COMENTARIO AL
EVANGELIO CATENA AUREA
MARTES
DE LA II DE CUARESMA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Comentario de San
Jerónimo
Por lo tanto, como el Señor
había dado los mandatos de la ley por medio de Moisés, los cumplió hasta el
extremo como decía el Deuteronomio: "Llevarás los preceptos en tu mano, y
los tendrás siempre a la vista" ( Dt 6,8). Lo que quiere decir: que estén
mis preceptos en tu mano, y los cumplirás con las obras; estén ante tus ojos,
para que medites en ellos de día y de noche. Los fariseos interpretando esto en
mal sentido, escribían en pergamino el Decálogo de Moisés, esto es, los diez
preceptos de la ley, llevándolos plegados y atados sobre la frente, formando
con ellos una especie de corona, de modo que siempre los tenían delante de sus
ojos. También había mandado Moisés, que llevasen en las cuatro puntas de sus
mantos cenefas de jacintos, como distintivo del pueblo de Israel, para que, así
como se distinguían en sus cuerpos de los gentiles por medio de la circuncisión
-que era un signo judaico, así el vestido llevase también alguna diferencia
(ver Núm 15,38). Pero los maestros, como supersticiosos, deseando captar la
atención de los demás, y apeteciendo las ganancias que podrían obtener de las
mujeres, hacían sus cenefas más grandes, y ataban en ellas espinas agudísimas,
para que al andar y al sentarse se punzasen, y con esta advertencia pudiesen
consagrarse mejor al ministerio del servicio divino. Llamaban a aquella especie
de distintivo, filacterías del Decálogo; tablas en que están escritos los
nombres de los jueces, esto es, conservadurías, porque todos los que las tenían
las conservaban para defenderse y protegerse a sí mismos. No entendían los
fariseos que debían llevar estos preceptos más bien en su corazón que en sus
cuerpos. De otro modo, quedaban reducidos a ser armarios o cajas que tienen
libros, pero que no conocen a Dios.