DE LAS BODAS DE CANÁ EN GALILEA.
DOMINGO V DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
MEDITACIONES
PARA EL TIEMPO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO
SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS
Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.
Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
DOMINGO V DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
DE LAS BODAS DE CANÁ EN GALILEA.
1.- Hiciéronse unas bodas en Caná de Galilea, y es taba allí la Madre de Jesús. Y Jesús fue convidado también (1). Toma de aquí las reglas que debes observar en la mesa. 1º. Conténtate con una parca comida, cual fue aquí la de estos pobres esposos. 2º. Sufre la falta del manjar y de la bebida, pues aquí llegó a faltar el vino. 3º. Estén contigo Jesús y María, ejemplares de modestia y de templanza, etc. Advierte después de esto lo que hizo la Madre. Y faltando el vino, dijo la Madre a Jesús: No tienen vino (2). Advierte las necesidades del esposo y las insinúa al Hijo: ¿Qué no esperarás de tan grande Madre? Expón las necesidades de tu alma. Ella propondrá al Hijo: No tiene el vino del fervor, del celo, de la caridad, del consuelo, etc. Ruégala que te lo alcance: Dícela Jesús: Mujer, ¿qué nos va a Mí y a Ti en eso? Aún no ha venido mi hora (3). Considera lo 1º., Da ocasión a la Madre de humillación, llamándola mujer, en lo que sabía se deleitaba. 2º. Enseña que atiende más al tiempo señalado por Dios, que a las súplicas de la Madre; ni se ha de complacer antes a éstas. No quieras tú determinar el tiempo de la gracia auxiliadora, sino confía, porque a su tiempo vendrá. Mucho suaviza sus males el que sufre con esperanza y longanimidad.
2.- Haced todo lo que os dijere (4). La santísima Vir gen, nombrada por su Hijo, no con la voz de madre, sino con la seca de mujer, aunque podía parecer había llevado el sonrojo de la repulsa, calla para confundir tu desabrimiento, que concibes de cualquiera palabra menos suave y atenta. Enséñate con su constante confianza, que aunque te parezca que no consigues lo que pides, no desesperes. Lo que a ti te toca es: Hacer todo lo que te dijere. Sola aquella esperanza no es confundida, que estriba y se afianza en las obras.
3.- Díceles Jesús: Llenad de agua las hidrias (5). Quiso a los necesitados dar el vino; pero no quiso darlo antes que pusiesen el agua. Quiere hacerte bien a ti; pero quiere que pongas algo de tuyo. Has de hacer de tu parte todo cuanto puedas hasta lo sumo. ¿De dónde proviene que tienes tan poco, sino de que con tan poco has concurrido? Poco vino hay en ti de consuelos, porque no has llenado el corazón del agua de la compunción. Fue celebrado este vino. Todo hombre pone primero el buen vino; pero tú para lo último has reservado el mejor (6). Lo que usa Cristo es muy diverso de lo que usa el mundo y la carne. Estos después de unos deleites momentáneos ofrecen el vino de la inquietud y congoja. Jesucristo da a beber primero amarguras; mas al fin da los verdaderos consuelos del alma. Elige una de estas dos cosas. Mas advierte que lo último ha de ser eterno.
(1) Joan., 2. (2) Ibid. (3) Ibid. (4) Ibid.
(5) Joan., 2. (6) Ibid.
ORACIÓN PARA FINALIZAR
TODOS LOS DÍAS:
Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…
Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…
¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.