martes, 20 de febrero de 2018

EL ROSARIO DE HOY CON LOS SANTOS FRANCISCO Y JACINTA MARTO





Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: Se celebra hoy la fiesta de los hermanos Francisco y Jacinta Marto,  a quienes, junto con su prima Lucía, se les apareció la Virgen María en Fátima (Portugal) para pedirle oración y sacrificios por el Papa, la paz y los pobres pecadores.
Ambos aceptaron el mensaje de la Señora y en medio de las dificultades y la enfermedad brillaron  por la suavidad de costumbres, la perseverancia en los sufrimientos y en la fe, y también por la asiduidad en la penitencia y la oración.
Con sus palabras meditamos el santo rosario y lo ofrecemos por las intenciones que ellos mismos tenían: consolar a Nuestro Señor y Nuestra Señora, para convertir a los pecadores, por el Papa y la paz.
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración de Jesús en el Huerto
"¿Nuestro Señor aún estará triste? Tengo tanta pena de que El este así. Le ofrezco cuanto sacrificio yo puedo." Beato Francisco
2. La flagelación de Jesús atado a la columna.
“Los pecados que llevan más almas al infierno son los de carne. Han de venir unas modas que han de ofender mucho a Nuestro Señor. Los pecados del mundo son muy grandes.” Beata Jacinta
“La mortificación y el sacrificio agradan mucho al Señor.” Beata Jacinta
3. La coronación de espinas
“"Bastante, pero no me importa. Sufro para consolar a Nuestro Señor y en breve iré al cielo.".Beato Francisco
4. Nuestro Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“Si los hombres supiesen lo que es la eternidad harían todo por cambiar de vida. Los hombres se pierden porque no piensan en la muerte, ni hacen penitencia.” Beata Jacinta
He visto al Santo Padre en una casa muy grande, de rodillas, delante de una mesa, llorando con las manos en la cara. Fuera de la casa había mucha gente: unos le tiraban piedras, otros le maldecían y decíanle cosas muy feas. ¡Pobrecito Santo Padre!, tenemos que rezar mucho por él. Beata Jacinta
5. La crucifixión y muerte del Señor
“.¡Pobrecito Nuestro Señor! Yo no he de cometer nunca ningún pecado. No quiero que Nuestro Señor sufra más.” Beata Jacinta