miércoles, 21 de febrero de 2018

LA PENITENCIA BORRA EL PECADO Y LA SABIDURÍA LO EVITA. San Ambrosio






COMENTARIO AL EVANGELIO CATENA AUREA

MIERCOLES DE LA I SEMANA DE CUARESMA
Forma Extraordinaria del Rito Romano

Comentario de san Ambrosio
Para que conozcamos que cuando empieza a descomponerse el pueblo de la sinagoga empieza a ensalzarse la santidad de la Iglesia. Así como Jonás fue un prodigio para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para los judíos. Por esto añade: "Piden un prodigio y no se les dará otro prodigio que el del profeta Jonás".
El prodigio de Jonás fue una figura de la pasión del Señor y a la vez una manifestación de los graves pecados que los judíos cometieron; en ello podemos advertir juntamente el oráculo de la majestad y el indicio de la piedad. Porque con el ejemplo de los ninivitas se anuncia el suplicio y se demuestra el remedio; de allí que los judíos no deben desconfiar de obtener el perdón, si quieren hacer penitencia. 
Por tanto, también al condenar al pueblo de los judíos se expresa claramente el misterio de la Iglesia, la que, como la reina del Mediodía, se reúne de todos los confines del mundo para aprender la sabiduría y oír las palabras del pacífico Salomón. Verdaderamente reina, cuyo reino, formando un solo cuerpo de pueblos diversos y distantes entre sí, es indivisible. 
Según este misterio, la Iglesia consta de dos partes: unos son los que no conocen el pecar, lo que es propio de la reina del Mediodía; otros los que dejan de pecar, lo que corresponde a los ninivitas que hacen penitencia. La penitencia borra el pecado y la sabiduría lo evita.