EJERCICIOS ESPIRITUALES. Día 27
Al comenzar cada día.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
DE SAN IGNACIO DE LOYOLA
Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento
y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.
Vos me disteis,
a Vos, Señor, lo torno.
Todo es Vuestro:
disponed de ello
según Vuestra Voluntad.
Dadme Vuestro Amor y Gracia,
que éstas me bastan.
Amén.
Antes de comenzar la meditación, siguiendo el consejo de san Ignacio, “pide gracia a Dios nuestro Señor para que todas tus intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su Divina Majestad.”
Se guarda unos segundos de silencio.
Se lee el punto de cada día, son sentencias cortas, para meditar y pensar. No leas apresurado.
San Ignacio recomienda la repetición de la meditación: Es conveniente a lo largo del día, volver sobre lo meditado.
DÍA 27.- LA TRAICIÓN DE JUDAS
Judas sería hombre bueno.
No hemos de pensar que Jesús escogiese a un perverso.
Era el administrador de las limosnas que recibía Jesús.
Poco a poco se aficionó al dinero. Esto le perdió.
Aumento la pasión. ¡Cuántos esclavos tiene hoy!
Judas no hacía caso de los avisos de Jesús.
Un año antes de la traición ya Jesús le llamó demonio.
Llegó la ocasión y Judas vendió a Jesús por 30 monedas de plata.
A pesar de esto, Jesús le llama amigo, quería salvarle.
¡Si hubiera pedido perdón a Jesús, hoy sería un santo!
Acabó mal.
No desconfiemos nunca de la bondad de Jesús.
***
Oh Jesús, os he vendido por un vil y miserable interés.
Por una pasión no reprimida.
Por un respeto humano.
Si seguí a Judas pecando, no le seguiré en la impenitencia.
Para finalizar cada día.
CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A Ti, celestial Princesa,
Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida.