MES DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE JESÚS
Día 28
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN PARA COMENZAR CADA DÍA
Jesús mío, acepta todas aquellas buenas obras
que durante este mes me inspires;
en reparación por tantos desprecios,
ingratitudes y blasfemias cometidas por los hombres,
y para que la acción del maligno enemigo
no destruya el deseo y conocimiento de tu Amor
por parte de tus hijos.
Que la Devoción a la Divina Sangre
acerque las almas a tu Sagrado Corazón. Amén.
DÍA 28
LOS PERSEGUIDORES DE LA SANGRE
“La pasión Cristo no terminó en el Gólgota, hoy, todavía Jesús sigue crucificado derramando su sangre. La lucha contra la Iglesia y los cristianos es contra Cristo, porque los perseguidos son miembros del Cuerpo de Cristo. De este modo Cristo sigue sangrando, no sólo por la sangre de los mártires, sino por todas las torturas infligidas a sus fieles, por las humillaciones de sus ministros, por los insultos a su Vicario, por las iglesias quemadas y profanadas, por la caridad rota, por la calumnia... Gobiernos, escritores, oradores, filósofos… toda una coalición diversa de perseguidores que matan o entorpecen la obra del amor, la doctrina y la expansión de la Iglesia, prolongando así, la Pasión de Cristo, haciendo brotar más sangre de sus heridas” (L. Giordani. La sangre de Cristo). ¡Cuántas veces, incluso en nuestros días, el santo sacrificio debe celebrarse en secreto porque los sacerdotes están en la cárcel o son perseguidos! Hay un estribillo que dice así: ¡Cristo sí, sacerdotes no! Esta afirmación no es posible porque son los sacerdotes los que traen a Cristo a la tierra renovando el sacrificio agradable al Padre. La realidad que se deriva de esas palabras es una persecución contra el primer Sacerdote, Cristo. Dice Santa Catalina de Siena: “Si estás en contra de la Iglesia, ¿cómo vas a poder participar de la sangre del Hijo de Dios? ¡Quien desprecia a este dulce Vicario de Cristo, desprecia la sangre del Cordero!”.
Quizá pienses que tú no eres un perseguidor de la sangre de Cristo, pero conviene tener en cuenta que no sólo los que encarcelan, matan o persiguen son enemigos; también lo son aquellos que calumnian, odian, escandalizan a los demás con sus malos ejemplos o son indiferentes a la doctrina Existen los llamados parásitos de la sangre, es decir, los que se benefician de los frutos de la redención, pero no hacen nada por Cristo. ¡Cuántos piensan que están haciendo una gran concesión al sacerdote asistiendo a la iglesia el domingo! ¡Y por eso quieren ser venerados, elogiados y ayudados! ¡No! Debemos ser cristianos generosos, debemos profesar la fe por la fe y no por motivos ocultos. Debemos emplear todas nuestras energías por cooperar en la solidez de la Iglesia, nuestra madre.
EJEMPLO
El padre Rey relata un episodio acaecido durante el mes de la preciosa sangre que tuvo lugar en la ciudad de Petersburgo, durante la persecución bolchevique. Los revolucionarios, no teniendo un lugar para reunirse, habían decidido ocupar una iglesia al amanecer de aquel día. Algunos niños, al enterarse de que el templo sería profanado, entraron la noche antes para velar y, al día siguiente, cuando los soldados rompieron las puertas para acceder, se encontraron a todos los infantes arrodillados ante el altar. Invitados a salir, los niños se opusieron fuertemente. Entonces, los revolucionarios les apuntaron con sus armas, pero los pequeños no se movieron. Irritados por tanta firmeza dispararon matando a dos e hiriendo a los demás. Un niño herido y agonizante cuando fue llevado a su casa le dijo a su madre: - Nosotros defendimos a Jesús y los revolucionarios no se atrevieron a poner las manos en el Sagrario. No tengamos miedo a las persecuciones. Vanas son las esperanzas de los verdugos. La Iglesia nunca será destruida y la sangre de los mártires será la semilla fecunda de nuevos cristianos.
INTENCIÓN: Profesemos abiertamente nuestra fe y si no tenemos el privilegio de derramar nuestra sangre por Cristo, ofrezcamos el martirio de nuestro deseo.
JACULATORIA: ¡Jesús, corona de mártires, por los méritos de tu preciosa sangre, fortalece a los héroes de la fe!
ORACIÓN PARA TERMINAR CADA DÍA
Oración de San Gáspar de Búfalo
Oh, preciosa sangre de mi Señor,
que yo te ame y te alabe para siempre.
¡Oh, amor de mi Señor convertido en una llaga!
Cuán lejos estamos de la conformidad con tu vida.
Oh Sangre de Jesucristo, bálsamo de nuestras almas,
fuente de misericordia, deja que mi lengua,
impregnada por tu sangre
en la celebración diaria de la misa,
te bendiga ahora y siempre.
Oh, Señor, ¿quién no te amará?
¿Quién no arderá de agradecido afecto por ti?
Tus heridas, tu sangre, tus espinas, la cruz,
la sangre divina en particular,
derramada hasta la última gota,
¡con qué elocuente voz grita a mi pobre corazón!
Ya que agonizaste y moriste por mí para salvarme,
yo daré también mi vida, si será necesario,
para poder llegar a la bendita posesión del cielo.
Oh Jesús, que te has hecho redención para nosotros,
de tu costado abierto, arca de la salvación,
horno de la caridad,
salió sangre y agua, signo de los sacramentos
y de la ternura de tu amor,
¡Seas adorado y bendecido por siempre, oh Cristo,
que nos has amado y lavado en tu preciosísima sangre!
Amén.
V/. Alabada sea la Preciosísima Sangre de Jesús.
R/. Sea por siempre bendita y alabada.