sábado, 5 de febrero de 2022

SANTA ÁGUEDA, VIRGEN Y MÁRTIR. 5 DE FEBRERO

5 de febrero

Santa Águeda, virgen  y mártir

 

Águeda, Virgen siciliana de padres nobles, Palermo y Catania se disputan su cuna. Consiguió la corona del martirio en Catania, durante la persecución de Decio. Distinguiéndose la virgen Águeda por su hermosura y por su castidad, Quinciano, pretor, se enamoró de ella. Intentando que accediera a sus deseos, no pudiendo quebrantar la resolución de Águeda, la detuvo por profesar la fe cristiana, y la entregó a Afrodisia, para corromperla. Pero no pudiendo Afrodisia disuadirla de la fe cristiana, ni vencer su voluntad de ser virgen, manifestó a Quinciano su fracaso cerca de Águeda. Mandó entonces el pretor que la virgen le fuese presentada. Así que la vio, le dijo: “¿Acaso no te avergüenzas, siendo tú de noble linaje, de llevar la vida humilde y servil de los cristianos?” A lo cual respondió Águeda: “Es mucho más excelente la humildad y la servidumbre de los cristianos que las riquezas y soberbia de los reyes”.

Airado el pretor, le dio a escoger entre adorar a los dioses o sufrir tormentos. Mas, por ser constante en la fe, la mandó abofetear, y la envió a la cárcel. Al día siguiente la sacaron, pero como fue firme en el propósito, la atormentaron con planchas candentes en el caballete. Luego le cortaron el pecho. Durante este suplicio, la virgen, decía a Quinciano: “Cruel tirano: ¿no te avergüenzas de cortar a una mujer el miembro de donde tomaste el alimento materno?”. Otra vez encarcelada, por la noche la curó un anciano, que dijo ser Apóstol de Cristo. Fue otra vez llamada por el pretor, y por perseverar en la confesión de Cristo, fue revolcada sobre tiestos quebrados y carbones encendidos.

Mientras atormentaban a la invencible virgen, hubo en la ciudad un terremoto, y al desplomarse dos paredes, fueron aplastados Silvino y Falconio, familiares del pretor. Por ello, se conmovió el pueblo, y temeroso Quinciano de que se alborotara, ordenó que Águeda, medio muerta, fuera llevada a la cárcel. Allí la Santa rogó a Dios: “Oh, Señor, Vos que desde mi infancia me habéis guardado; que arrancasteis de mi corazón el amor del mundo; que me hicisteis superior a los tormentos de los verdugos, recibid mi alma”. Mientras oraba, voló al cielo, el día 5 de febrero. Fue sepultada por los cristianos.

 

Oremos.

Es una maravilla de tu poder, Señor, el triunfo por el martirio de la mujer indefensa; concédenos, a quienes celebramos la victoria de Santa Águeda, virgen y mártir, caminar hacia ti siguiendo sus ejemplos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.