EJERCICIOS ESPIRITUALES. Día 24
Al comenzar cada día.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
DE SAN IGNACIO DE LOYOLA
Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento
y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.
Vos me disteis,
a Vos, Señor, lo torno.
Todo es Vuestro:
disponed de ello
según Vuestra Voluntad.
Dadme Vuestro Amor y Gracia,
que éstas me bastan.
Amén.
Antes de comenzar la meditación, siguiendo el consejo de san Ignacio, “pide gracia a Dios nuestro Señor para que todas tus intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su Divina Majestad.”
Se guarda unos segundos de silencio.
Se lee el punto de cada día, son sentencias cortas, para meditar y pensar. No leas apresurado.
San Ignacio recomienda la repetición de la meditación: Es conveniente a lo largo del día, volver sobre lo meditado.
DÍA 24.- JESÚS ENTRA EN JERUSALÉN.
Jesús sabe que entra en Jerusalén para morir.
Quiso entrar humildemente, pero con gran solemnidad.
Para que fuesen mayores sus humillaciones.
No entra como los emperadores romanos, coronado de laurel.
Entra montado en un jumentillo entre vítores y aplausos.
“Bendito el que viene en el nombre del Señor.”
Los buenos saltan de gozo. Los malos se enfurecen.
Jesús llora. Sabe los males que caerán sobre el pueblo.
Aquel mismo pueblo, dentro de poco pedirá su muerte.
Inconstancia del corazón humano. ¿Eres tu constante?
¿No prometes seguir a Jesús, y luego le ofendes?
***
Oh Jesús, me enseñáis a ser humilde entre los hombres.
No quiero entristeceros con mi conducta de mal cristiano.
Quiero ser constante en mis buenos propósitos.
Para finalizar cada día.
CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A Ti, celestial Princesa,
Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida.