martes, 20 de julio de 2021

MES DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE JESÚS. DÍA 21

MES DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE JESÚS

Día 21

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

ORACIÓN PARA COMENZAR CADA DÍA

Jesús mío, acepta todas aquellas buenas obras

que durante este mes me inspires;

en reparación por tantos desprecios,

ingratitudes y blasfemias cometidas por los hombres,

y para que la acción del maligno enemigo

no destruya el deseo y conocimiento de tu Amor

por parte de tus hijos.

Que la Devoción a la Divina Sangre

acerque las almas a tu Sagrado Corazón. Amén.

 

DÍA 21

LOS SERAFINES

Y LOS HÉROES DE LA SANGRE

La sangre de Cristo ha arrastrado con su estela un grupo luminoso de almas heroicas: las de los santos. Sus vidas tenían el único propósito de imitar a Cristo crucificado y sangrante. Todos los santos sin excepción, tanto los que veneramos en los altares como los que permanecen ocultos, son los verdaderos serafines e insignias de la preciosa sangre. Algunos viviendo en cuevas, otros en desiertos, en los picos de las montañas, en las celdas de los claustros, en los hospitales, en tierra de misión, en las grandes ciudades, en sus casas… pero todos con el mismo fin: amar sólo a Cristo, vivir crucificados con Él y entregar su vida como lo hizo Él. La vida de cada santo está impregnada de sangre. ¡Los mártires no son solamente aquellos que dieron su sangre por Cristo! Hay varias formas de entregar la sangre: a través de la mortificación voluntaria, de la caridad, del apostolado, del trabajo... La máxima de todos los santos es común: ¡sufrir, morir y ser sepultados en Cristo! Con estas insignias han alcanzado el más alto grado de perfección, pero a costa de un sufrimiento inaudito. ¡Qué gran ejemplo para nosotros! No debemos caer en el error de pensar que los santos fueron afortunados o privilegiados. Dios quiere que todos seamos santos y a todos nos da la gracia suficiente para serlo. ¡También nosotros debemos de poner la mirada en el santísimo, en Jesús sacramentado! Su sangre es la sangre vital de la santidad. Amémosle con ardor y también nosotros seremos santos.

 

EJEMPLO

La sangre de Jesús siempre encendió el alma de San Gaspar del Búfalo. Su predicación admirable, su capacidad para aceptar el sufrimiento y el desprecio por sí mismo, fueron el fruto de esa llama. Siempre tenía la sangre de Jesús en los labios como la tenía en el corazón, y al hablar parecía un serafín, porque su rostro se iluminaba con cada palabra que pronunciaba. En una ocasión sus misioneros, ansiosos por escucharlo hablar sobre la sangre de Cristo le dijeron, a sabiendas, que dicho tema era un tanto árido y complejo. Él, tomando la palabra, comenzó a instruirles durante horas sin cansarse ni repetirse. Sus oyentes quedaron cautivados con su plática.

Para difundir la devoción a la preciosa sangre sufrió increíbles persecuciones y, en ocasiones, incluso por parte de personas que deberían haberlo comprendido y defendido. Pero nada de eso le hizo desistir. Dondequiera que iba, erigía la Pía Unión de la Preciosa Sangre, inculcando la práctica del mes a la preciosa sangre e introduciendo la recitación diaria de la coronilla en honor a la preciosa sangre. Hizo imprimir panfletos y folletos con oraciones que luego distribuyó gratuitamente a los fieles e hizo por acercarse a aquellos sacerdotes que iban a tierras de misión para exhortarles a difundir el culto de la preciosa sangre. En las misiones, cuando las almas obcecadas en el pecado desistían hacer penitencia para alcanzar el perdón, hacía traer la imagen de Cristo crucificado y con gran solemnidad les hablaba sobre la sangre de Jesús mientras se disciplinaba a sí mismo. Muchas fueron las conversiones obtenidas de esa manera. En el momento de su muerte, San Vicente Pallotti, que lo asistió, vio su alma ascender al cielo en forma de estrella brillante y a Jesús que le fue a su encuentro.

Pidamos para que el ejemplo de San Gaspar nos encienda de amor por la sangre de Jesús y nos dé la esperanza de poder, algún día, cantar sus alabanzas en compañía suya.

 

INTENCIÓN: ¡Quiero ser santo! Repitámoslo no solo de palabra, sino imitando a los santos e invocando su ayuda.

 

JACULATORIA: Preciosa sangre de Jesús ablanda mi corazón y enciende en él un fuerte deseo de perfección.

 

 

ORACIÓN PARA TERMINAR CADA DÍA

Oración de San Gáspar de Búfalo

Oh, preciosa sangre de mi Señor,
que yo te ame y te alabe para siempre.
¡Oh, amor de mi Señor convertido en una llaga!
Cuán lejos estamos de la conformidad con tu vida.
Oh Sangre de Jesucristo, bálsamo de nuestras almas,
fuente de misericordia, deja que mi lengua,
impregnada por tu sangre

en la celebración diaria de la misa,
te bendiga ahora y siempre.
Oh, Señor, ¿quién no te amará?
¿Quién no arderá de agradecido afecto por ti?
Tus heridas, tu sangre, tus espinas, la cruz,
la sangre divina en particular,

derramada hasta la última gota,
¡con qué elocuente voz grita a mi pobre corazón!
Ya que agonizaste y moriste por mí para salvarme,
yo daré también mi vida, si será necesario,
para poder llegar a la bendita posesión del cielo.
Oh Jesús, que te has hecho redención para nosotros,
de tu costado abierto, arca de la salvación,

horno de la caridad,
salió sangre y agua, signo de los sacramentos

y de la ternura de tu amor,
¡Seas adorado y bendecido por siempre, oh Cristo,
que nos has amado y lavado en tu preciosísima sangre!
Amén.

 

V/. Alabada sea la Preciosísima Sangre de Jesús.

R/. Sea por siempre bendita y alabada.