Comentario al Evangelio. Catena Aurea
LUNES
DE LA I SEMANA DE CUARESMA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Orígenes, homilia
34 in Matthaeum
Volverá con gloria para que su
cuerpo aparezca transfigurado como lo fue en el monte. Su asiento debe
entenderse lo más perfecto de los Santos de quienes está escrito: "Porque
allí se colocaron los tronos para el juicio" ( Sal 121,5); o ciertas
virtudes angélicas, de las que se dice: Sean Tronos o Dominaciones ( Col 1,16),
etc.
No entendamos que serán
reunidos ante El en un local todos los pueblos porque ya no estarán dispersos
por muchos y falsos dogmas sobre El. Se hará patente la Divinidad de Cristo,
para que no sólo ninguno de los justos, sino ninguno de los pecadores lo
ignoren. Ya no aparecerá el Hijo de Dios en un lugar y en otro no, sino como
dio a entender El mismo con la comparación del relámpago. Mientras, pues, los
malos no se conocen, ni conocen a Cristo, y los justos sólo lo ven como por
espejo y enigma, no están separados los buenos de los malos. Pero cuando por la
aparición del Hijo de Dios entraren todos en el conocimiento de sí mismos,
entonces el Salvador separará a los buenos de los malos, por lo que sigue:
"Y los separará unos de otros", etc. Por cuanto los pecadores
conocerán sus delitos y los justos verán patentes los frutos de su justicia que
les acompañaron hasta el fin. Se llaman ovejas los que se salvan, por la
mansedumbre con que aprendieron de Aquél que dijo: aprended de mí, que soy
manso ( Mt 11,29); y por cuanto estuvieron dispuestos hasta sufrir la
muerte, imitando a Jesucristo, que como oveja fue llevado a la muerte
( Is 53,7). Los malos, en cambio, son llamados cabritos, los que
trepan los más ásperos peñascos y caminan por sus precipicios.
Los Santos, pues, que obraron
obras derechas, recibieron en premio de sus obras derechas la derecha del Rey,
en la cual está el descanso y la gloria. Pero los malos por sus obras pésimas y
siniestras, cayeron en la siniestra, esto es, en la tristeza de los tormentos.
Continúa: "Entonces dirá el Rey, etc". Venid, para que, habiendo
estado unidos perfectamente con Jesucristo, alcancen aun lo que más
insignificante había sido para ellos; y añade: "Benditos de mi
Padre", para que se manifieste la grandeza de la bendición de ellos, pues
con preferencia son benditos del Señor que hizo el cielo y la tierra
( Sal 113,15).
Y a causa de su humildad se
proclaman indignos de alabanza por sus buenas obras; no por haberse olvidado de
aquello que hicieron, pues El mismo les muestra su compasión en los suyos. Por
esto sigue diciendo: Entonces le responderán los justos: ¿Cuándo te vimos?
etc.
Así como había dicho a los
justos, venid ( Mt 25,34), así también dice a los inicuos, apartaos.
Los que guardan los Mandamientos de Dios, están más próximos al Verbo y son
llamados para que se aproximen todavía más. Pero están muy alejados de El
(aunque parece que le asisten) los que no cumplen sus Mandamientos, por esto oyen,
apartaos, para que los que al presente parecen estar en su presencia, después
ni siquiera le vean. Y hay que advertir que a los escogidos se ha dicho:
"Benditos de mi Padre" ( Mt 25,34); mas no se dice ahora:
malditos de mi Padre, porque el dispensador de la bendición es el Padre; mas el
autor de la maldición es para sí mismo cada uno de los que han obrado cosas
dignas de maldición. Los que se apartan de Jesús, caen en el fuego eterno, el
cual es de distinta naturaleza del fuego de que hacemos uso: pues ningún fuego
es eterno entre los hombres, y ni siquiera de mucha duración. Y ten presente
que no dice que el reino está preparado, en verdad, para los ángeles, mas sí
que el fuego eterno lo está para el diablo y para sus ángeles. Porque por lo
que a El toca, no ha creado a los hombres para que se pierdan, pero los que
pecan son los que se unen con el diablo, para que así como los que se salvan
son comparados a los ángeles santos, de la misma manera sean comparados a los
ángeles del diablo los que perecen.
O tal vez aquel fuego tenga tal
sustancia, que siendo invisible queme las cosas invisibles; a esto se refiere
lo que dice el Apóstol: "Las cosas que se ven son temporales; mas las que
no se ven son eternas" ( 2Cor 4,18). No te admires, pues, cuando
oigas que el fuego es invisible y castigador, y cuando veas que el calor se
aproxima y atormenta no poco interiormente a los cuerpos. Continúa:
"Porque tuve hambre, y no me disteis, etc." Se escribió a los fieles:
"Vosotros sois cuerpo de Cristo" ( 1Cor 12,27). Luego así
como el alma que habita en el cuerpo, aun cuando no tenga hambre respecto a su
naturaleza espiritual, tiene necesidad, sin embargo, de tomar el alimento del
cuerpo, porque está unida a su cuerpo, así también el Salvador, siendo El mismo
impasible, padece todo lo que padece su cuerpo, que es la Iglesia. Y ten en
consideración que, cuando habla a los justos, cuenta sus beneficios
enumerándolos de uno en uno, mas cuando lo hace a los inicuos, abreviando la
narración, juntó en una ambas palabras, diciendo: "Enfermo y en la cárcel,
y no me visitasteis", etc. Porque propio era de la misericordia del Juez
publicar con más encomio y ampliar las obras buenas de los hombres, y hacer
mención transitoriamente y abreviar sus maldades.
Advierte que los justos se
paran en cada una de las palabras; y los réprobos no lo hacen así en cada una,
sino que pasan por ellas ligeramente: porque es propio de los justos, a causa
de su humildad, desmentir diligentemente y de una en una sus buenas obras,
narradas en presencia de los mismos. Y es propio de los hombres malos, para
excusarse, dar a entender que no tienen culpas, o que son leves y pocas; y esto
mismo lo indica la respuesta de Jesucristo. Por esto continúa: "Entonces
les responderá: En verdad os digo: que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos
pequeñitos", etc. Y queriendo demostrar que las acciones buenas de los
justos son sublimes, y que las culpas de los pecadores no son sublimes, dice a
los justos: "Por lo mismo que lo hicisteis a uno de mis hermanos pequeñitos",
mas al referirse a los inicuos, no añadió la palabra hermanos. Porque
verdaderamente, los que son perfectos, son sus hermanos: más agradable es a
Dios la obra buena que se hace en obsequio a los más santos, que la que se hace
en obsequio a los menos santos; y es culpa más leve desdeñar a los menos santos
que a los más santos.
Advierte que, habiendo dicho
primeramente: Venid ( Mt 25,34), benditos, dice después: Apartaos,
malditos ( Mt 25,41): porque es propio del buen Dios recordar primero
las acciones buenas de los buenos, que las malas de los malos. En este lugar
nombra primero la pena de los malos y luego la vida de los justos, para que
evitemos primero los males (que son causa del temor); y luego apetezcamos los
bienes (que son causa del honor).
Pero no piensan algunos que tan
sólo es digno de premio este medio de justificación, sino también cualquier
otro de los que mandó Jesucristo, porque da de comer y beber a Jesucristo el
que alimenta a los fieles con la verdad y la justicia. Asimismo vestimos a
Cristo desnudo, cuando enseñamos a algunos, vistiéndoles con las ropas de la
sabiduría, y entrañas de misericordia. Le recibimos como peregrino en la casa
de nuestro pecho, cuando preparamos nuestro corazón y el de nuestros prójimos,
para recibir diversas virtudes. Igualmente cuando visitáremos a nuestros
hermanos enfermos en la fe o en las costumbres, enseñándoles, reprendiéndoles o
consolándoles, al mismo Cristo visitamos. Finalmente, todo lo que aquí en el
mundo existe, es cárcel de Cristo y de los suyos, que se encuentran como
prisioneros y encarcelados por las exigencias del mundo y las necesidades de la
naturaleza. Cuando, pues, les hiciéremos bien, les visitamos en la cárcel y a
Jesucristo en ellos.