DÍA DÉCIMO
MES DEL
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
extractado de los escritos de la
B. MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
OFRECIMIENTO AL PADRE ETERNO.
Oración de Santa Margarita María Alacoque
Padre eterno, permitid que os ofrezca el Corazón de Jesucristo, vuestro Hijo muy amado, como se ofrece Él mismo, a Vos en sacrificio. Recibid esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos y actos de este Sagrado Corazón. Todos son míos, pues Él se inmola por mí, y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.
Se meditan los textos dispuestos para cada día.
DÍA DÉCIMO
Divinas liberalidades del Corazón Sagrado de Nuestro Señor Jesucristo, para con las almas que trabajan con empeño en procurar su gloria
En casi todas las cartas de la Beata, se encuentran las más dulces seguridades de las recompensas, reservadas por Nuestro Señor a aquellos que tienen celo por la gloria de su Corazón divino. Este celo, nos dice ella, es el medio más eficaz, para entrar en la amistad de este amable Corazón, para insinuarse íntimamente en sus gracias, para atraerse cada vez más la plenitud de su amor, para ganar la sagrada ternura de este divino Corazón, para ser del número de sus verdaderos amigos, de sus más amados, de sus más queridos y favorecidos, para ser mirado como objeto de sus complacencias, para llegar en fin, a ser delante de este Sagrado Corazón, como un perfume suavísimo. El Corazón Sagrado de nuestro buen Maestro no dejará sin recompensa vuestro celo santo, en darle a conocer, honrar y amar; aunque yo creo, que estamos suficientemente recompensados, con que nos juzgue dignos de hacerle algún servicio. Sí, bastante recompensa es agradarle. Dais a este Sagrado Corazón un placer, que Él os recompensará con indecibles en la eternidad.
¡Dichosos aquellos de quien se sirva, para el establecimiento de su reino! Paréceme que es como un rey, que no piensa en recompensar a sus vasallos, mientras duran las conquistas contra los enemigos; sino que más bien reserva los premios, para cuándo ya victorioso, reina sobre su trono. El adorable Corazón de Jesús quiere establecer en todos los corazones, el reino de su puro amor, arruinando y destruyendo el de satanás y creo que lo desea tanto, que promete grandes recompensas a aquellos, que de buena voluntad se empleen en esto, siguiendo los medios y luces, que les comunique.
¡Cuántas gracias de santificación y de salvación ha derramado este Corazón sobre sus devotos en el día de su fiesta! ¡Y con qué firmeza y ardor reitera las promesas, que les ha hecho, de no dejarlos perecer!
¡Si supieseis cuánto mérito y gloria se adquiere, honrando a este amable Corazón de Jesús y cuánta y cuán grande será la recompensa que dará a todos aquellos, que después de haberse consagrado a Él, no busquen más que honrarle! Sí, creo que la pura y recta intención aumentará tanto el mérito de sus acciones delante de Dios, que este excederá a todo cuanto pudieran hacer sin esta aplicación y pureza.
«Este divino Corazón os recompensará, no solamente en vuestra persona, sino en la de vuestros parientes y de todos aquellos por quienes os intereséis, a los cuales mirará favorable y misericordioso, para socorrerlos y protegerlos en todo, con tal que se dirijan a Él con confianza; porque tendrá un eterno recuerdo de cuanto se haya hecho por su gloria» Debéis creer que este Sagrado Corazón recordará con complacencia, durante toda la eternidad, cuanto hayáis hecho por Él. De suerte que algún día diréis, que aunque hubieseis padecido todos los tormentos de los mártires, os encontraríais más que suficientemente recompensados, aun cuando no fuese más que por el gran número de almas que este adorable Corazón quiere apartar, por este medio, de la perdición eterna» Y parece que el divino Corazón me ha hecho comprender, que muchos nombres estaban escritos en el libro de la vida, por sólo el gran deseo que tienen, de hacerle honrar; y que por esta razón no permitirá, que sean borrados jamás. Pero no me ha dicho que sus amigos no tendrán cruz; porque quiere que pongan toda su felicidad, en participar de sus amarguras.
«Mientras se entretenía así con su humilde esclava, le mostró e hizo entender, que se haría una corona con doce de sus almas más amadas y que le hubiesen procurado más gloria aquí abajo, y que las colocaría como doce estrellas alrededor de su Corazón Sagrado» En fin, la Beata termina así el relato de una de las gracias, de que fue favorecida, viendo a los ángeles presentar al divino Corazón, los corazones que tenían en las manos.
«Hubo varios cuyos nombres quedaron escritos con letras de oro en este Sagrado Corazón, en el cual algunos penetraron y se abismaron con avidez y placer de una y otra parte, diciendo: En este abismo de amor está nuestra mansión y eterno descanso. Y estos eran los corazones de aquellos, que más habían trabajado para hacer conocer y amar el de nuestro divino Maestro».
El Corazón de Nuestro Señor es un árbol de vida cuyos frutos deben ser distribuidos al mundo entero
«Nuestro adorable Salvador me ha hecho ver la devoción a su Corazón divino, como un hermoso árbol, que había destinado desde toda la eternidad, para que tomase su savia y sus frutos, y echase sus raíces en medio de nuestro Instituto, para extender en seguida sus ramas por las casas que le componen, a fin de que cada una pueda recoger sus frutos a su gusto, y según su deseo; aunque será con desigual hartura; porque esta será a medida del trabajo, del provecho, o de la buena disposición de aquellos, que se alimenten con ellos. Pero son frutos de vida y salvación eterna, que deben renovarnos en el espíritu primitivo de nuestra santa vocación. Me parece que nunca se ha aumentado tanto la gloria accidental de nuestro Santo Padre y fundador, como por este medio; pero este divino Corazón quiere, que las hijas de la Visitación distribuyan los frutos de este árbol sagrado con abundancia a todos aquellos, que deseen alimentarse de ellos, sin temor de que les falte; porque pretende, como hace ver a su indigna esclava, devolver la vida por este medio a muchos, apartándoles del camino de la perdición, arruinando el poder de satanás en las almas, para establecer en ellas el de su puro amor, que no dejará perder ninguna de aquellas, que se le hayan consagrado, para tributarle todos los homenajes de amor y de una sincera y franca voluntad, hasta donde lleguen sus alcances y no termina aquí; tiene todavía mayores designios, que no pueden ser ejecutados sino por su poder, que puede todo lo que quiere» El adorable Corazón de Jesús, si no me engaño, hace sentir complacencias inconcebibles a nuestro Santo Fundador; porque su devoción se establece y afirma en nuestro Instituto, con el fin de sostenerle y defenderle.
¡Oh! qué multitud de bienes y de gracias se ha propuesto derramar el Corazón de Nuestro Señor Jesucristo sobre este querido Instituto, en particular en las casas, que le procuren más honor y más gloria.
Las que se pongan bajo su protección adorable, obtendrán con abundancia el tesoro de sus gracias santificantes, por la unión de su caridad y la suavidad de su santo amor. Pero, Dios mío ¡cuán grande y lleno de misericordia es este amor! ¡Cuánta debe ser nuestra gratitud para con este divino Corazón, porque se ha dignado servirse de nosotras para hacerle conocer y amar! ¡Cuán dichosas seríamos, si pudiésemos dar nuestras vidas, para procurar la gloria de este amable Corazón!
Avisos de la Beata a sus novicias relativos al establecimiento de la Devoción al Sagrado Corazón
Me parece, que, por medio de vuestras pequeñas prácticas en honor del Sagrado Corazón de Jesús, os habéis ganado su amistad y que con la fidelidad que tenéis en cumplirlas, le causáis tanto placer, que os hacéis el objeto de sus amorosas complacencias; esto le satisface más que cuanto pudierais hacer; porque desea que este amable Corazón sea conocido, amado y honrado. Así que no podéis causarle mayor placer, que emplear en esto todas vuestras fuerzas. Creo que quiere. que os asegure de su parte, que mientras seáis fieles, no permitirá estéis en desgracia con su Corazón, el cual cuidará de vosotras mientras confiéis y os abandonéis a Él. Pensará en vosotras, si os olvidáis de vosotras mismas; pero ante todo quiere, que seáis humildes de corazón, como Él, y siempre ardientes en la caridad.
«Es verdad, mis muy queridas hermanas, que estáis muy obligadas a ello; pero me parece oír a Nuestro Señor, que vuestros nombres están grabados de un modo muy particular en su Sagrado Corazón, por el exceso de su amor. Pero aun estáis en libertad de borrarlos. Guardaos bien, de que os suceda esta desgracia, la cual sólo podría ocasionarla el pecado mortal, después de haberos apartado y alejado de Él; paréceme oír que Él no os abandonará, si no le despreciáis y olvidáis vosotras primero» Yo espero que todas le seréis fieles, y velareis tanto sobre vosotras, que no os ocurrirá esta desgracia; sino que, al contrario, os intimareis cada vez más en su amistad divina, a fin de que os consuma con sus divinas llamas y os reciba en su Corazón divino a la hora de la muerte. Pero esto no sucederá, sino después de haber luchado toda la vida. Es preciso pues estar dispuestas a sufrir y hacer todo sin cansarse nunca; porque los flojos y los tibios son desechados»
Aspiraciones al Sagrado Corazón de Jesús
¡Oh divino Corazón de Jesús viviendo en el Corazón de María, yo os suplico viváis y reinéis en todos los corazones y los consumáis en vuestro puro amor!
¡Oh Corazón liberalísimo, sed Vos solo el tesoro que nos baste!
¡Oh Corazón amante y deseable, enseñadnos a no amar ni desear sino a Vos!
Destruid en nosotros el reino del pecado, y estableced el de la virtud, a fin de que vuestra imagen quede perfectamente copiada en nuestras almas, y que sea un día digno ornato de vuestro palacio celestial. Así sea
PARA FINALIZAR
***
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
***
¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
***
Ave María Purísima, sin pecado concebida.