo: «¿No habrá nadie que tenga piedad de mí y se compadezca de mi dolor? He aquí el lamentable estado a que me reducen en este tiempo los pecadores». Otra vez que se le apareció la invitó a plantar en su corazón la cruz que Él, destilando Sangre, llevaba sobre la espalda. Y ella abrazándose de la cruz, sostuvo la áspera guerra que el mundo, el demonio y la carne le hicieron hasta su muerte. Después de la cual voló al Cielo, a recibir la corona merecida por sus victorias (Mons. Jean-Joseph Languet de Gergy, Vida de la Santa, traducida del francés). Alma cristiana, imita a esta Santa, soportando las cruces y venciendo el respeto humano y ganarás el Cielo. No hay que desanimarse: Jesús que te ha dado además de su Sangre, también el Espíritu Santo, no te dejará sucumbir con tal que cooperes a su gracia.

        
Se medita y se pide lo que se desea conseguir.

 

OBSEQUIO: Vencer todo respeto humano al practicar el bien.


JACULATORIA: Por tanta Sangre, Rey de la gloria, del mundo dame lograr victoria.


ORACIÓN PARA ESTE DÍA

Es verdad, Jesús mío, que terribles enemigos me combaten a fin de hacerme perder vuestra gracia; pero también es verdad que son mayores los auxilios que me habéis procurado por los méritos de vuestra Sangre. Habéis llegado hasta a darme el Espíritu Santo en el sacramento de la confirmación; comportado con el cual, habría podido yo siempre triunfar de mis enemigos, y sin embargo ¡Cuántas veces me he dejado vencer de ellos, por no haberme aprovechado de la gracia que entonces me fue dada! ¿Qué desprecio no ha sido este para vuestra Sangre, que me lo ha obtenido? Confieso mi error ¡oh Jesús mío!, y en adelante propongo valerme siempre de tan excelso don: resistiré a mis enemigos espirituales con la ayuda de la gracia que me ha dado el Espíritu Santo. Amén.