jueves, 19 de septiembre de 2019

DIOS EXISTE Y ACTÚA. Homilía



Triduo P. Pio 2019
17 de septiembre
Impresión de la Llagas del Padre Pío

Comenzamos este triduo en honor al Padre Pío.  Coincide con la fiesta de la impresión de las llagas de san Francisco a quien la orden franciscana y los capuchinos tienen como padre fundador.
Nuestro querido padre Pío gozó también como su santo fundador de este don inmenso y maravilloso de llevar en su cuerpo las llagas del Crucificado durante 50 años, mereciendo ser llamado el Crucificado sin cruz.
El Padre Elías de Asís, el 3 de octubre de 1226, al anunciar a la orden franciscana la muerte del Seráfico Padre Francisco testimonia:
Ahora os anuncio un gran gozo y un nuevo milagro. El mundo no ha conocido un signo tal, a no ser en el Hijo de Dios, que es Cristo el Señor. No mucho antes de su muerte, el hermano y padre nuestro [Francisco] apareció crucificado, llevando en su cuerpo cinco llagas que son, ciertamente, los estigmas de Cristo. Sus manos y sus pies estaban como atravesadas por clavos de una a otra parte, cubriendo las heridas y del color negro de los clavos. Su costado aparecía traspasado por una lanza y a menudo sangraba.(…) Por tanto, hermanos, bendecid al Dios del cielo y proclamadlo ante todos, porque ha sido misericordioso con nosotros, y recordad a nuestro padre y hermano Francisco, para alabanza y gloria suya, porque lo ha engrandecido entre los hombres y lo ha glorificado delante de los ángeles".

Celebrar los estigmas de San Francisco, ha de llevarnos a la admiración y gratitud a Dios nuestro Señor que actúa en medio de la historia y nos abandona.
Los que no tienen fe y los incrédulos preguntan dónde esta Dios, cómo podemos saber que existe, qué pruebas tenemos… no lo preguntan porque quieran creer, sino mas bien movidos por la dureza de su corazón.  Por muchas razones que debemos y conversaciones que tengamos, no se convertirán porque se cumplen en ellos aquellas palabras del profeta que el mismo Salvador refirió a los fariseos: para que VIENDO VEAN PERO NO PERCIBAN, Y OYENDO OIGAN PERO NO ENTIENDAN, NO SEA QUE SE CONVIERTAN Y SEAN PERDONADOS. 
Dios existe – por mucho que el mundo moderno grite su muerte y se niegue a reconocerlo.
Dios existe y actúa: lo ha hecho a lo largo de la historia de la humanidad, con el pueblo de Israel particularmente, y lo ha hecho en la historia de la salvación en su Hijo Jesucristo a quien resucitó de entre los muertos. Dios actúa en la historia de la Iglesia y los santos son testigos privilegiados…
Hoy estamos imbuidos de racionalismo y se duda de todo –pensando que es un método científico para alcanzar la verdad-, pero no hay nada más contrario a la naturaleza humana que se basa en sus conocimientos en el testimonio y la confianza en los que nos precedieron. Si nos contasen lo de las llagas de san Francisco algunas se mofarían diciendo que son cosas de la edad media … pero es que lo mismo que san Francisco recibió, lo tuvo Padre Pío que lo tocamos con nuestra manos, que fue ayer mismo en el acontecer de la historia.
Es necesario renovar nuestra fe en Dios que obra milagros y prodigios, porque nuestra fe se fundamente no en un raciocinio, no en una experiencia sentimentaloide, no en una búsqueda nuestra interior, etc…
Dios existe, se ha dado a conocer, y se hace presente en la vida de los hombres. Él es el Dios con nosotros. Este es nuestra fe, esta es la fe que hemos de anunciar recordando aquellas palabras del Salvador: Id por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.

Celebrar los estigmas de San Francisco debe llevarnos a la gratitud. Ser agradecidos a Dios nuestro Señor que está en medio de nosotros y con cuidadoso cuidado se preocupa de nuestra salvación. Es cierto que Dios se puede ocultar en ciertas ocasiones, que Dios permite la prueba y los sufrimientos en nuestra alma para purificarnos y acrisolarnos…
San Francisco y P. Pío sabía mucho de esto… como el sufrimiento es necesario para nuestra redención y santificación… Pero a pesar de ello, Dios no abandona, Dios no se desentiende… al mismo tiempo que concede la prueba, concede la fuerza para soportarla y el consuelo…

Celebrar los estigmas de san Francisco es desear tener los mismos sentimientos del santo renovando nuestro amor a Dios y a la humanidad, por quienes nuestro Señor Jesucristo dio su vida. Días antes de la impresión de la llagas, el Fray León compañero de san Francisco dice que lo encontró orando en la cueva en la que vivió retirado los últimos años de su vida de este modo:
"Señor - decía con lágrimas en los ojos - dos gracias te ruego me concedas antes de morir: la primera, que sienta en mi cuerpo y mi alma, en la medida que sea posible, los dolores de tu acerbísima pasión; y la segunda, que sienta en mi corazón, aquel amor que te llevó a inmolarte por nosotros".
Esta oración del santo es la plena conformidad con Cristo. La vida cristiana es seguimiento de Cristo –pero no solamente paseando detrás de él o discípulos de boquilla-. Seguir a Cristo es reproducir en nuestra vida, la vida de Cristo: pobre, casto y humilde, crucificado por nosotros.
Tened en vosotros los mismo sentimientos de Cristo Jesús –exhorta el apóstol san Pablo a los Filipenses; y entona el cántico a la humildad de Cristo que siendo Dios se humilló, se hizo hombre, obedeció hasta la muerte y muerte de Cruz.
Seguir el camino de la cruz, de la humildad, de la obediencia, del sufrimiento es seguir a Cristo y conformarnos con él.
Sentimos miedo lógicamente y nos cuesta aceptarlo, pero es la mayor prueba de amor a Dios.
Decía Padre Pío: “Los ángeles sólo nos tienen envidia por una cosa: ellos no pueden sufrir por Dios. Sólo el sufrimiento nos permite decir con toda seguridad: Dios mío, mirad cómo os amo.”
Una vez se acercó un hombre al Padre Pío y le dijo:
Padre, tú amas aquello que yo temo. - Respuesta: Yo no amo el sufrimiento por el sufrimiento; lo pido a Dios, lo deseo por los frutos que me aporta: da gloria a Dios, me alcanza la salvación de mis hermanos en este destierro, libra a las almas del fuego del purgatorio, ¿y qué mas quiero yo?
- Padre, ¿qué es el sufrimiento? - Respuesta: Expiación.
- Y para usted, ¿qué es? - Respuesta: Mi alimento diario, mi ¡delicia!
Admirable y no lo comprendemos, nos cuesta. Pero tenemos que entender “que Dios no puede, no quiere salvarnos ni santificarnos –decía Padre Pío-  sin la cruz, y que cuanto más atrae a un alma hacia sí, más la purifica por medio de la cruz.”

Pidamos la intercesión de san Francisco y de nuestro querido Padre Pío para ser siervos fieles del Crucificado, conformar nuestra vida con la suya.
Pidamos: "Amar, Señor, como Tú ha amado, sufrir, como tú has sufrido.” Que así sea.