25 de julio. Santiago, Apóstol. Patrono de España
25 de julio. Santiago, Apóstol. Patrono de España
Santiago, hijo del Zebedeo, hermano del Apóstol Juan, natural de Galilea, llamado junto con su hermano entre los primeros apóstoles, abandonando a su padre y sus redes, siguió al Señor; y ambos fueron designados por Jesús con el nombre de Boanerges: Hijos del trueno. Fue uno de los tres apóstoles preferidos del Salvador, a quienes escogió como testigos de su Transfiguración, del milagro en el que resucitó a la hija del príncipe de la Sinagoga, y como acompañantes en el huerto de los Olivos, cuando se retiró a orar al Padre antes de ser detenido por los Judíos.
Tras la ascensión de Jesucristo a los cielos, predicó en Judea y Samaría la divinidad de éste, y ganó a muchos para la fe cristiana. Partió luego a España, donde convirtió a algunos a la religión de Jesucristo; siete de ellos, consagrados Obispos por San Pedro, fueron los primeros enviados a España. De vuelta a Jerusalén, como convirtiese a la fe, entre otros, al mago Hermógenes, Herodes Agripa, elevado al trono bajo el Emperador Claudio, para ganarse la voluntad de los judíos, pretextando que Santiago predicaba libremente la divinidad de Jesucristo, le condenó a muerte. Al verle soportar tan valerosamente el martirio, el que lo había conducido al tribunal se declaró al punto cristiano.
Cuando los llevaban al suplicio, pidió éste perdón a Santiago; el cual besándole, le respondió: La paz sea contigo. Ambos murieron heridos por el hacha; poco antes Santiago había curado a un paralítico. Su cuerpo fue trasladado más tarde a Compostela, donde se le tributa un culto popular y le visitan peregrinos de todo el mundo que acuden allí por su devoción y a cumplir sus votos. En este día de su traslación, la Iglesia celebra la memoria de su muerte, ya que en las proximidades de la Pascua fue cuando él, antes que todos los Apóstoles, dio testimonio de Jesucristo, derramando su sangre en Jerusalén.
Oremos.
Oh Señor, santifica y guarda a tu pueblo, para que, protegido por los auxilios de tu Apóstol Santiago, te sea agradable con sus obras y te sirva con tranquilidad de espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.