lunes, 5 de diciembre de 2022

DÍA 6. EL SEÑOR HA CRIADO UNA COSA NUEVA SOBRE LA TIERRA. San Alfonso María

6 de diciembre

EL SEÑOR HA CRIADO UNA COSA NUEVA SOBRE LA TIERRA

 

ORACIONES PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS:

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y digamos: 

                        

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. 

Se reza tres veces Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo

 

Gloria al Padre

y al Hijo

y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,

ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

 6 de diciembre

EL SEÑOR HA CRIADO UNA COSA NUEVA SOBRE LA TIERRA.

 

Antes de venida del Mesías el mundo estaba sepultado en una noche tenebrosa de ignorancia y de pecados. Apenas el verdadero Dios era conocido en un solo ángulo de la tierra, a saber, en Judea. En lo restante reinaba la más espantosa idolatría. Todo lo ocupaba la noche del pecado, el cual, ciega a las almas y las llenas de vicios y las priva de ver el miserable estado en que viven, enemigas de Dios, condenadas al infierno; pudiendo decir con el Salmista: Pusiste tinieblas y fue hecha la noche; en ella transitarán todas las bestias de la selva.

De estas tinieblas, pues, vino Jesús a libertar al mundo. Lo libró de la idolatría, dando a conocer al verdadero Dios y lo libró del pecado con la luz de su doctrina y de sus divinos ejemplos; pues, como dice san Juan: Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Predijo el profeta Jeremías que Dios debía crear un nuevo niño, para ser el Redentor de los hombres: Creavit Dominus novum super terram.

Este nuevo niño fue Jesucristo; Él es el Hijo de Dios, que enamora al paraíso y es el amor del Padre, el cual habló de esta manera: Este es mi Hijo el amado, en quien yo mucho me he complacido.

Y este Hijo es aquel que se ha hecho niño, habiendo dado más gloria y honor en el primer momento que ha sido criado que le han dado y estarán para darle todos los Ángeles y Santos juntos por toda una eternidad. Por esto en el nacimiento de Jesús cantaron los ángeles: Gloria a Dios en las alturas. Ha dado, repito, a Dios más gloria Jesús aún niño, que le dieron todos los hombres juntos.

Cobremos, pues, ánimo nosotros, pobres pecadores. Ofrezcamos al eterno Padre este Infante. Presentémosle las lágrimas, la obediencia, la humildad, la muerte y los méritos de Jesucristo, y recompensaremos a Dios las injurias que le hemos hecho con nuestras ofensas.

 

AFECTOS Y SÚPLICAS

¡Oh, mi Dios eterno! yo os he deshonrado posponiendo tantas veces vuestra voluntad a la mía y vuestra santa gracia a mis viles intereses y miserables satisfacciones.

¿Qué esperanza de perdón habría para mí si Vos no me hubieseis dado a Jesucristo precisamente a este fin, para que fuese la esperanza de nosotros pecadores?

Él es, dice el Apóstol, propiciación por los pecados nuestros. Sí, porque Jesucristo, sacrificándoos la vida en satisfacción de las injurias que nosotros os hemos hecho, os ha dado más honor que nosotros deshonra con nuestros pecados. Recibidme, pues, ¡oh, Padre mío!, por amor de Jesucristo.

Me arrepiento, ¡oh, bondad infinita!, de haberos ultrajado: He pecado contra el cielo y en vuestra presencia; no soy digno de llamarme hijo tuyo.

Ciertamente yo no soy digno de perdón, pero es digno Jesucristo de ser oído de Vos. Él os rogó por mí un día en la cruz: Pater ignosce, y ahora en el cielo os está diciendo, que me recibáis por hijo: Tenemos por abogado con el Padre a Jesucristo, que intercede por nosotros (Jn 2, 1);- dice san Juan.

Recibid a un hijo ingrato que antes os dejó, más ahora vuelve resuelto a amaros otra vez. Sí, Padre mío, yo os amo y quiero siempre amaros. ¡Ah! Padre mío, ahora que he conocido el amor que me habéis tenido y la paciencia con que me habéis sufrido tantos años, no me fío de vivir más sin amaros.

Dadme un grande amor, que me haga siempre llorar los disgustos que os he dado a Vos, Padre mío, tan bueno, y me haga siempre arder de amor hacia un Padre tan amante.

Padre mío, yo os amo, yo os amo.

¡Oh, María! Dios es mi Padre y Vos sois mi Madre. Todo lo podéis con Dios. Ayudadme. Alcanzadme la santa perseverancia y su santo amor.

 

 

 

PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS

 

Concluyamos nuestra oración implorando la intercesión de la santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca san José:

 

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma para celebrar el nacimiento de tu adorable Hijo.

¡Oh dulcísima Madre!, concédenos recibir a tu Hijo con tu pureza, humildad y devoción, tu profundo recogimiento y divina ternura para que seamos un día dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

 

Oración a San José

Oh Santísimo San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Por el amor que le tuviste al Divino Niño, te ruego la gracia de abrasarme en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente hasta que lo vea y goce en el cielo. Amén. 

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santos Patriarcas, Profetas y justos que aguardasteis la llegada del Mesías, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.